El sacachapas de cuatro estrellas.
(Por Jose_MB)
Queridos traperos, los que me conocen ya saben que entre mis múltiples habilidades se encuentra la de la facilidad por encontrarme siempre metido en medio en berenjenales múltiples. En honor a la verdad tengo que decir que un alto porcentaje de estos sucedidos son de naturaleza bastante simpática, y debe ser por esa razón por la que me invitan tanto a asaderos, cenas y demás eventos gastro-etílicos.
Pues bien, en esta ocasión, si no fuera porque me han fastidiado las pocas vacaciones que he podido disfrutar este año y porque lo que me ha sucedido puede que sea un reflejo de nuestro principal monocultivo, la cosa sería pa´ partirse de risa.
Como ya he dicho antes, he disfrutado de un cachito de vacaciones pero dividido en dos periodos, uno a finales del mes de julio y el otro a finales de agosto. En ambas ocasiones, decidí trasladarme al sur de la isla de Gran Canaria, a sitios muy dispares entre sí pero con resultados muy similares Les cuento, pero por favor, sin ningún tipo de coña cuando me vean por ahí, que aún me dura la calentura
Corría allá por el mes de julio cuando mi hombre (yo) carga su coche, mujer y niño (como en los chistes del periódico) y se traslada más contento que unas castañuelas a un complejo de bungalows cercanos al centro Comercial Faro 2, para más señas, recomendados por un conocimiento que tengo en una agencia de viajes
Hasta aquí todo normal ¿no? Incluso se podría decir que típica imagen autóctona estival. Ahora comienza lo bueno.
Llegamos; complejo cerrado con llave; nadie en recepción; recepción también cerrada; cartel cochambroso apunto de salir disparado por el viento en el que se leía para cualquier asunto llamar al teléfono .; como lo mío creí que era un asunto llamé; el niño impertinente con el calor y todo esto fuera de la cancela que rodeaba al complejo; mucho mucho calor; nos abre señora de la limpieza que, con guantes de faena y delantal no introduce por encima de una especie de montaña de ropa sucia y nos da por fin unas llaves; atravieso pasillos flanqueados por terrazas, la mayoría de ellas llenas de personas canarias y algún que otro guiri parapetado tras 30 ó 40 botellas de smirnof y tetra-briks de sangría; en el paseo observo restos de jardines donde entre tanta basura han podido sobrevivir algunas pocas especies vegetales -; llego a la terraza de mi bungalow; niño llorando; recojo botella Heineken rota; introduzco llave en cerradura (con mano derecha, izquierda transportando los cristales); abro; me da la bienvenida un comité de hormigas con banda de cornetas y tambores incluída; pinturas rupestres a base de cafenesconleche, chocolate, ketchup, humedades y espero que no fueran restos de fluidos amorosos ( a los efectos que había un menor, restos de café con leche).
Yo que soy un tío optimista, a esto no le doy ningún tipo de importancia y observo a mi mujer también muy contenta niño ¡que te calles ya!
Abro dormitorio; entro dormitorio; más hormigas (estaban escondidas para saludar cuando encendiera la luz como en las pelis americanas - ).
Venga, no pasa nada, control, mucho control, mucha energía positiva que diría Zambraca.
Protector, bañador y a la piscina; exceso de cloro; ¡papá me pican los ojos!; ¡eso no es nada niño!, lo jodido es el cable ese negro unido a una lámpara que flota y que sale de la pared; ¡ese cable no se toca!; ¡coño que hay dos! ¡Tampoco éste!; cuidadito cuando te bañes, no te choques con estos cables; el agua transparente, eso sí; vamos a la hamaca; no hay hamaca; sombrillas mucho menos (solo 4 en todo el recinto); ah mira sí allí queda una libre; no se puede rodar para ganar algo de intimidad, está atada por cadenas.
Segundo día, comienza una de las mayores olas de calor que se han registrado en Canarias en todos los tiempos. No importa, yo contento, me entretengo en ver corretear a las hormigas por mi cueva rupestre
Otros detalles dignos de destacar: baño con apliques totalmente oxidados, placa que calienta mucho, mucho en el 1 y enfría en el 3 (¿qué te parece?, ¡siempre me han gustado las papas fritas preparadas a fuego lento!), sábanas adicionales para la cama de mi hijo agujereadas por varios sitios con lo que parecían quemaduras de cigarros, televisión devoradora de monedas de 1 euro, iluminación tenue romántica cegante de la cueva
Tercer día: agua piscina ya no molesta cloro; agua pelín turbia optimista; cable practicando natación sincronizada; no pasa nada.
Tercer día coincide con sábado, familias de todos los bungalows ocupados, invitadas. Jolgorio puta madre en el agua, que al lo largo del día iba cambiando de tono: Seguimos en plena ola calor, no lo olviden. Menos hamacas, mismas sombrillas, más protector.
En el cuarto día traslado forzoso a la capital de la isla. Sopita y pon en playa de Las Canteras, para depurarnos algo de la piscina. Intento dormir en mi casa, se consigue dar una cabezada. Volvemos a Altamira.
Concluimos los dos días que nos quedaban, mi hijo le puso nombre a las hormiguitas como si del ganado de Heidi se tratara, cerrábamos los ojos al entrar en la piscina, con el convencimiento total de que las manchas del sofá seguían siendo de café con leche, además seguro y no admito coña
Por lo tanto, muy bien, mi sistema inmunitario perfecto, yo contento, mi mujer más y el angelito llorando porque volvíamos a casa.
Hasta aquí normal, ¿no? En vista del éxito obtenido planteo el segundo periodo vacacional en otro estilo diferente al primero.
Gloria Palace Amadores 4 ****, Media pensión, dos adultos y un niño (los mismos de antes). Coche con menos cargamento que la otra vez. ¡Esta vez no fallo!, me imagino flotando en la talasoterapia, jacuzzis y chorritos por todos lados, relax total.
Llego, aparco, mala cara en recepción, le he fastidiado el bocadillo alguno. Mi mujer y yo nos miramos ¿Altamira? No, no puede ser tiene 4 ****, control, mucho control, si hay que rellenar las dos fichas estas, se rellena y punto.
Habitación tranquilita según la cataloga el hotel, justo dentro del barco pirata de la zona infantil y encima de la galería de tiro con arco y carabina, justo al lado del solarium con una intimidad del carajo la vela. Suelto maleta y vuelvo al del bocadillo interrumpido en recepción, solicito cambio y me comunican que está lleno total y no puede ser. ¡Felicito por éxito empresarial y llamo a mi agencia!
Antes de ver el espectáculo que ofrecía esa noche el hotel, solicitamos en recepción un poquito agua, por favor. Porque no les había dicho que en un hotel de 4 **** hay nevera, sí, pero totalmente vacío, por si alguien no quiere tomar nada o irse con aire fresco. Detallazo. Yo iluso pregunto que si ha habido algún error en mis dos habitaciones o coincidencia de esas tontas. No, es totalmente normal. El que quiera agua que la solicite `previamente al servicio de habitaciones, que tras tres horas de espera (y no exagero), una segunda llamada a recepción en tono mosqueo y tres euros además del precio de las botellas, se le sube a la habitación, sin ningún tipo de problema. Doce menos cuarto de la noche, niño durmiendo plácidamente, timbre, abro la puerta, camarera-guiri, bandeja, dos con gas y tres sin gas, no copas, no servilletas, no SACACHAPAS. Hablamos durante unos segundos en arapahoe, mucho bueno caracolo, acordamos quitar chapa 1 con gas otra sin gas el resto, quedan con chapa en nevera.
Día siguiente, cambio de habitación piso más alto, vistas al mar preciosas (ahora sí y sin coña), ideal. ¿Todo bien? Pues no, olor-fecal-modalidad bajante estrecho-puta madre, repartido gracias a aire acondicionado y activado de tal manera que si abrías puerta terraza para salida del tufo, se paraba el acondicionado. Es decir, o tufo o calor, Aaaah, haber elegido muerte!
De repente parece por allí un señor de mantenimiento (casualmente a arreglar o instalar un tendedero) y se le comenta que si es normal lo del aroma. Él nos sugiere que echemos agua en abundancia por los bajantes y que de todos modos, nos manda a una camarera de piso para que lo arregle. ¡Quieto parao! Ahí me ven ustedes a mí, echando agüita con una botella por los sumideros con un estilo que hacía saltarse las lágrimas. Tras 5 ó 6 botellas de agua, apareció la camarera con un fuchi-fuchi que utilizó para rociar las cortinas, argumentando que no quitaba el olor y que era lo único que se podía hacer. ¡De película de Almodóvar! Insisto en buscar la cámara oculta.
Coincidiendo con mi segunda estancia en el sur grancanario, la climatología nos obsequia a todos con la segunda ola de calor del verano. Ya la cosa empieza a sonar a coña y a cámara indiscreta. Buscamos la cámara, no la vemos, desmontamos las lámparas, tampoco.
No importa, nos vamos a la piscina, cenamos y confiamos en que el olor haya desaparecido. Regresamos, olor concentrado, botellas de agua abiertas vacías, llenas-cerradas, no sacachapas, insisto, no vasos, empute a más.
Descuelgo teléfono y llamo a recepción, exploto. Recepcionista amable me comenta (y atento al detalle!) que la misma queja pero, con las mismas palabras, se la transmita al señor subdirector y por lo tanto, pasa llamada (aproximadamente 12 de la noche).
Bajo a recepción y departo con el subdirector. ¡Hombre, perdóneme usted!, lo del tufo es un problema (¡la leche! de construcción, lo del sacachapas se lo arreglo yo sin falta, mañana le cambio de habitación, es que la gente de prácticas
Para no cansarlos, paso a resumirles por orden cronológico el resto de aconteceres:
Tercer dia de estancia: segunda entrevista con el subdirector, me cambio de habitación y me invita a la talasoterapia.
Traslado de ropa y perchas por el pasillo. Botellas de agua, cambian a una tercera nevera, sin sacachapas.
Mientras haciámos la tercera mudanza, nos roban una toalla de la hamaca, recepción no sabe no contesta, eso es seguro que ¡habrá algún ratilla por ahí!. Nos dejan dos toallas, el protector, la biografía de Negrín de Ricardo Miralles y el Qué han hecho con mi pais, tío de Michael Moore. Conclusión: el ratilla sabía lo que quería, hizo un trabajo limpio.
Intento de almuerzo. En el bar de la piscina solo hay tres posibilidades de almuerzos: hamburguesa, perrito y sándwich. Como quiera que no está bien visto que a un menor se le consienta ese tipo de almuerzos durante más de tres días y como tampoco se me apetecía repetir, decidí ir a almorzar al restaurante a la carta!. No existe. Bueno sí, pero no. En el mismo comedor, donde está el buffet de los clientes de la pulserita azul, la del todo incluído, hay una carta más propia de una hamburguesería con unos 8 platos a escoger. Ya la hemos jodido, la cara del camarero era un poema. Una familia intentando comer a la carta! ¿Dónde se habrá visto esto? Miradas, gestos, dudas, consultas a otros
Cuando pro fín se aclara el protocolo de actuación en estos casos, nos sirven los primeros platos y a mí no se me ocurre otra cosa que pedir 2 (por glotón). Final de la escena. Mi mujer y mi hijo me abandonan, quedo sólo a la espera del puñetero solomillo. ¡Mucho perdón, señor! ¡Beba gratis algo! ¡Mucho tartdar! (Otra camarera guiri pero, esta habla en zulú). Me río, no aguanto más. Ni sueño con el postre, huyo de allí.
Mi mujer intenta ducharse y se queda a medias del intento SIN AGUA Para recordar viejos tiempos en nuestra ciudad. Vuelvo a buscar la cámara, tiene que estar seguro
Comoquiera que si no bajamos a cenar, se va la hora del bufet, se hace un moño tipo pelo apelmazado, se pone un poco de colonia y venga a cenar
Mañana siguiente, la última. ¿Nos pasará algo más aún? Pues sí
Esta habitación, y suponemos que debido a la falta de agua de la tarde anterior, nos despierta a todos y nos da la bienvenida con el mismo y agradable olor que tenía la habitación anterior. No importa, vamos a desayunar.
Elegimos mesa, no tiene tazas ni cucharillas. A la tercera petición, nos traen las tazas, no así las cucharillas.
En vista de que el niño quería el colacao y era feo removerlo con los dedos, mi mujer decide levantarse ella y conseguir las cucharillas. No hay, están sucias, espere a que vengan más. Se espera y punto, ¿cuál es el problema? Va a estar cogiendo nervios cuando estás de vacaciones.
Me lavo los dientes, me visto y me voy.
Pago, dejamos carta al director de 13 folios (previamente solicitados en recepción)
Guardo de recuerdo dos botellas de agua, que como pagué y no pude abrir en el hotel, me traje para mi casa, y las tengo encima del televisor, al lado de la flamenca del traje rojo.
Prometo que todo lo contado es cierto, prometo también que si el director da señales de vida, les cuento.
Creo entender ahora en qué consiste el tema tan traído de la crisis del turismo. Mucho todo incluido, mucho paquete barato de vacaciones en Lazzzz Canariazzz, y por lo tanto, abaratar costos para obtener píngües beneficios. Ahora entiendo por qué cerrar el Hotel Escuela, yo propondría quemarlo directamente Le hice saber a los señores director y subdirector, respectivamente que me daba la puñetera impresión de que el turismo canario, mayoritario en el hotel, era el que estaba salvando la temporada de vacas flacas y que ellos entendían que no era un turista exigente y por eso se estaban permitiendo el lujazo de cobrar lo que cobraban y dar el servicio que daban. Me juego el bigote que a los suecos no les hacen lo mismo.
Queridos traperos, los que me conocen ya saben que entre mis múltiples habilidades se encuentra la de la facilidad por encontrarme siempre metido en medio en berenjenales múltiples. En honor a la verdad tengo que decir que un alto porcentaje de estos sucedidos son de naturaleza bastante simpática, y debe ser por esa razón por la que me invitan tanto a asaderos, cenas y demás eventos gastro-etílicos.
Pues bien, en esta ocasión, si no fuera porque me han fastidiado las pocas vacaciones que he podido disfrutar este año y porque lo que me ha sucedido puede que sea un reflejo de nuestro principal monocultivo, la cosa sería pa´ partirse de risa.
Como ya he dicho antes, he disfrutado de un cachito de vacaciones pero dividido en dos periodos, uno a finales del mes de julio y el otro a finales de agosto. En ambas ocasiones, decidí trasladarme al sur de la isla de Gran Canaria, a sitios muy dispares entre sí pero con resultados muy similares Les cuento, pero por favor, sin ningún tipo de coña cuando me vean por ahí, que aún me dura la calentura
Corría allá por el mes de julio cuando mi hombre (yo) carga su coche, mujer y niño (como en los chistes del periódico) y se traslada más contento que unas castañuelas a un complejo de bungalows cercanos al centro Comercial Faro 2, para más señas, recomendados por un conocimiento que tengo en una agencia de viajes
Hasta aquí todo normal ¿no? Incluso se podría decir que típica imagen autóctona estival. Ahora comienza lo bueno.
Llegamos; complejo cerrado con llave; nadie en recepción; recepción también cerrada; cartel cochambroso apunto de salir disparado por el viento en el que se leía para cualquier asunto llamar al teléfono .; como lo mío creí que era un asunto llamé; el niño impertinente con el calor y todo esto fuera de la cancela que rodeaba al complejo; mucho mucho calor; nos abre señora de la limpieza que, con guantes de faena y delantal no introduce por encima de una especie de montaña de ropa sucia y nos da por fin unas llaves; atravieso pasillos flanqueados por terrazas, la mayoría de ellas llenas de personas canarias y algún que otro guiri parapetado tras 30 ó 40 botellas de smirnof y tetra-briks de sangría; en el paseo observo restos de jardines donde entre tanta basura han podido sobrevivir algunas pocas especies vegetales -; llego a la terraza de mi bungalow; niño llorando; recojo botella Heineken rota; introduzco llave en cerradura (con mano derecha, izquierda transportando los cristales); abro; me da la bienvenida un comité de hormigas con banda de cornetas y tambores incluída; pinturas rupestres a base de cafenesconleche, chocolate, ketchup, humedades y espero que no fueran restos de fluidos amorosos ( a los efectos que había un menor, restos de café con leche).
Yo que soy un tío optimista, a esto no le doy ningún tipo de importancia y observo a mi mujer también muy contenta niño ¡que te calles ya!
Abro dormitorio; entro dormitorio; más hormigas (estaban escondidas para saludar cuando encendiera la luz como en las pelis americanas - ).
Venga, no pasa nada, control, mucho control, mucha energía positiva que diría Zambraca.
Protector, bañador y a la piscina; exceso de cloro; ¡papá me pican los ojos!; ¡eso no es nada niño!, lo jodido es el cable ese negro unido a una lámpara que flota y que sale de la pared; ¡ese cable no se toca!; ¡coño que hay dos! ¡Tampoco éste!; cuidadito cuando te bañes, no te choques con estos cables; el agua transparente, eso sí; vamos a la hamaca; no hay hamaca; sombrillas mucho menos (solo 4 en todo el recinto); ah mira sí allí queda una libre; no se puede rodar para ganar algo de intimidad, está atada por cadenas.
Segundo día, comienza una de las mayores olas de calor que se han registrado en Canarias en todos los tiempos. No importa, yo contento, me entretengo en ver corretear a las hormigas por mi cueva rupestre
Otros detalles dignos de destacar: baño con apliques totalmente oxidados, placa que calienta mucho, mucho en el 1 y enfría en el 3 (¿qué te parece?, ¡siempre me han gustado las papas fritas preparadas a fuego lento!), sábanas adicionales para la cama de mi hijo agujereadas por varios sitios con lo que parecían quemaduras de cigarros, televisión devoradora de monedas de 1 euro, iluminación tenue romántica cegante de la cueva
Tercer día: agua piscina ya no molesta cloro; agua pelín turbia optimista; cable practicando natación sincronizada; no pasa nada.
Tercer día coincide con sábado, familias de todos los bungalows ocupados, invitadas. Jolgorio puta madre en el agua, que al lo largo del día iba cambiando de tono: Seguimos en plena ola calor, no lo olviden. Menos hamacas, mismas sombrillas, más protector.
En el cuarto día traslado forzoso a la capital de la isla. Sopita y pon en playa de Las Canteras, para depurarnos algo de la piscina. Intento dormir en mi casa, se consigue dar una cabezada. Volvemos a Altamira.
Concluimos los dos días que nos quedaban, mi hijo le puso nombre a las hormiguitas como si del ganado de Heidi se tratara, cerrábamos los ojos al entrar en la piscina, con el convencimiento total de que las manchas del sofá seguían siendo de café con leche, además seguro y no admito coña
Por lo tanto, muy bien, mi sistema inmunitario perfecto, yo contento, mi mujer más y el angelito llorando porque volvíamos a casa.
Hasta aquí normal, ¿no? En vista del éxito obtenido planteo el segundo periodo vacacional en otro estilo diferente al primero.
Gloria Palace Amadores 4 ****, Media pensión, dos adultos y un niño (los mismos de antes). Coche con menos cargamento que la otra vez. ¡Esta vez no fallo!, me imagino flotando en la talasoterapia, jacuzzis y chorritos por todos lados, relax total.
Llego, aparco, mala cara en recepción, le he fastidiado el bocadillo alguno. Mi mujer y yo nos miramos ¿Altamira? No, no puede ser tiene 4 ****, control, mucho control, si hay que rellenar las dos fichas estas, se rellena y punto.
Habitación tranquilita según la cataloga el hotel, justo dentro del barco pirata de la zona infantil y encima de la galería de tiro con arco y carabina, justo al lado del solarium con una intimidad del carajo la vela. Suelto maleta y vuelvo al del bocadillo interrumpido en recepción, solicito cambio y me comunican que está lleno total y no puede ser. ¡Felicito por éxito empresarial y llamo a mi agencia!
Antes de ver el espectáculo que ofrecía esa noche el hotel, solicitamos en recepción un poquito agua, por favor. Porque no les había dicho que en un hotel de 4 **** hay nevera, sí, pero totalmente vacío, por si alguien no quiere tomar nada o irse con aire fresco. Detallazo. Yo iluso pregunto que si ha habido algún error en mis dos habitaciones o coincidencia de esas tontas. No, es totalmente normal. El que quiera agua que la solicite `previamente al servicio de habitaciones, que tras tres horas de espera (y no exagero), una segunda llamada a recepción en tono mosqueo y tres euros además del precio de las botellas, se le sube a la habitación, sin ningún tipo de problema. Doce menos cuarto de la noche, niño durmiendo plácidamente, timbre, abro la puerta, camarera-guiri, bandeja, dos con gas y tres sin gas, no copas, no servilletas, no SACACHAPAS. Hablamos durante unos segundos en arapahoe, mucho bueno caracolo, acordamos quitar chapa 1 con gas otra sin gas el resto, quedan con chapa en nevera.
Día siguiente, cambio de habitación piso más alto, vistas al mar preciosas (ahora sí y sin coña), ideal. ¿Todo bien? Pues no, olor-fecal-modalidad bajante estrecho-puta madre, repartido gracias a aire acondicionado y activado de tal manera que si abrías puerta terraza para salida del tufo, se paraba el acondicionado. Es decir, o tufo o calor, Aaaah, haber elegido muerte!
De repente parece por allí un señor de mantenimiento (casualmente a arreglar o instalar un tendedero) y se le comenta que si es normal lo del aroma. Él nos sugiere que echemos agua en abundancia por los bajantes y que de todos modos, nos manda a una camarera de piso para que lo arregle. ¡Quieto parao! Ahí me ven ustedes a mí, echando agüita con una botella por los sumideros con un estilo que hacía saltarse las lágrimas. Tras 5 ó 6 botellas de agua, apareció la camarera con un fuchi-fuchi que utilizó para rociar las cortinas, argumentando que no quitaba el olor y que era lo único que se podía hacer. ¡De película de Almodóvar! Insisto en buscar la cámara oculta.
Coincidiendo con mi segunda estancia en el sur grancanario, la climatología nos obsequia a todos con la segunda ola de calor del verano. Ya la cosa empieza a sonar a coña y a cámara indiscreta. Buscamos la cámara, no la vemos, desmontamos las lámparas, tampoco.
No importa, nos vamos a la piscina, cenamos y confiamos en que el olor haya desaparecido. Regresamos, olor concentrado, botellas de agua abiertas vacías, llenas-cerradas, no sacachapas, insisto, no vasos, empute a más.
Descuelgo teléfono y llamo a recepción, exploto. Recepcionista amable me comenta (y atento al detalle!) que la misma queja pero, con las mismas palabras, se la transmita al señor subdirector y por lo tanto, pasa llamada (aproximadamente 12 de la noche).
Bajo a recepción y departo con el subdirector. ¡Hombre, perdóneme usted!, lo del tufo es un problema (¡la leche! de construcción, lo del sacachapas se lo arreglo yo sin falta, mañana le cambio de habitación, es que la gente de prácticas
Para no cansarlos, paso a resumirles por orden cronológico el resto de aconteceres:
Tercer dia de estancia: segunda entrevista con el subdirector, me cambio de habitación y me invita a la talasoterapia.
Traslado de ropa y perchas por el pasillo. Botellas de agua, cambian a una tercera nevera, sin sacachapas.
Mientras haciámos la tercera mudanza, nos roban una toalla de la hamaca, recepción no sabe no contesta, eso es seguro que ¡habrá algún ratilla por ahí!. Nos dejan dos toallas, el protector, la biografía de Negrín de Ricardo Miralles y el Qué han hecho con mi pais, tío de Michael Moore. Conclusión: el ratilla sabía lo que quería, hizo un trabajo limpio.
Intento de almuerzo. En el bar de la piscina solo hay tres posibilidades de almuerzos: hamburguesa, perrito y sándwich. Como quiera que no está bien visto que a un menor se le consienta ese tipo de almuerzos durante más de tres días y como tampoco se me apetecía repetir, decidí ir a almorzar al restaurante a la carta!. No existe. Bueno sí, pero no. En el mismo comedor, donde está el buffet de los clientes de la pulserita azul, la del todo incluído, hay una carta más propia de una hamburguesería con unos 8 platos a escoger. Ya la hemos jodido, la cara del camarero era un poema. Una familia intentando comer a la carta! ¿Dónde se habrá visto esto? Miradas, gestos, dudas, consultas a otros
Cuando pro fín se aclara el protocolo de actuación en estos casos, nos sirven los primeros platos y a mí no se me ocurre otra cosa que pedir 2 (por glotón). Final de la escena. Mi mujer y mi hijo me abandonan, quedo sólo a la espera del puñetero solomillo. ¡Mucho perdón, señor! ¡Beba gratis algo! ¡Mucho tartdar! (Otra camarera guiri pero, esta habla en zulú). Me río, no aguanto más. Ni sueño con el postre, huyo de allí.
Mi mujer intenta ducharse y se queda a medias del intento SIN AGUA Para recordar viejos tiempos en nuestra ciudad. Vuelvo a buscar la cámara, tiene que estar seguro
Comoquiera que si no bajamos a cenar, se va la hora del bufet, se hace un moño tipo pelo apelmazado, se pone un poco de colonia y venga a cenar
Mañana siguiente, la última. ¿Nos pasará algo más aún? Pues sí
Esta habitación, y suponemos que debido a la falta de agua de la tarde anterior, nos despierta a todos y nos da la bienvenida con el mismo y agradable olor que tenía la habitación anterior. No importa, vamos a desayunar.
Elegimos mesa, no tiene tazas ni cucharillas. A la tercera petición, nos traen las tazas, no así las cucharillas.
En vista de que el niño quería el colacao y era feo removerlo con los dedos, mi mujer decide levantarse ella y conseguir las cucharillas. No hay, están sucias, espere a que vengan más. Se espera y punto, ¿cuál es el problema? Va a estar cogiendo nervios cuando estás de vacaciones.
Me lavo los dientes, me visto y me voy.
Pago, dejamos carta al director de 13 folios (previamente solicitados en recepción)
Guardo de recuerdo dos botellas de agua, que como pagué y no pude abrir en el hotel, me traje para mi casa, y las tengo encima del televisor, al lado de la flamenca del traje rojo.
Prometo que todo lo contado es cierto, prometo también que si el director da señales de vida, les cuento.
Creo entender ahora en qué consiste el tema tan traído de la crisis del turismo. Mucho todo incluido, mucho paquete barato de vacaciones en Lazzzz Canariazzz, y por lo tanto, abaratar costos para obtener píngües beneficios. Ahora entiendo por qué cerrar el Hotel Escuela, yo propondría quemarlo directamente Le hice saber a los señores director y subdirector, respectivamente que me daba la puñetera impresión de que el turismo canario, mayoritario en el hotel, era el que estaba salvando la temporada de vacas flacas y que ellos entendían que no era un turista exigente y por eso se estaban permitiendo el lujazo de cobrar lo que cobraban y dar el servicio que daban. Me juego el bigote que a los suecos no les hacen lo mismo.
14 comentarios
rld -
lo siento pero realmente considero la opinion de hideyosi, no se si sabra quien soy, aunque casi prefiero mantenerme en el anonimato, sin lugar a dudas, si esta un poco GAFADO
Raquel -
De puta madre, el a;o que viene vete a Cabo Verde que es donde estan invirtiendo ahora a ver si encuentras los mismo resultados de nuestros queridos empresarios.
zambraca -
Por otro lado creo que es muy buena estar en contacto permanente con la naturaleza, yo llamaría a la experiencia de José como de ecoturismo con opción piscina natural con limo.
No sé si lo has parado a pensar pero donde fuiste intentaron darte un servicio alterantivo a lo habitual. Ahora mismo les ecribe una carta de agradecimiento por ello, escribes a una revista especializada recomendando a estas empresas, coño.
magacin66 -
Por mi parte, sí es verdad que hace tiempo tomé la determinación de no callarme cuando creo que abusan de mí, como el caso de la experiencia narrada...
Bethencourt (a Rogers) -
magacin66 -
gloria -
Y - T 3 -
Yupanqui y Tacoronte 2: -
Yupanqui y Tacoronte -
hideyosi -
zambraca -
Una manera de presionar es contratar a personas que stán dispuesta a trabajar por menos, eso que le llaman el ejército de reserva.
ya verán como las tuercas nos sonarán más cercanas.
daniel -
Rogers -