PODER CULTURAL EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN
(por Zambraca)
La mundialización nos ha llenado de tópicos sobre sus posibilidades para mejorar las comunicaciones y la accesibilidad de la información a una escala sin precedentes hasta el momento, aumentando con ello el deseo compartido de unir pueblos y culturas inconexas, y la fórmula estrella en los últimos años ha sido Internet.
Pero este desarrollo de las comunicaciones tiene las siguientes consideraciones, en especial por su unilateralidad y concentración de este comercio:
a) Su desarrollo es una herramienta de los mercados para redimensionarlos a escala planetaria.
b) Apenas el 24% de la población mundial tiene acceso a Internet en el año 1998 según el PNUD.
c) Menos de una tercera parte de la programación televisiva de América Latina tiene su origen en la región. 1998 UNESCO.
d) El comercio de contenido cultural de todo tipo se triplicó entre los años 1980 y 1991. Para los EE.UU. supone la mayor industria de exportación, en especial filmes y programas de televisión. A la vez que se ha producido una concentración de las empresas mediáticas a escala mundial (Warner con CNN, Disney y ABC tv, Sony con Columbia Pictures, Star Tv, y unas cuantas más) que son las que producen la programación musical, televisiva, informativa, la cinematografía, la publicidad, etc.
La mundialización lo es sólo para las empresas trasnacionales, ya que la estrategia de libre comercio que se impone en este nuevo orden no es igual para todo el mundo, más bien en la práctica implica una imposición para romper las barreras nacionales, lo que lleva a considerar toda singularidad política o cultural que sea un obstáculo para la ampliación de mercado un motivo de sanción.
Del mismo modo las soberanías no son espacios reales de democracia, precisan de la cesión de poder en lo económico y financiero para que el mercado sea el gran regulador de la actividad humana, por ello se puede decir que la mundialización es antagonista con la soberanía de los pueblos, y los intentos de construir proyectos de estado que controlen el flujo de capitales, la planificación económica, control de los recursos propios, etc., resultan fuertemente atacados por las llamadas democracias occidentales.
Pero tras todo esto, hasta dónde nos lleva la mundialización.
Ya lo dijo en una ocasión un presiente de los EE.UU. Menos Estado en la empresas, y más empresas en los Estados, resumiendo tajantemente hacia donde camina las soberanías con un modelo neoliberal que pilota esta mundialización.
En plano cultural, entendido como expresión de las formas de vida, las creencias, los valores y las costumbres que caracterizan una sociedad, no existe capacidad de transmisión cultural hacia los propios entornos comunitarios y sus miembros, sin la cual la supervivencia de los valores y expresiones de un pueblo se extinguen a cambio de una mayor implantación de un único modelo cultural.
Tanto la unilateralidad de la comunicaciones junto a pérdida de poder real de la ciudadanía están constituyendo un subjetividad humana marcada por su condición de consumidor individual pasivo, que perciben las identidades y los elementos de convivencia nacionales como un retroceso a la postmodernidad, y humillados por el carácter etnófobo de la mundialización.
¿El nacionalismo se presenta como resistencia a la globalización?, o dicho de otro modo, supone una verdadera articulación de una reacción local, bien definida en términos culturales, a los flujos del desarraigo globalizador. Y sobre todo, no chocan las aspiraciones de independencia política con el proceso de cesión de poder hacia otras instancias.
Y para concluir si la mundialización es un modelo postmoderno donde el consumo y la comunicación aceleran la destrucción de la territorialidad. Las identidades nacionales podrán ejercer de contraparte que promueva las subjetividades, las relaciones comunitarias y lo histórico, especialmente desde una perspectiva territorial de adhesión.
La mundialización nos ha llenado de tópicos sobre sus posibilidades para mejorar las comunicaciones y la accesibilidad de la información a una escala sin precedentes hasta el momento, aumentando con ello el deseo compartido de unir pueblos y culturas inconexas, y la fórmula estrella en los últimos años ha sido Internet.
Pero este desarrollo de las comunicaciones tiene las siguientes consideraciones, en especial por su unilateralidad y concentración de este comercio:
a) Su desarrollo es una herramienta de los mercados para redimensionarlos a escala planetaria.
b) Apenas el 24% de la población mundial tiene acceso a Internet en el año 1998 según el PNUD.
c) Menos de una tercera parte de la programación televisiva de América Latina tiene su origen en la región. 1998 UNESCO.
d) El comercio de contenido cultural de todo tipo se triplicó entre los años 1980 y 1991. Para los EE.UU. supone la mayor industria de exportación, en especial filmes y programas de televisión. A la vez que se ha producido una concentración de las empresas mediáticas a escala mundial (Warner con CNN, Disney y ABC tv, Sony con Columbia Pictures, Star Tv, y unas cuantas más) que son las que producen la programación musical, televisiva, informativa, la cinematografía, la publicidad, etc.
La mundialización lo es sólo para las empresas trasnacionales, ya que la estrategia de libre comercio que se impone en este nuevo orden no es igual para todo el mundo, más bien en la práctica implica una imposición para romper las barreras nacionales, lo que lleva a considerar toda singularidad política o cultural que sea un obstáculo para la ampliación de mercado un motivo de sanción.
Del mismo modo las soberanías no son espacios reales de democracia, precisan de la cesión de poder en lo económico y financiero para que el mercado sea el gran regulador de la actividad humana, por ello se puede decir que la mundialización es antagonista con la soberanía de los pueblos, y los intentos de construir proyectos de estado que controlen el flujo de capitales, la planificación económica, control de los recursos propios, etc., resultan fuertemente atacados por las llamadas democracias occidentales.
Pero tras todo esto, hasta dónde nos lleva la mundialización.
Ya lo dijo en una ocasión un presiente de los EE.UU. Menos Estado en la empresas, y más empresas en los Estados, resumiendo tajantemente hacia donde camina las soberanías con un modelo neoliberal que pilota esta mundialización.
En plano cultural, entendido como expresión de las formas de vida, las creencias, los valores y las costumbres que caracterizan una sociedad, no existe capacidad de transmisión cultural hacia los propios entornos comunitarios y sus miembros, sin la cual la supervivencia de los valores y expresiones de un pueblo se extinguen a cambio de una mayor implantación de un único modelo cultural.
Tanto la unilateralidad de la comunicaciones junto a pérdida de poder real de la ciudadanía están constituyendo un subjetividad humana marcada por su condición de consumidor individual pasivo, que perciben las identidades y los elementos de convivencia nacionales como un retroceso a la postmodernidad, y humillados por el carácter etnófobo de la mundialización.
¿El nacionalismo se presenta como resistencia a la globalización?, o dicho de otro modo, supone una verdadera articulación de una reacción local, bien definida en términos culturales, a los flujos del desarraigo globalizador. Y sobre todo, no chocan las aspiraciones de independencia política con el proceso de cesión de poder hacia otras instancias.
Y para concluir si la mundialización es un modelo postmoderno donde el consumo y la comunicación aceleran la destrucción de la territorialidad. Las identidades nacionales podrán ejercer de contraparte que promueva las subjetividades, las relaciones comunitarias y lo histórico, especialmente desde una perspectiva territorial de adhesión.
4 comentarios
hideyoshi -
perera -
zambraca -
Considerar la globalización como otra cosa distinta de esta faceta es ocultar el verdadero interés que moviliza, dirige y regula las relaciones internacionales, los flujos de capitales, las cadenas de transmisión cultural, y sobre todo imposibilita en est lógica toda opción que no pase por este aro.
La globalización no es democrática, no es sostenible, es uniformizante y está pensada para enriquecer a unos pocos.
hideyoshi -