NOTA SOBRE CANARIAS: de la esclavitud a la esclavitud
(Por Fernando Y.)
Este es un ínfimo texto-pulsión o vivo impulso nacido de la impotencia y la tristeza racional ante la realidad Canaria, ante la historia canaria, ante el Apocalipsis que se nos viene a la Vida-no sólo en Canarias.
Entiendo, a pesar de mi más que cercana ajenidad ante la gente de esta tierra, que la sociedad canaria actual se configura fundamentalmente sobre la base de la explosión económica producida por el desembarco económico-político de Europa en las Islas. En las últimas décadas, el solarium atlántico de centroeuropa (de los "gordos burgueses", escribió el poeta Manuel González Barrera) se introduce definitivamente en el Centro aunque en la ultraperiferia- de Occidente, situándose en el marco de las democracias occidentales capitalistas posteriores a 1945. Con ello, la conciencia del canario "culturizado" por la capitalización de las Islas soporta en su carne un sistema-mundo muy determinado (el europeo-estadounidense), que vendrá a configurar su eticidad general y su horizonte de expectativas.
Quizá la juventud canaria en tanto (des)inteligencia del presente social y el futuro (des)esperado marque la pauta de esta situación crítica. Los jóvenes de hoy son los descendientes de un pueblo hambreado por el mismo imperialismo europeo que hoy se tiñe de democracia salvadora. Los jóvenes, los mismos que desdeñan pensar y cuestionarse las particularidades de la comunidad histórica canaria, cultivadores de un pseudovitalismo y un escepticismo esperpénticos.
La actitud general es elemental en tanto funciona como contrapartida lógica del avance neoliberal-individualista occidental. Contrapartida sitiada por un infantilismo perenne, un pseudoerotismo putrefacto y mezquino, y una incansable fruición ficcional y anti-reflexiva que se empeña en olvidar, en ocultar la realidad en carne viva mediante diferentes tipos de ocio amnésico y deforme. Lo que se intenta es olvidar el pasado -y el presente- a toda costa; en Canarias, se oculta, ocultan, la "historia de la pobreza" que además hoy es la misma que sufre el 75 % de la población mundial. Eso también se olvida bajo el fanatismo del "sálvese quien pueda". La negación de ese pasado que sigue desangrándose en el presente de otros pueblos hace imposible toda conciencia ética presente, al tiempo que ahoga a la sociedad en un profundo sentimiento de odio por sí misma, odio apenas apaciguado por la opulencia económica.
El olvido es sobre todo el de la pobreza y la esclavitud seculares de la sociedad canaria, ahí nomás, hace unas décadas. Se ha pasado de la esclavitud económica a la esclavitud de la conciencia, capitalismo mediante, porque el individualismo del Ego autónomo, y el Capital, son lo Mismo.
Por ello es necesario, inspirándose en Filosofías de la Liberación como la latinoamericana, pensar para Canarias una teoría de la dependencia actualizada, emplazada en el momento actual, ciertamente apocalíptico, donde un pasado comunitario de hambre y miseria contrasta con un amnésico presente de egoidad-capitalista y autismo social. ¿Será posible?
Desde la Invasión de Canarias y hasta el momento presente, dicho esto desde el guanche "ausente pero posible en tanto ser mesiánico" (recordemos que Fray Bartolomé de Las Casas se "hizo" indio más allá de la sangre y la raza, y por eso mismo), las estructuras de conciencia occidentales han asfixiado progresivamente lo que en Canarias siempre ha existido en la clandestinidad: el pensamiento autónomo como cultura crítica. Hay que ver qué ha impedido que Canarias se piense a sí misma, con largo alcance, en la Historia Mundial de los pueblos colonizados.
Porque si nos preguntamos ¿hacia dónde miran los jóvenes canarios a la hora de identificarse y situarse en el mundo de la vida y en la historia?, la respuesta es más que obvia. Desde luego, no miran a su historia, es decir, a su propia vida. Desgraciadamente, miran como esclavos hacia el Centro. El desdén ante la Tradición, que es sin duda el eco inicial del lenguaje y las palabras que pronunciamos cada uno de nosotros, es lo peor que le puede ocurrir a una comunidad. Y no hablamos de nacionalismo, sino de algo situado mucho más allá de la política. Hablamos de la humanidad misma del hombre. La interpelación que nos abren la tradición cultural, el lenguaje y el prójimo son las condiciones originarias de posibilidad de todo discurso y pensamiento, son las determinaciones constitutivas y fundamentales de la persona. Quien no conoce con amor a la verdad de dónde y con quién ha venido al mundo nunca sabrá quien "es", sino que vivirá desgraciadamente en la esquizofrenia de la inferioridad, de la ausencia total de dignidad.
Esencialmente, la esclavitud de la que queríamos hablar aquí se manifiesta, como dijera Albert Memmi, en un tácito "odio a sí mismo" que frustra toda relación con el Otro. El que desdeña la cultura de la que forma parte (que va de la historia al acento, del cuerpo al sentido de la condición del hombre como prójimo) jamás dará el paso inicial del pensamiento, que no asegura nada, pero que al menos nos incardina ético-políticamente en la historia mundial. El auto-odio, y esto es lo peor, en Canarias ha venido de afuera, y del coloniaje "canario" pseudoaristocrático y pseudoculturalista. De una imposición con bisturí que a lo largo de siglos hoy pareciera invisible, pero que tiene lugar. Habrá, sin duda, que hacer sangrar la abertura para encontrar el futuro que piden los muertos y los vivos por venir.
Este es un ínfimo texto-pulsión o vivo impulso nacido de la impotencia y la tristeza racional ante la realidad Canaria, ante la historia canaria, ante el Apocalipsis que se nos viene a la Vida-no sólo en Canarias.
Entiendo, a pesar de mi más que cercana ajenidad ante la gente de esta tierra, que la sociedad canaria actual se configura fundamentalmente sobre la base de la explosión económica producida por el desembarco económico-político de Europa en las Islas. En las últimas décadas, el solarium atlántico de centroeuropa (de los "gordos burgueses", escribió el poeta Manuel González Barrera) se introduce definitivamente en el Centro aunque en la ultraperiferia- de Occidente, situándose en el marco de las democracias occidentales capitalistas posteriores a 1945. Con ello, la conciencia del canario "culturizado" por la capitalización de las Islas soporta en su carne un sistema-mundo muy determinado (el europeo-estadounidense), que vendrá a configurar su eticidad general y su horizonte de expectativas.
Quizá la juventud canaria en tanto (des)inteligencia del presente social y el futuro (des)esperado marque la pauta de esta situación crítica. Los jóvenes de hoy son los descendientes de un pueblo hambreado por el mismo imperialismo europeo que hoy se tiñe de democracia salvadora. Los jóvenes, los mismos que desdeñan pensar y cuestionarse las particularidades de la comunidad histórica canaria, cultivadores de un pseudovitalismo y un escepticismo esperpénticos.
La actitud general es elemental en tanto funciona como contrapartida lógica del avance neoliberal-individualista occidental. Contrapartida sitiada por un infantilismo perenne, un pseudoerotismo putrefacto y mezquino, y una incansable fruición ficcional y anti-reflexiva que se empeña en olvidar, en ocultar la realidad en carne viva mediante diferentes tipos de ocio amnésico y deforme. Lo que se intenta es olvidar el pasado -y el presente- a toda costa; en Canarias, se oculta, ocultan, la "historia de la pobreza" que además hoy es la misma que sufre el 75 % de la población mundial. Eso también se olvida bajo el fanatismo del "sálvese quien pueda". La negación de ese pasado que sigue desangrándose en el presente de otros pueblos hace imposible toda conciencia ética presente, al tiempo que ahoga a la sociedad en un profundo sentimiento de odio por sí misma, odio apenas apaciguado por la opulencia económica.
El olvido es sobre todo el de la pobreza y la esclavitud seculares de la sociedad canaria, ahí nomás, hace unas décadas. Se ha pasado de la esclavitud económica a la esclavitud de la conciencia, capitalismo mediante, porque el individualismo del Ego autónomo, y el Capital, son lo Mismo.
Por ello es necesario, inspirándose en Filosofías de la Liberación como la latinoamericana, pensar para Canarias una teoría de la dependencia actualizada, emplazada en el momento actual, ciertamente apocalíptico, donde un pasado comunitario de hambre y miseria contrasta con un amnésico presente de egoidad-capitalista y autismo social. ¿Será posible?
Desde la Invasión de Canarias y hasta el momento presente, dicho esto desde el guanche "ausente pero posible en tanto ser mesiánico" (recordemos que Fray Bartolomé de Las Casas se "hizo" indio más allá de la sangre y la raza, y por eso mismo), las estructuras de conciencia occidentales han asfixiado progresivamente lo que en Canarias siempre ha existido en la clandestinidad: el pensamiento autónomo como cultura crítica. Hay que ver qué ha impedido que Canarias se piense a sí misma, con largo alcance, en la Historia Mundial de los pueblos colonizados.
Porque si nos preguntamos ¿hacia dónde miran los jóvenes canarios a la hora de identificarse y situarse en el mundo de la vida y en la historia?, la respuesta es más que obvia. Desde luego, no miran a su historia, es decir, a su propia vida. Desgraciadamente, miran como esclavos hacia el Centro. El desdén ante la Tradición, que es sin duda el eco inicial del lenguaje y las palabras que pronunciamos cada uno de nosotros, es lo peor que le puede ocurrir a una comunidad. Y no hablamos de nacionalismo, sino de algo situado mucho más allá de la política. Hablamos de la humanidad misma del hombre. La interpelación que nos abren la tradición cultural, el lenguaje y el prójimo son las condiciones originarias de posibilidad de todo discurso y pensamiento, son las determinaciones constitutivas y fundamentales de la persona. Quien no conoce con amor a la verdad de dónde y con quién ha venido al mundo nunca sabrá quien "es", sino que vivirá desgraciadamente en la esquizofrenia de la inferioridad, de la ausencia total de dignidad.
Esencialmente, la esclavitud de la que queríamos hablar aquí se manifiesta, como dijera Albert Memmi, en un tácito "odio a sí mismo" que frustra toda relación con el Otro. El que desdeña la cultura de la que forma parte (que va de la historia al acento, del cuerpo al sentido de la condición del hombre como prójimo) jamás dará el paso inicial del pensamiento, que no asegura nada, pero que al menos nos incardina ético-políticamente en la historia mundial. El auto-odio, y esto es lo peor, en Canarias ha venido de afuera, y del coloniaje "canario" pseudoaristocrático y pseudoculturalista. De una imposición con bisturí que a lo largo de siglos hoy pareciera invisible, pero que tiene lugar. Habrá, sin duda, que hacer sangrar la abertura para encontrar el futuro que piden los muertos y los vivos por venir.
6 comentarios
Fernando -
Fernando -
Profesor Ruano -
indicar la hecatombe animica de que esta' rodeado su articulo y que vd. controla con la perfeccion del ensayo de un lingu:ista.
Comparto su agonica lucha, a la par que creo comprender en gran manera la evolucion de nuestras gentes. Como nativo grancanario, descendiente de "amazigues" hasta donde abarca mi lejana cercanidad aborigen, educado junto a la pequegna burguesia, donde moldee' mi vocabulario endoculturalmente,
licenciado en la capital de Espagna (etimologicamente: "la tierra de los conejos"), conviviendo
no solo entre espagnoles-- algunos profundamente colonizadores y reaccionarios, algunos personas extraordinarias, progresistas, buenas y amables-- sino tambien junto a nativos y criollos latinoamericanos, filipinos y norteamericanos; despertado a la realidad de nuestra situacion de ser humano colonizado, con motivo de la venta edulcorada del Sa'hara occidental, su escrito lleno de profundidad, analizando-- quizas en parte desde las mas negras perspectivas-- nuestra situacion sincro/diacronica, hace que al pronto despertara vd. en mi' sentimientos y remembranzas desde la mas lejana infancia hasta esta actualidad pletorica de analisis varios, en ocasiones contradictorios, pero siempre --intentandolo-- llenos de esperanza y deseos de lucha, de una lucha dialectica que desprecia cualquier intento de despojar a su contrincante de la esencia vital que lo anima.
Dicho esto, hasta --quizas-- otra oportunidad, un cordial saludo.
Ivan -
Bethencourt -
Luis -