PASEO CONVERSACIONAL POR TENERIFE
(Por Perera)
Estuve este último fin de semana en Tenerife, la Nivaria. Y, como siempre que voy, llego potencialmente cargado de palabras que (me) llaman mi atención.
Fui a la celebración de un cumpleaños, al que asisto por segunda vez. Una de las primeras cosas que me llama la atención: hay una colonia de gente de Agaete en Tenerife. La celebrada es de nuestro pueblo culeto, y allí se encuentra un grupo numeroso de gente originaria, y particular, de dicho pueblo: residentes aquí o allí. Cosa que no me sorprende en absoluto: el arraigo al espacio y a las gentes del lugar que dio nacimiento a nuestro Manuel Alemán Álamo forma parte de la inmensa mayoría que lo habita, o lo ha habitado parte de su vida.
Apenas tuve tiempo de pasear (por) La Laguna o Santa Cruz (sitios por los que, pocamente, me moví). Pero en el asadero de celebración tuve, dentre muchas cosas, una conversación de la que (creo) pueden entresacarse puntos llamativos que den pie a la reflexión (por lo menos a mí) o a la discusión.
La mañana del sábado fue la manifestación contra el innecesario puerto de Granadilla (a la que no pude asistir). Las cifras que maneja la organización rondan las cien mil personas: ¡asombroso! Las cifras de algunos: alrededor de cincuenta mil: ¡asombroso! Y después (hablo desde la conversación que nombré y desde lo que he estado leyendo) de haberse ejercido una campaña brutal en contra de dicho acto manifestante; sobre todo, por nuestro querido periódico El Día. Y, por supuesto, otros.
Ni La Opinión de Tenerife (de Editorial Prensa Ibérica), que me sorprendía el sábado por la mañana con un editorial odioso a favor de dicho puerto: La Opinión de Tenerife considera que el puerto de Granadilla es una infraestructura básica, de relevancia estratégica, imprescindible para fortalecer las futuras opciones de desarrollo económico y social de la isla. El puerto de Granadilla es necesario para situar a Tenerife como plataforma logística en el creciente tráfico de mercancías en el Atlántico ( ). Es un instrumento para diversificar nuestro desarrollo, para consolidar una nueva relación de Tenerife con esa economía globalizada cada día más dinámica y ferozmente competitiva que caracteriza al mundo actual. Es una instalación idónea para ampliar nuestra capacidad comercial y tecnológica. El lenguaje utilizado es el lenguaje del capital y de la bola sin fin del negocio (injusto) mundial en el que estamos metidos. Una cuestión positivamente social, nos dicen: ¡toma ya! Cuando precisamente la chica con la que conversaba me decía que trabajaba en una ONG que estaba contratada por el Gobierno de Canarias para, precisamente, quitarse responsabilidades que los trabajadores del gobierno tenían que asumir y no lo hacían: aminorando gastos, estos sí necesarios (me decía que en Tenerife había alrededor de seiscientos jóvenes que estaban dejados a la mano de Dios -los llaman en situación de desamparados-, y a los que esta ONG daba una educación básica).
El editorial seguía diciendo que estábamos en democracia, y que todo el mundo podía opinar, bla, bla, bla Y casi al final decía: no estamos ante una confrontación civil entre partidarios y adversarios del puerto industrial. ¡Eso es lo que ellos querrían! Precisamente se está ante una CONFRONTACIÓN, ante una LUCHA.
Y no sólo con el puerto de Granadilla: a la manifestación acudieron muchas personas (de asociaciones de vecinos, de grupos culturales, ecologistas, etc.) que también protestaban por sus luchas concretas, pero que se unían ante una causa que compartían.
Asombroso: recuerda al síndrome de la manifestación por el tendido eléctrico hace ya un tiempo en Tenerife. Por cierto: noticia que en su momento apenas se dio en la prensa grancanaria, de ahí que pasáramos a hablar de la incomunicación entre nuestras islas capitalinas (Dios mío, dónde estarán las otras).
Ella me decía que el movimiento social, a lo largo de la historia, había sido más enérgico y combativo en Gran Canaria. Yo le contaba la impresión que me daba últimamente, pongamos por caso, las dos numerosas manifestaciones tinerfeñas a las que he aludido, que escupen y gritan problemas concretos de una isla concreta, y sin retumbos enormemente mediáticos (todo lo contrario), como pudo tener -y menos mal- las movilizaciones del NO A LA GUERRA de Irak. A mí me daba la sensación de que era, precisamente, esa mente (digamos reservadamente) más conservadora de la sociedad tinerfeña la que daba, por un lado, engendros (canariamente hablando) como ATI pero, a la vez, la que podía hacer mover a unas personas más sentidas por su realidad inmediata
Me habló del anillo insular, del que no tenía ni idea. Se trata de un círculo autopístico alrededor de Tenerife, uniendo la nueva carretera del norte (que, si no me equivoco, lleva hasta La Orotava o Icod) con la zona del sureste, más o menos. Claro, yo le contaba el proyecto de carretera de La Aldea, etc. Es decir, problemas similares que la incomunicación (por supuesto que generada, a propósito) hace que vayamos cada uno por nuestros lados. Necesitamos de grupos sociales interinsulares
Y me habló de su cercanía a las medianías de Tenerife. En concreto, del pueblo donde nació: Guía de Isora. Me hablaba de un lugar, de un espacio, de una tierra que ella percibía religiosamente (son sus palabras). Y sus padres y abuelos. A la vez que echaba pestes del apartamiento en el que tienen los políticos a los pueblos de estas zonas interiores (como aquí ).
En fin, que aquí queda escrita parte de mi andanza conversacional por nuestra hermana grande.
Estuve este último fin de semana en Tenerife, la Nivaria. Y, como siempre que voy, llego potencialmente cargado de palabras que (me) llaman mi atención.
Fui a la celebración de un cumpleaños, al que asisto por segunda vez. Una de las primeras cosas que me llama la atención: hay una colonia de gente de Agaete en Tenerife. La celebrada es de nuestro pueblo culeto, y allí se encuentra un grupo numeroso de gente originaria, y particular, de dicho pueblo: residentes aquí o allí. Cosa que no me sorprende en absoluto: el arraigo al espacio y a las gentes del lugar que dio nacimiento a nuestro Manuel Alemán Álamo forma parte de la inmensa mayoría que lo habita, o lo ha habitado parte de su vida.
Apenas tuve tiempo de pasear (por) La Laguna o Santa Cruz (sitios por los que, pocamente, me moví). Pero en el asadero de celebración tuve, dentre muchas cosas, una conversación de la que (creo) pueden entresacarse puntos llamativos que den pie a la reflexión (por lo menos a mí) o a la discusión.
La mañana del sábado fue la manifestación contra el innecesario puerto de Granadilla (a la que no pude asistir). Las cifras que maneja la organización rondan las cien mil personas: ¡asombroso! Las cifras de algunos: alrededor de cincuenta mil: ¡asombroso! Y después (hablo desde la conversación que nombré y desde lo que he estado leyendo) de haberse ejercido una campaña brutal en contra de dicho acto manifestante; sobre todo, por nuestro querido periódico El Día. Y, por supuesto, otros.
Ni La Opinión de Tenerife (de Editorial Prensa Ibérica), que me sorprendía el sábado por la mañana con un editorial odioso a favor de dicho puerto: La Opinión de Tenerife considera que el puerto de Granadilla es una infraestructura básica, de relevancia estratégica, imprescindible para fortalecer las futuras opciones de desarrollo económico y social de la isla. El puerto de Granadilla es necesario para situar a Tenerife como plataforma logística en el creciente tráfico de mercancías en el Atlántico ( ). Es un instrumento para diversificar nuestro desarrollo, para consolidar una nueva relación de Tenerife con esa economía globalizada cada día más dinámica y ferozmente competitiva que caracteriza al mundo actual. Es una instalación idónea para ampliar nuestra capacidad comercial y tecnológica. El lenguaje utilizado es el lenguaje del capital y de la bola sin fin del negocio (injusto) mundial en el que estamos metidos. Una cuestión positivamente social, nos dicen: ¡toma ya! Cuando precisamente la chica con la que conversaba me decía que trabajaba en una ONG que estaba contratada por el Gobierno de Canarias para, precisamente, quitarse responsabilidades que los trabajadores del gobierno tenían que asumir y no lo hacían: aminorando gastos, estos sí necesarios (me decía que en Tenerife había alrededor de seiscientos jóvenes que estaban dejados a la mano de Dios -los llaman en situación de desamparados-, y a los que esta ONG daba una educación básica).
El editorial seguía diciendo que estábamos en democracia, y que todo el mundo podía opinar, bla, bla, bla Y casi al final decía: no estamos ante una confrontación civil entre partidarios y adversarios del puerto industrial. ¡Eso es lo que ellos querrían! Precisamente se está ante una CONFRONTACIÓN, ante una LUCHA.
Y no sólo con el puerto de Granadilla: a la manifestación acudieron muchas personas (de asociaciones de vecinos, de grupos culturales, ecologistas, etc.) que también protestaban por sus luchas concretas, pero que se unían ante una causa que compartían.
Asombroso: recuerda al síndrome de la manifestación por el tendido eléctrico hace ya un tiempo en Tenerife. Por cierto: noticia que en su momento apenas se dio en la prensa grancanaria, de ahí que pasáramos a hablar de la incomunicación entre nuestras islas capitalinas (Dios mío, dónde estarán las otras).
Ella me decía que el movimiento social, a lo largo de la historia, había sido más enérgico y combativo en Gran Canaria. Yo le contaba la impresión que me daba últimamente, pongamos por caso, las dos numerosas manifestaciones tinerfeñas a las que he aludido, que escupen y gritan problemas concretos de una isla concreta, y sin retumbos enormemente mediáticos (todo lo contrario), como pudo tener -y menos mal- las movilizaciones del NO A LA GUERRA de Irak. A mí me daba la sensación de que era, precisamente, esa mente (digamos reservadamente) más conservadora de la sociedad tinerfeña la que daba, por un lado, engendros (canariamente hablando) como ATI pero, a la vez, la que podía hacer mover a unas personas más sentidas por su realidad inmediata
Me habló del anillo insular, del que no tenía ni idea. Se trata de un círculo autopístico alrededor de Tenerife, uniendo la nueva carretera del norte (que, si no me equivoco, lleva hasta La Orotava o Icod) con la zona del sureste, más o menos. Claro, yo le contaba el proyecto de carretera de La Aldea, etc. Es decir, problemas similares que la incomunicación (por supuesto que generada, a propósito) hace que vayamos cada uno por nuestros lados. Necesitamos de grupos sociales interinsulares
Y me habló de su cercanía a las medianías de Tenerife. En concreto, del pueblo donde nació: Guía de Isora. Me hablaba de un lugar, de un espacio, de una tierra que ella percibía religiosamente (son sus palabras). Y sus padres y abuelos. A la vez que echaba pestes del apartamiento en el que tienen los políticos a los pueblos de estas zonas interiores (como aquí ).
En fin, que aquí queda escrita parte de mi andanza conversacional por nuestra hermana grande.
3 comentarios
sergio -
Gracias a estos voceros me he enterado de asuntos de la isla redonda y las de más allá que jamás conocería, por estar muy lejos de los periódicos, y mucho más de los de esta provincia.
Ánimo con su trabajo informátivo y no olviden fortalecerse con aportaciones variadas... que nunca está de más leer a conejeros, palmeros, majoreros, herreños, gomeros,... tienen mucho que contar.
Tacoronte -
daniel -