Respondiendo a políticas infantiles
(por Zambraca)
Todavía no he terminado de digerir bien el artículo de Elena sobre la política de menores en Canarias, porque se valora unas acciones respecto a otra, o dicho de otro modo, se compara la desgracia de uno con relación a la del otro, y es ahí mi indigestión.
No cabe duda que la situación de los menores en Canarias pasa por unos momentos extremadamente alarmantes, la gestión de los últimos años en esta materia ha traspasado lo legal muchas veces, pero esta situación que es injusta a todas luces, lo es porque vivimos en una sociedad donde las estructuras de gobierno obedecen a una lógica neoliberal, en el que la pobreza y la exclusión social son vistas como desviaciones de un modelo individualista que se orienta a promover el desarrollo de la persona por sí sola, en el que los favorecidos tienen una ventaja muy grande para sobrevivir en esta carrera por acaparar bienestar mediante el previo pago con dinero, ya que es el dinero quien regula y regulará la necesidades humanas y sociables.
Este modelo incapaz de dar salida a todos/as, de garantizar la segunda casa, el segundo coche, las vacaciones en un hotel, etc. a la totalidad de la sociedad, se basa en la defensa de la libertad, la democracia y la igualdad de posibilidades mediante una carrera de consumo insostenible e inviable, a la vez que se comporta como un vampiro donante de sangre que nos hipnotiza mediante las maravillas de las oportunidades, y mientras tanto nos mantenemos en la lista de espera por si un día nos toca.
Pero, por qué digo todo esto.
Lo expreso de esta forma porque la solidaridad y los demás valores sociables no son acciones que se ponen en marcha como si fuesen sobras de nuestra sociedad, no podemos seguir con estos comentarios donde se expresa lo de "primero a los de aquí", ya que engordamos esa fila de quienes esperan que la lógica neoliberal nos ofrezcan lo que es posible para unos pocos.
El sufrimiento de quienes padecen la mayor de las desgracias, debe ser nuestro sufrimiento, y para romper está lógica inhumana debemos reconocer en la precariedad de nuestras condiciones de vida ese síntoma de injusticia que nos une, y que nos hace tan iguales de los niños saharauis como de los canarios.
Por otro lado este sistema lleno de sufrimiento necesita las cortinas de humo y los chivos expiatorios para sobrevivir, de lo contrario esa lista de espera no se mantiene tan dócil esperando lo que nunca llega. Y el mejor chivo expiatorio en estos últimos años ha sido el otro, al parado/a que no busca y que se conforma con la paga, al pobre porque es un pícaro que vive del cuento, al inmigrante que nos quita el puesto de trabajo, a los de allá que se llevan la subvenciones para los de aquí, y les aseguro que puedo seguir con frases muy frecuentes que vienen a declarar inocente al neoliberalismo y culpable a quien lo sufre.
Todavía no he terminado de digerir bien el artículo de Elena sobre la política de menores en Canarias, porque se valora unas acciones respecto a otra, o dicho de otro modo, se compara la desgracia de uno con relación a la del otro, y es ahí mi indigestión.
No cabe duda que la situación de los menores en Canarias pasa por unos momentos extremadamente alarmantes, la gestión de los últimos años en esta materia ha traspasado lo legal muchas veces, pero esta situación que es injusta a todas luces, lo es porque vivimos en una sociedad donde las estructuras de gobierno obedecen a una lógica neoliberal, en el que la pobreza y la exclusión social son vistas como desviaciones de un modelo individualista que se orienta a promover el desarrollo de la persona por sí sola, en el que los favorecidos tienen una ventaja muy grande para sobrevivir en esta carrera por acaparar bienestar mediante el previo pago con dinero, ya que es el dinero quien regula y regulará la necesidades humanas y sociables.
Este modelo incapaz de dar salida a todos/as, de garantizar la segunda casa, el segundo coche, las vacaciones en un hotel, etc. a la totalidad de la sociedad, se basa en la defensa de la libertad, la democracia y la igualdad de posibilidades mediante una carrera de consumo insostenible e inviable, a la vez que se comporta como un vampiro donante de sangre que nos hipnotiza mediante las maravillas de las oportunidades, y mientras tanto nos mantenemos en la lista de espera por si un día nos toca.
Pero, por qué digo todo esto.
Lo expreso de esta forma porque la solidaridad y los demás valores sociables no son acciones que se ponen en marcha como si fuesen sobras de nuestra sociedad, no podemos seguir con estos comentarios donde se expresa lo de "primero a los de aquí", ya que engordamos esa fila de quienes esperan que la lógica neoliberal nos ofrezcan lo que es posible para unos pocos.
El sufrimiento de quienes padecen la mayor de las desgracias, debe ser nuestro sufrimiento, y para romper está lógica inhumana debemos reconocer en la precariedad de nuestras condiciones de vida ese síntoma de injusticia que nos une, y que nos hace tan iguales de los niños saharauis como de los canarios.
Por otro lado este sistema lleno de sufrimiento necesita las cortinas de humo y los chivos expiatorios para sobrevivir, de lo contrario esa lista de espera no se mantiene tan dócil esperando lo que nunca llega. Y el mejor chivo expiatorio en estos últimos años ha sido el otro, al parado/a que no busca y que se conforma con la paga, al pobre porque es un pícaro que vive del cuento, al inmigrante que nos quita el puesto de trabajo, a los de allá que se llevan la subvenciones para los de aquí, y les aseguro que puedo seguir con frases muy frecuentes que vienen a declarar inocente al neoliberalismo y culpable a quien lo sufre.
7 comentarios
Philippe -
jose(2) -
jose -
Zambraca -
Zambraca -
Yo al menos vivo con mucho miedo el crecieminto xenófobo en nuestra tierra, que se basa precisamente en tratar estas comparaciones amenazas a nuestro bienestar.
Elena(2) -
Solo quería caer en la cuenta de la desfachatez de nuestros polñíticos, NUNCA he dicho que "por culpa de los de allá", se mal-atienda a "los de acá". El resto de interpretaciones son libres pero no las pongan en mi reflexión, por favor
Elena -