El acoso en las escuelas.
Elena_BR
Me he decidido sobre este tema porque meses atrás, he vivido de cerca dos situaciones cuando menos paradójicas.
En una de ellas, tuve la ocasión de tropezarme con unos padres angustiados, llorando y reclamando ayuda porque supuestamente su hija estaba siendo víctima de este acoso en su aula y había llegado a una situación límite.
Durante mi conversación con ellos, pedí datos de las supuestas acosadoras, y en el mensaje había algo que no me cuadraba, simplemente no terminaba yo de creer que lo que esos padres me contaban fuese del todo correcto, no digo que estuvieran mintiendo, sino que considero que en la historia completa, había algo que no me dejaba entender bien el guión, por decirlo de alguna manera.
En los días posteriores, cuando el Centro intentó solucionar dicho conflicto, muchos de los docentes coincidimos en el diagnóstico: una broma que se fue de las manos y una alumna con serios problemas de autoestima. Dicha alumna, con su malestar emocional ha magnificado y sacado de contexto una serie de hechos y palabras…
El problema probablemente, está en esa alumna pero, como está tan de moda, sus padres y ella misma siguen pensando en un caso de acoso escolar (me resisto a utilizar la palabrita de moda…). Fui tutora de ese grupo durante cuatro cursos y creo conocerlos bien como para creer que no es el caso, que simplemente estamos ante una alumna con necesidad de apoyo y seguimiento psicológico.
Por otro lado, se ha dado la circunstancia de un grupo de secundaria, donde casi por casualidad, el tutor ha descubierto que los/as alumnos/as se tratan de manera habitual, cotidiana y casi con gracia a base de insultos, ofenden intencionadamente a las madres/padres, incluso con llamadas de teléfono a sus domicilios particulares…
Por supuesto, aunque casi todos entran en esta dinámica desde hace años ya, hay un grupito reducido que son principalmente víctimas de estas “gracias”. Como seguramente todos estemos pensando, coinciden, en su mayoría con los tímidos, los más reservados, los menos estudiosos, los desapercibidos, los más gorditos…
Este sí que creo que es un caso típico y serio de acoso escolar.
Relato estos dos hechos, que insisto han ocurrido en un mismo centro escolar y en las mismas fechas, porque aunque considero que el tema está de moda en los medios de comunicación, es verdad que últimamente acontece más de lo deseable.
Mucha gente opina y habla del tema viendo los toros desde la barrera y claro como en otras muchas ocasiones, la culpa la tiene el maestro…
Que si él lo sabía y no hizo nada, que si la seño no le hizo caso, que si la tienen cogida con el pobre niño… en definitiva, excusas, excusas y más excusas. Nadie se atreve a analizar verdaderamente la situación actual, y actuar en consecuencia.
Llevo diecinueve años trabajando en la docencia. He pasado por diferentes niveles educativos, por Infantil, por Secundaria y en la actualidad en Primaria. A lo largo de esta trayectoria profesional, he ido apreciando cambios acelerados en “la materia prima” que tengo en mis manos para trabajar. Permítanme que les llame de esa manera figurada; al fin y al cabo, son como plastilina que, dependiendo de lo vieja y usada que esté, podemos darle una forma u otra.
A nadie se le escapa que la sociedad en general, está totalmente cambiada en algunos aspectos. El concepto de familia, áquel que nos enseñaron de pequeños, basado en el de la Sagrada ídem, ya no tiene nada que ver…
En el cole bromeamos a menudo con la expresión de: “¡Cariño, tus hijos, los míos y los nuestros se están peleando!”, que debe ser más o menos lo habitual en las familias “rejuntadas” de otras anteriores. Lo comento a modo de anécdota porque no creo, tampoco, que éste sea el camino adecuado para encontrar las posibles causas a este fenómeno.
Otros dos aspectos que han cambiado, sin duda, en la sociedad y por lo tanto en la escuela, son el respeto hacia todo el entorno y las herramientas que los profesores tenemos para conseguirlo.
Cuando hablo del respeto, me refiero tanto hacia las cosas materiales, como hacia compañeros, y resto de personas en general.
Siempre ha existido el alumno “simpático”, el “burlón”, el “víctima”, el “tímido”, el “guaperas”…Desde que yo era alumna, recuerdo a cada uno/a de mis compañeros/as encajado/a en uno de esos personajes. Sin duda, creo que hemos crecido asumiendo ese tipo de “papeles protagonistas” y que la sociedad en general, también los desempeña e incluso los potencia.
La situación en las aulas está empezando a ser preocupante por muchas razones. Como antes decía, la que creo que ha pasado a ser la más importante es que los maestros/as nos hemos quedado sin herramientas legales. Lo demás, se puede llamar habilidad de manejo del grupo, carisma, saber llegar al alumnado… Pero, lo que se dice herramienta legal, no tenemos prácticamente ninguna.
Si por casualidad nos enteramos de un verdadero caso de acoso legal, ¿qué podemos hacer los maestros?.
La Dirección General de Tráfico está estudiando seriamente imponer test de drogodependencias a los conductores como se hace actualmente con el de alcoholemia, porque indudablemente es un peligro que un conductor circule bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. Sin embargo, si uno, dos o los que sean, alumnos vienen a clase bajo los mimos efectos, y con el agravante de ser menores de edad, y con el handicap de que tienes que explicar a los demás, no puedes siquiera sugerirlo porque estás cometiendo delito contra el honor y la intimidad de ese menor.
No te quiero contar, lo indefensos que estamos ante los padres de estos menores, ante cualquier “rumor” que el niño lleva a casa, la presunción de inocencia desaparece de forma inmediata para el maestro: “Mi niño nunca miente”, es la frase que te da el golpe de gracia que te faltaba.
Creo que el tema de la infancia, adolescencia y juventud se nos está yendo de las manos, y aunque suene a tópico, son la sociedad del mañana.
Cuando estudié magisterio, nadie me dio clases ni teóricas ni prácticas, sobre habilidades sociales, psicología aplicada, capacidad de entendimiento de problemas familiares, capacidad de adaptación a los difíciles momentos económicos que viven muchas familias, pero, sobre todo nadie me dijo, ni me explicó que ante unos alumnos que se ensañan con otros, yo soy en última estancia la responsable y además se me presupone saber qué tengo que hacer y cómo resolverlo con una varita mágica.
Creo que es un tema que la sociedad debe plantearse con más seriedad, ya no sólo por el acoso que pueda existir dentro de un aula sino, además por el deterioro que sufre nuestra sociedad en la práctica totalidad de temas concernientes a las habilidades sociales y relaciones entre iguales. Dejo abierto el debate…
Retomo trapera con un tema que se nos está presentando cada vez más como novedoso en los medios de comunicación. Quisiera con este artículo esbozar, de manera no científica, los aspectos que sí me creo de este fenómeno y los que creo están siendo adornos someros, endosados al verdadero problema.
Me he decidido sobre este tema porque meses atrás, he vivido de cerca dos situaciones cuando menos paradójicas.
En una de ellas, tuve la ocasión de tropezarme con unos padres angustiados, llorando y reclamando ayuda porque supuestamente su hija estaba siendo víctima de este acoso en su aula y había llegado a una situación límite.
Durante mi conversación con ellos, pedí datos de las supuestas acosadoras, y en el mensaje había algo que no me cuadraba, simplemente no terminaba yo de creer que lo que esos padres me contaban fuese del todo correcto, no digo que estuvieran mintiendo, sino que considero que en la historia completa, había algo que no me dejaba entender bien el guión, por decirlo de alguna manera.
En los días posteriores, cuando el Centro intentó solucionar dicho conflicto, muchos de los docentes coincidimos en el diagnóstico: una broma que se fue de las manos y una alumna con serios problemas de autoestima. Dicha alumna, con su malestar emocional ha magnificado y sacado de contexto una serie de hechos y palabras…
El problema probablemente, está en esa alumna pero, como está tan de moda, sus padres y ella misma siguen pensando en un caso de acoso escolar (me resisto a utilizar la palabrita de moda…). Fui tutora de ese grupo durante cuatro cursos y creo conocerlos bien como para creer que no es el caso, que simplemente estamos ante una alumna con necesidad de apoyo y seguimiento psicológico.
Por otro lado, se ha dado la circunstancia de un grupo de secundaria, donde casi por casualidad, el tutor ha descubierto que los/as alumnos/as se tratan de manera habitual, cotidiana y casi con gracia a base de insultos, ofenden intencionadamente a las madres/padres, incluso con llamadas de teléfono a sus domicilios particulares…
Por supuesto, aunque casi todos entran en esta dinámica desde hace años ya, hay un grupito reducido que son principalmente víctimas de estas “gracias”. Como seguramente todos estemos pensando, coinciden, en su mayoría con los tímidos, los más reservados, los menos estudiosos, los desapercibidos, los más gorditos…
Este sí que creo que es un caso típico y serio de acoso escolar.
Relato estos dos hechos, que insisto han ocurrido en un mismo centro escolar y en las mismas fechas, porque aunque considero que el tema está de moda en los medios de comunicación, es verdad que últimamente acontece más de lo deseable.
Mucha gente opina y habla del tema viendo los toros desde la barrera y claro como en otras muchas ocasiones, la culpa la tiene el maestro…
Que si él lo sabía y no hizo nada, que si la seño no le hizo caso, que si la tienen cogida con el pobre niño… en definitiva, excusas, excusas y más excusas. Nadie se atreve a analizar verdaderamente la situación actual, y actuar en consecuencia.
Llevo diecinueve años trabajando en la docencia. He pasado por diferentes niveles educativos, por Infantil, por Secundaria y en la actualidad en Primaria. A lo largo de esta trayectoria profesional, he ido apreciando cambios acelerados en “la materia prima” que tengo en mis manos para trabajar. Permítanme que les llame de esa manera figurada; al fin y al cabo, son como plastilina que, dependiendo de lo vieja y usada que esté, podemos darle una forma u otra.
A nadie se le escapa que la sociedad en general, está totalmente cambiada en algunos aspectos. El concepto de familia, áquel que nos enseñaron de pequeños, basado en el de la Sagrada ídem, ya no tiene nada que ver…
En el cole bromeamos a menudo con la expresión de: “¡Cariño, tus hijos, los míos y los nuestros se están peleando!”, que debe ser más o menos lo habitual en las familias “rejuntadas” de otras anteriores. Lo comento a modo de anécdota porque no creo, tampoco, que éste sea el camino adecuado para encontrar las posibles causas a este fenómeno.
Otros dos aspectos que han cambiado, sin duda, en la sociedad y por lo tanto en la escuela, son el respeto hacia todo el entorno y las herramientas que los profesores tenemos para conseguirlo.
Cuando hablo del respeto, me refiero tanto hacia las cosas materiales, como hacia compañeros, y resto de personas en general.
Siempre ha existido el alumno “simpático”, el “burlón”, el “víctima”, el “tímido”, el “guaperas”…Desde que yo era alumna, recuerdo a cada uno/a de mis compañeros/as encajado/a en uno de esos personajes. Sin duda, creo que hemos crecido asumiendo ese tipo de “papeles protagonistas” y que la sociedad en general, también los desempeña e incluso los potencia.
La situación en las aulas está empezando a ser preocupante por muchas razones. Como antes decía, la que creo que ha pasado a ser la más importante es que los maestros/as nos hemos quedado sin herramientas legales. Lo demás, se puede llamar habilidad de manejo del grupo, carisma, saber llegar al alumnado… Pero, lo que se dice herramienta legal, no tenemos prácticamente ninguna.
Si por casualidad nos enteramos de un verdadero caso de acoso legal, ¿qué podemos hacer los maestros?.
La Dirección General de Tráfico está estudiando seriamente imponer test de drogodependencias a los conductores como se hace actualmente con el de alcoholemia, porque indudablemente es un peligro que un conductor circule bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. Sin embargo, si uno, dos o los que sean, alumnos vienen a clase bajo los mimos efectos, y con el agravante de ser menores de edad, y con el handicap de que tienes que explicar a los demás, no puedes siquiera sugerirlo porque estás cometiendo delito contra el honor y la intimidad de ese menor.
No te quiero contar, lo indefensos que estamos ante los padres de estos menores, ante cualquier “rumor” que el niño lleva a casa, la presunción de inocencia desaparece de forma inmediata para el maestro: “Mi niño nunca miente”, es la frase que te da el golpe de gracia que te faltaba.
Creo que el tema de la infancia, adolescencia y juventud se nos está yendo de las manos, y aunque suene a tópico, son la sociedad del mañana.
Cuando estudié magisterio, nadie me dio clases ni teóricas ni prácticas, sobre habilidades sociales, psicología aplicada, capacidad de entendimiento de problemas familiares, capacidad de adaptación a los difíciles momentos económicos que viven muchas familias, pero, sobre todo nadie me dijo, ni me explicó que ante unos alumnos que se ensañan con otros, yo soy en última estancia la responsable y además se me presupone saber qué tengo que hacer y cómo resolverlo con una varita mágica.
Creo que es un tema que la sociedad debe plantearse con más seriedad, ya no sólo por el acoso que pueda existir dentro de un aula sino, además por el deterioro que sufre nuestra sociedad en la práctica totalidad de temas concernientes a las habilidades sociales y relaciones entre iguales. Dejo abierto el debate…
11 comentarios
hideyoshi -
N.s.m -
Anónimo -
**Un beso para Elena y para los profesores que siempre han estado ahí cuando les hemos necesitado.Una vez se lo agradecimos, no está de más hacerlo otra vez o todas la veces que podamos, y creo que hablo en nombre de muchos alumnos cuando digo esto.**
N.s.m -
hideyoshi -
Mij -
hideyoshi -
Mij2 -
También he de decir que si hablamos de acoso como tan libremente hacen muchos ¿Cuántas veces no hemos sufrido un acoso entonces? Lo que hacemos es que ese acoso no continúe.
También he de decir que porqué tenemos que ser victimas de cualquier burla, sepamos defendernos o no.
Mi teoría es que no sabemos convivir y nos bombardeamos continuamente en busca de nuestro bienestar propio y no el común, por decirlo un poco exagerado (pero sólo un poco)
Mij -
Pero el problema es ¿porqué son acosados? y la verdad es que si ponemos a sacar detalles los acosados son esos tímidos, con cosas que le hacen diferentes a los demás y como dice mi profesor: ¿porqué no probamos a acosar a los que si saben defenderse? y es exactamente lo que él se respondió porque son muy listos. No sé si es verdaderamente un problema de inmadurez que provoca que ese alumno no se pueda defender o el entorno en el que se ha desarrollado lo que provoca esa falta de cariño que se tienen y digo falta de cariño ya que si verdaderamente se quisiesen no se dejarían avasallar por otros.
Y por eso en estos casos pienso por lógica que el origen es por culpa del acosador/a o acosadores/as, igual que cualquier caso, pero a partir del primer pique si el que es acosado no se defiende no lo veo tan claro, ¿realmente es acoso?
Ya luego si se da el caso de los que yo considero creíbles me refiero a aquellos casos en los que el alumno no se puede defender de los ataques de lo otros, en ese momento, diría que es un acoso.
hideyoshi2 -
hideyoshi -
Me parece que tocas varios temas de interés: Por un lado el acoso, estoy totalmente contigo en que es un tema de moda y que ahora salen casos hasta debajo de las piedras(unos ciertos y otros no) yo tuve el año pasado que bregar con uno que si lo era...pero este año he asistido atónito a como en otro supuesto caso se nos queria vender, por parte de la madre que sabe lo que tiene,a la supuesta acosada en plan Heidi.. Lo malo de estas modas es que te vienen de todo...yo al respecto tengo mi teoría, de toda la vida han existido roles en las clases, alumnos de los que se han burlado, pero antuiguamente como estabamos juntos en la calle (y no con msn,play statons,etc) la persona que en la clase era objeto de burla a lo mejor fuera se reia de ti porque te caias,o simplemente era más habil que tú,...es decir, la situación no iba a mayores( a veces si) pero hoy en dia estos niños burbujas, apoyados por una horda de \"padres amigos\", ven mayor el problema de lo que es...lo triste es que entretenerte con estos casos hacen que los verdaderos acosados(ue en muchos casos son los que no se atreven a decir nada) se te escapen....