Amonal, de Enrique Falcón
(por P. Tacoronte)
Un salto reciente a La Laguna, para escuchar algo de lo leído en el ciclo La Laguna Ciudad de Poesía (donde, por cierto, cortó la respiración de los asistentes la lectura poética-profética de Juan Jiménez), me deparó la suerte de traerme un libro a punto de publicarse de una nueva colección de poesía. El director de "Atlántica" -así se llama la colección- es el poeta Ernesto Suárez, hombre de una militancia cultural incombustible. La iniciativa se incluye en Ediciones Idea; ya han notado muchos la impresionante labor editorial de este sello, que ha rescatado escritores canarios de gran interés, pero es cierto que con frecuencia la edición de sus volúmenes podría ser más cuidada.
No es el caso del primer libro de la colección de Ernesto Suárez, que es una maravilla para bibliófilos, libro de cuerpo alargado, austero y a la vez amable al tacto, terso. Son sin duda las mejores ediciones hasta ahora de Idea y vale pensar que, como sucede con la otra importante propuesta editorial canaria, Anroart, con el tiempo los libros sean cada vez mejores (en todos los sentidos).
El libro de Atlántica, titulado Amonal y otros poemas, es del poeta Enrique Falcón, que algunos en las Islas conocíamos sobre todo por su participación en el grupo de crítica poético-política Alicia bajo cero. Falcón es profesor de formación profesional y miembro de la Comunidad de Vida Ignacio Ellacuría, del colectivo Teuladí de apoyo en prisión y de la Unión de Escritores del País Valenciano. Es autor de los libros El día que me llamé Pushkin (1992), La marcha de 150.000.000 [cuatro partes, entre 1998 y hoy], AUTT (2002), Codeína (2005).
El libro es interesantísimo, libre de la estérli dicotomía entre poetas de la experiencia y del conocimiento, que tan sólo sirve para dotar de identidad dialéctica a los dos frentes, necesitándose irremediablmente para ello los unos a los otros. Si cabe una alianza entre poesía y justicia, Falcón trabaja y escribe por ella. Lo que más interesante nos ha parecido es un diario a la vez poético y político titulado "No doblar las rodillas", que va de 1991 al 2004, apasionante. Es increíble cómo sin hablar sobre ello deja en ridículo a esa acumulación de diarios hedonistas sobre anécdotas egoicas y aburridas que acumulan ahora algunos poetas jóvenes, donde abundan varios canarios, dicho sea de paso. En el diario de Enrique Falcón, el día a día es la posibilidad de vincular palabra y acción socio-política, sin por ello renunciar a una libertad absoluta de las formas poéticas, ¿cómo sería posible de otro modo?
Bueno, que la iniciativa de Ernesto Suárez promete y no sólo; ya cumple. Y lo que viene.
2 comentarios
Fernando -
perera -
Saludos.