MARGARITA EN EL RECUERDO
(Por el Profesor Ruano)*
Decíamos en nuestro trabajo sobre el señor Diego* que Margarita, su esposa, estaba a punto de cumplir el siglo. Pero no ha podido ser. La enfermedad que la tuvo postrada durante meses no le permitió gozar las fiestas de las Nieves en su villa de Agaete.
Margarita ha fallecido en el umbral del siglo. Hace sólo unos días abandonó su estancia en la villa. No pudimos enterarnos el mismo día, dada la vorágine de eventos que nos ocupaban entonces; unos, programados, y otros, imprevistos. El día 3 de Agosto, víspera de la Rama, por más que este año infausta, debido a la inútil y violenta muerte de un ser humano en el barranco de Agaete, nos dejó para siempre la compañera de Maestro Diego, mi amigo Dieguito, después de una anunciada despedida. Descanse en paz. Sit tibi terra levis.
Junto a la estrella habitada por el Sr. Diego refulgirá otra de igual intensidad a partir de ahora, irradiando la expresión risueña de sus moradores. Ya no estarán solos el resto de su eternidad.
Que nuestro pésame acompañe a toda su familia, en especial a Antoñita, su hija mayor, gran amiga nuestra, que mantiene vivos los recuerdos de sus antepasados próximos y lejanos.
*Cándido Rodríguez Ruano es Catedrático de Geografía e Historia.
Decíamos en nuestro trabajo sobre el señor Diego* que Margarita, su esposa, estaba a punto de cumplir el siglo. Pero no ha podido ser. La enfermedad que la tuvo postrada durante meses no le permitió gozar las fiestas de las Nieves en su villa de Agaete.
Margarita ha fallecido en el umbral del siglo. Hace sólo unos días abandonó su estancia en la villa. No pudimos enterarnos el mismo día, dada la vorágine de eventos que nos ocupaban entonces; unos, programados, y otros, imprevistos. El día 3 de Agosto, víspera de la Rama, por más que este año infausta, debido a la inútil y violenta muerte de un ser humano en el barranco de Agaete, nos dejó para siempre la compañera de Maestro Diego, mi amigo Dieguito, después de una anunciada despedida. Descanse en paz. Sit tibi terra levis.
Junto a la estrella habitada por el Sr. Diego refulgirá otra de igual intensidad a partir de ahora, irradiando la expresión risueña de sus moradores. Ya no estarán solos el resto de su eternidad.
Que nuestro pésame acompañe a toda su familia, en especial a Antoñita, su hija mayor, gran amiga nuestra, que mantiene vivos los recuerdos de sus antepasados próximos y lejanos.
*Cándido Rodríguez Ruano es Catedrático de Geografía e Historia.
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