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FE Y POLÍTICA

(por Fernando Yupanqui)

El verdadero espíritu del cristianismo (situado mucho más allá de la idiotez característica con que la gente culta habla de la creencia o la fe) se esconde, irradia en la vida de aquellos hombres que se convierten en personas mesiánicas, como dijera el teólogo alemán Jürgen Moltmann. Sin duda, el jesuita Ignacio Ellacuría, teólogo asesinado en El Salvador en 1989, fue uno de esos vivientes excepcionales. Las cartas que le dedica su compañero y amigo Jon Sobrino, recientemente publicadas por la editorial Trotta, certifican nuestra afirmación. Se trata de cartas enviadas a un mártir, es decir, inspiradas en la experiencia de quien comprendió la Vida desde el seguimiento de Jesús, desde el seguimiento de la denuncia del mundo, de la denuncia incansable de la injusticia. Se trata de cartas que, en tal inspiración, conservan en sus entrañas lo que podríamos denominar una praxis de fe, esto es, la salida al mundo de la desestabilizadora manifestación de la creencia como revelación de un más allá posible de la vida propia, del Yo.

Sí, la fe se convierte en política. La praxis de la fe tiene una clara predisposición social, en contra de lo que se imagina generalmente. La acción de las personas siempre deriva en política, aunque su origen no sea estrictamente político. Por ello será preciso recordar cómo se enfoca tal cuestión desde pasajes del Evangelio que están estrechamente ligados a la economía, a la política de la comunidad. No tenemos más que acercarnos al fragmento cuyo título es El hombre rico (Marcos), o al Sermón de la Montaña (Mateo), para considerar directamente cuál es la crítica, entre tantas otras, que acomete Jesús contra los poderosos. Generalmente nadie recurre a tales pasajes. Por supuesto que no lo hizo un enfermo mental como Mel Gibson, multimillonario que se encargó de planificar, en su demencial película titulada La Pasión, el recorte de partes del Evangelio que apuntaban directamente contra él mismo. Así, en Marcos 10,25: Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.

Pero hablábamos de Ignacio Ellacuría, y de Jon Sobrino, dos personas ejemplares más allá de la creencia en que vivieran. Hablábamos de ellos porque no hay otro modo de acercarse a la esencia del cristianismo, creencia tan desactivada dado su peligro cuestionador, más que recurriendo a la vida de aquellos que con más decisión se acercaron a contribuir a llevar a cabo el plan salvífico del Dios de Jesús: plan que tiene como corazón una interpretación de la historia desde el punto de vista de las víctimas, es decir, una reversión mesiánica de la historia. Por ello, no es extraño que la estructura misma de la realidad en que vivimos haga que las personas jamás se interesen por el cristianismo, por la praxis de Vida de Jesús: por un lado, hay quienes creen todavía, como niños bien domesticados que son, que el cristianismo es un cuento de hadas, una fábula. Por otro, hay quienes no soportan la fuerza con que Dios se manifiesta en la Vida, subvirtiendo todos los valores humanos. Habremos de pensar dónde estamos parados.

16 comentarios

hideyoshi -

Daniel, me tienes frito jejeje. Yo no defiendo a la iglesia mas bien me puedo.....en ella. Pero es cristianismo no tiene por qué ser catolico o de otra confesión, puede ser entendido como una opción personal y no verte totalmente identificado con ningún grupo.

Philippe -

Daniel, lo que hemos llamado "más allá de lo humano" no es una idea.

Daniel -

Ni las iglesias de turno en extender su palio previo pago del correspondiente alquiler.

hideyoshi -

si me permiten inmiscuirme en tan interesante debate, sólo quiero aportar lo siguiente: El mensaje de Jesus es el que es, ahi están los evangelios, pero a cualquier texto se le han hecho revisiones descontextualizadas e interesadas....a cualquier texto o noticia. A que viene esto, a que si bien el mensaje de Cristo es uno( predica el amor, la paz, tolerancia,...) que está del lado de los pobres( es más facil que un camello pase por el ojo de una aguja....)los estamentos de poder asimilan cualquier posible mecanismo en su beneficio, y de eso la historia nos da múltiples ejemplos. Los poderosos nunca han tenido escrupulos a la hora de disfrazar sus intereses con un manto sacro.

Yupanqui -

La caída por sí-mismo o por el futuro. Esa es la diferencia entre los "humanistas" y los cristianos. No hablo de un futuro en cuanto positivismo, sino en cuanto fe, lo cual dista mucho de ser explicitado en unas pocas palabras. Quizá el ideal del humanista se concentre en el sacrificio en pos de la comunidad, no así el del cristiano: el cristiano no se sacrifica, sino que se entrega, porque ya estaba entregado a la Gracia.

Daniel -

Me debí despistar al rellenar los campos. El comentario anterior es mío. Disculpen.

Anónimo -

" Y el cristianismo, como bien has visto, pone una medida (sin medida) más allá de lo humano. Ese "más allá" es lo que testifican los mártires. Por eso, a no ser que los consideremos "cristianos anónimos" (me inclino a pensar que sí), sería difícil sostener que tus humanistas afrontaran su caída como los teólogos del artículo."

No sé Philippe, de entrada enl concepto de martir me eriza los pelos de manera inevitable. Yo veo asesinos y víctimas. Entre esas víctimas de las guerras sociales las ha habido creyentes y no creyentes. La influencia de la imaginería cristiana en occidente es muy potente y la acogieron incluso los anarquistas que hablaban de "mártires de la idea" al hablar de sus caídos, por ejemplo de los "mártires de Chicago"... sin embargo, hablar de mártires me parece ensalzar de alguna manera a los verdugos. Tengo para mí que buena parte de esos mártires creyentes o no hubieran preferido que no los mataran ni los torturaran. La experiencia histórica con las ideas que van "más allá de lo humano" (que también las ha habido militantemente ateas) es que se llevan por delante a un buen montón de seres humanos.

Yupanqui -

Para recién intentar saber algo sobre exégesis bíblica tendríamos que pasar largos años encerrados. No entiendo cómo Daniel se puede despachar a Cristo con la facilidad que caracteriza al prejuicio. Sin duda, un prejuicio gadameriano tan extendido que empieza a dar miedo. Definitivamente, como se ha dicho, el problema es la interpretación. Cómo interpretar. Quien haya al menos echado un vistazo a los Cuatro Evangelios se dará cuenta de que el modo de interpretación no debe ser el ordinario, el interpretar lo que sea. Precisamente por eso se ha hecho del cristianismo lo que se cree que es. Precisamente porque el lenguaje judío-apocalíptico-profético de Jesús ha sido viciado de "Humanismo" europeo. Esto es la Cristiandad señores, del cristianismo (creencia o fe mesiánica judía) aún no hemos tenido noticia salvo en personas.
Además, el hecho de que el cristianismo haya sido adaptado al poder nada dice de él, sino del poder de la ideología para "interpretar" sin escrúpulos. Saludos.

Phlippe -

no hay ambigüedad en las denuncias del poder y el dinero como mal radical tal y como se leen en los Evangelios. (Revisa si quieres el Sermón de la montaña, Daniel) Otra cosa es que a algunos no les haya interesado leer o no hayan podido. Pero el texto pide ser escuchado, de otro modo no leo, sino proyecto lo que ya pienso o ya sé. Ah, por cierto, no hay "lenguaje religioso", sólo narración de relaciones más o menos difíciles, del Antiguo al Nuevo Testamento.

Daniel -

Yo no sé si será posible o no "toda interpretación" en los términos que plantea Philippe, pero si por algo se ha caracterizado el devenir de las grandes religiones es por adaptarse con toda facilidad a los diferentes poderes con los que han tenido que lidiar. Y eso es más sencillo partiendo de textos frecuentemente crípticos y "abiertos" como suelen ser los textos religiosos. Otro tipo de lenguajes son claramente menos "intepretables", pero el lenguaje religioso juega casi siempre a la ambiguedad. No creo que sea casual. Abrazos de un exadicto.

perera -

Por supuesto que no toda interpretación es posible. "Posible" tal vez, en tanto en cuanto se supone que uno puede decir lo que le dé la gana. Pero ¿puede uno decir, realmente, lo que le dé la gana ante un texto o ante una persona? La cosa es compleja, pero no insolucionada. Si puedo opinar ante un texto, si puedo hablar incluso (como creo que sugiere Philippe), ¿no es acaso porque siempre uno tiene otra interpretación posible y mejor, que cree más justa frente a la cara del texto o la persona? He ahí la responsabilidad de decir (y de actuar con)cualquier cosa o persona: se puede ser más o menos (in)justo. Que todos podamos opinar no quiere decir que todos seamos más o menos (in)justos y, por tanto, que cualquier opinión valga de la misma manera. Igual con el tema que plantea Yupanqui, que señala Daniel y que Philippe debate. Un saludo.

Philippe -

sobre lo que dice Daniel acerca de que toda interpretación es posible, discrepo de lleno. Si un texto depende del arbitrio interpretativo del intérprete lo que sucede es violencia textual. Defender cualquier interpretación como posible es afirmar un nihilismo moral sin reservas. Y ni siquiera el famoso "todo es interpretación" lo consigue. Esa frase ya es una primera verdad. Hablar ya es testificar la posibilidad de una interpretación mejor que otra en relación a la concreción material del texto.
Besos de un ingenuo beato. ( retomamos el interés de los comentarios del anterior famoso artículo de Yupanqui)

Philippe -

Es cierto, Daniel, el cristianismo no es un humanismo. Como sabrás, la "humanitas" romana traduce el modo en que los griegos se diferenciaban como hombres superiores de los "bárbaros". Los humanistas del Renacimiento retoman la distinción. Los ameriendios serán los nuevos bárbaros. El humanismo es la tesis de que el hombre es la medida de todas las cosas, autosuficiente. Y el cristianismo, como bien has visto, pone una medida (sin medida) más allá de lo humano. Ese "más allá" es lo que testifican los mártires. Por eso, a no ser que los consideremos "cristianos anónimos" (me inclino a pensar que sí), sería difícil sostener que tus humanistas afrontaran su caída como los teólogos del artículo.

Daniel -

Bueno, los veo tan beatillos que me veo obligado a intervenir. Lo bueno (para las estructuras que sobre ellas se han montado) y lo malo (para que los vulgares mortales nos aclaremos), es que de las escrituras con vocación de sagradas (La Biblia, El Corán, etc...) cada cual saca lo que quiere o le dejan y dichas escrituras (vida de Jesús o de Mahoma o de Francisco de Asis) sirven igual a una causa que a otra, lo que ha permitido, entre otras cosas, que la Iglesia Católica haya sobrevivido todos estos siglos. Ellacuría, como Camilo Torres y tantos otros, son tan "mártires" (perdonen pero a mí la palabrita me jode) como los miles de caídos que pueden presentar los anarquistas, los comunistas,los sindicalistas y hasta algunos soialdemócratas, y hay que tener en cuenta que a Ellacuría, a Torres y a tantos otros no los mataron por cristianos sino por rojos peligrosos o "cubrerojos" que para el enemigo, muchas veces, es mucho peor. Me temo que su lectura del evangelio, que les hizo adoptar la posición que adoptaron es otra más, como la que hace Bush en el otro extremo o nuestra Conferencia episcopal. Eso no me hace despreciar su heróica toma de posición, sino, tal vez, valorarla más. Pero no por cristiana, sino por humana.

hideyoshi -

Yupanqui,me alegra ver que sigues entre nosotros. estoy muy de acuerdo contigo...no creo que el mensaje de cristo ( y eso que no soy muy creyente)sea ajeno a la realidad en que vivimos o a la que se vivio desde su época hasta hoy día, principios como la solidaridad, el `perdón, la compasión,....no pasan de moda. Aún más yo creo, como Philippe, que todo lo que hacemos es política y aunque suene fuerte Jesus planteaba cosas que a posteriori planteaba la izquierda, como ya muchos autores han retomado. La separación de lo uno y lo otro tratando de presentarlos como antagónicos, la visión del mensaje de la fe como algo tan divino como imposible, sólo puede obedecer a intereses de aquellos poderosos que la han utilizado a lo largo de la historia para legitimar su posición de poder. Un brazo y amén hermanos,jejeje

Elena -

Me alegra mucho que te hayas asomado otra vez por trapera. Tú siempre buscando el comentario. Presiento que éste tiene también madera para ello. Me ha gustado mucho