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Trapera

VERSIÓN CANARIA DE CAPERUCITA,

VERSIÓN CANARIA DE CAPERUCITA,          El amigo Pintado nos ha hecho llegar una particular versión del cuento de Charles Perrault que ha encontrado navegando por la Red.         Muchas gracias Pintado porque con tus participaciones te has convertido en un clásico inevitable para explicar que es Trapera. Un abrazo.

UN CUENTO EN CANARIO (en tono de humor) por Donina Romero

 
    Pues bien, el cuento se titula Caperucita Roja y comienza así.

    Érase una vez un guayabillo de niña llamada Caperucita Roja,
zafada,más ensayada que una escopeta y con mucho tino para
hablar, que nunca se metía en rebotallos ni rifirrafes, que no era faltona e
iba arregladita como un tollo compuesto pues no le gustaba afrentar a su
madre vistiendo como un pilfo.

   Deseaba visitar a su viejita abuela que vivía en el bosque y a
quien ya se le estaba yendo el baifo porque la estaba abicando, y antes de
que la espichara quería llevarle una cereta de tunos
indios, una lecherita de beletén más una taleguita de gofio misturado, o sea,
de trigo y millo que tanto le agradaba a la anciana señora.

   Así es que arrancando la penca, la niña se adentró en el bosque
con cierto chirgo, pues sabía que el rabo de perinqué y totorata del
lobo,confianzudo y de mal tabefe, la espiaba para trincarla y comérsela
de enyesque acompañado de una pella de gofio y plátano, dos jareas, un
lebrillo de carajacas, papitas arrugadas con mojo encarnado de la
puta la madre y una botella de agua de San Roque con gas.

   El lobo era un palanquín de aspecto revejido, flaco como una
verguilla y un pejiguera siempre dispuesto a jeringar. Así es que en cuando vio
a Caperucita se puso a dar esperridos como un mataperro para
asustarla,pero Caperucita, enroñada y con su pachorra de siempre, ante aquel
cloquío lo miró de refilón y sin levantarle el gallo le dijo que el que
iba a cobrar iba a ser él, que a ella nadie le cogía la camella......,
haciéndole fos y continuando su camino sin atorrarse, lo que dejó
al laja del lobo margullando en saliva y rezongando de amulamiento por no
poder comérsela y empajarse.

   El lobo, rascado y de mala tiempla, se acercó al río a refrescarse
el totiso y el gaznate por no tener cerca un cafetín para un carajillo, y
allí, sentado sobre una piedra, pegó la hebra consigo mismo
mientras se comía las uñas hasta las raspas y con el pensamiento trataba a
Caperucita de risquera, echona, cocorioco, erizo cachero, trasmallo y no
sé cuántos adjetivos a cual más peyorati
  
   Emborregado, agoniado y con la matraquilla de querer comérsela,
corrió desesperado a casa de la abuelita bajo un chipi-chipi que lo dejó
entripado y renqueando de tanto correr.

   Como era un poco tabaiba, aunque farol y malo como un aguaviva,
estornudó cerca de la ventana, con lo cual al oírlo, abuela y nieta, que
le escarmenaba el pelo a aquella, cogieron sendos teniques para darle un
macanazo y acabar con el guineo ya que no podían verlo ni en
pintura y que así se fuera escaldado de una vez por todas.

   Los teniques salieron como voladores rabúos por la ventana yendo a
caer con geito sobre el zarandajo del lobo que, escarranchado en el
suelo, se comía una embozada de fresas para matar el hambre.
Como un sanana, enchapado de vergüenza y doblado como una
alcayata salió de allí con pronta retirada, mientras Caperucita y su abuelita (que
se había olvidado que estaba con la quilla en el marisco y ya para la
gueldera) se comieron un cucurucho de helado y roscas de azúcar mientras
llenaban la habitación de sopladeras de colores con belingo incluido.

2 comentarios

este cuento en canario se sale -

este cuento es la bomba y mas en canario!!!jeje... una canaria orgullosa de sus raices.

hideyoshi -

la verdad es que lo colgué casi sin leerlo...muy bueno, Pintado jejeje