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El mundo ante el cenit del petróleo. Parte 8: Los gobiernos ante la proximidad del cenit

Los gobiernos de los países más poderosos del mundo no parece que estén tomando las medidas necesarias para ir adaptando sus economías a la realidad energética marcada por la curva de Hubbert. Los diferentes partidos políticos y los gobiernos siguen manteniendo el crecimiento económico como promesa y premisa básica en sus campañas electorales y en el desarrollo de sus políticas económicas y, pese a los avances logrados en la eficiencia energética, hasta ahora los crecimientos económicos siempre han necesitado de incrementos en el consumo de la energía.

Hasta la fecha se ha conseguido mantener el crecimiento económico de muchos países, forzando para ello los mecanismos de explotación de los recursos energéticos del planeta, lo que incluye los yacimientos petrolíferos. Pero estas políticas pueden estar favoreciendo que el pico de producción mundial de petróleo se tienda a convertir en una meseta, es decir, que la producción se mantenga un tiempo pero para luego caer de forma más rápida. Es como si se dispone de un depósito con agua que se está agotando, y la solución ante la disminución del caudal sea añadir más grifos para entre todos ellos poder seguir contando con el mismo caudal. Durante un tiempo se podrá satisfacer la demanda y dará la sensación de que queda agua suficiente en el depósito, cuando en realidad lo que está sucediendo es que se está agotando a mayor velocidad y, por tanto, que cuando deje de salir agua lo hará de forma más repentina.

Muchas de las guerras de las últimas décadas en las que han participado de forma más o menos directa las grandes potencias han estado relacionadas con el control de las principales reservas de petróleo y gas natural existentes en la Tierra. Esto es especialmente válido para los EE.UU., que ha pasado de importar el 2 % del petróleo que consumía en 1950 a importar el 55 % de su inmenso consumo actual, que supone más del 25 % del suministro energético global, para abastecer las necesidades de su población, la cual constituye tan sólo el 5 % de la población mundial (figura 8).

China se está convirtiendo en la pieza clave en el complicado equilibrio entre las distintas superpotencias ante las menguantes reservas de petróleo. Con una población de 1300 millones de habitantes, su entrada en el mercado mundial y el fuerte crecimiento económico, basado en el incremento del consumo de petróleo, está presionando fuertemente sobre los mercados internacionales de crudo, contribuyendo al alza de los precios. Posee una posición económica muy fuerte ante los EE.UU., pues está permitiendo la pervivencia del "sueño americano", tanto a través del inmenso aporte de bienes a bajo coste producidos por una mano de obra muy barata, como mediante la compra de bonos del Tesoro americano, lo que está sosteniendo el sistema financiero de los EE.UU. en un equilibrio que podría romperse en cualquier momento. China puede además hundir la economía norteamericana si pone a la venta su gran reserva de dólares, lo que causaría una extraordinaria devaluación de la moneda norteamericana. Esto ha hecho perder fuerza a los EE.UU. ante el "gigante asiático" y ante los países que cuentan con su apoyo, que empiezan a sentirse cada vez más fuertes, como es el caso de Venezuela, Cuba o Irán, el segundo productor mundial de crudo tras Arabia Saudita, y que ya ha firmado un contrato con China para suministrarle grandes cantidades de petróleo durante los próximos años.

 

 

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["Informe sobre el Cenit de la producción mundial de petróleo" realizado por Fernando Bullón Miró en octubre de 2005 para AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos) y publicado por Crisis Energética]

 

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