Entre Alsacia y Alemania, pienso en Canarias
(por Philippe Tacoronte)
Ando por las fronteras franco-alemanas, cerca pero distante del parlamento europeo. Recorrido nostálgico, hacia el pasado y hacia el futuro. Por qué el pasado? En Tübingen buscamos la torre donde el poeta Hölderlin pasó casi cuatro décadas, junto al río Necker, un lugar inolvidable. A dos pasos quise salir como intruso en una foto frente al "Stift" donde estudiaron Hegel, Schelling y el propio Hölderlin. La cuesta empedrada que baja hacia el Necker, la habrán recorrido muchas veces. Y junto a ello la teologia. Tübingen como capital mundial de la teología, las librerías con todo lo deseable en filosofía y teología.
A dos horas en tren de Stuttgart, Estrasburgo, la ciudad refugio de escritores exiliados, de Blanchot, Levinas, y ahora de Nancy, Lacoue-Labarthe y el adoptado Derrida, libros llamados "pensar en Estrasburgo", una ciudad que habla por los escritores que allí piensan... La mezcla asombrosa en la calle, en los nombres de cualquier calle, de lo alemán y lo francés, y de lo alsaciano, que no es exactamente ni lo uno ni lo otro.
Ahora, por qué la nostalgia del futuro. El recuerdo constante de Canarias durante el paseo por esas ciudades, por sus librerías y en el eco de la "gran cultura europea" en cada recodo. Por ejemplo, la estatua de Gutemberg, en verdad algo siniestra. Representados a sus pies los grandes filósofos y los libertadores de América, entre ellos, apiadado de los indígenas americanos, Bolívar. Era eso Europa? Descartes en el centro de la reunión, velando sin saberlo por la colonización de América... O era Europa la posibilidad de desmontar a Descartes y cualquier forma de violencia? La huella del cristianismo que dice, que deja la catedral de Estrasburgo, qué hará Europa con la palabra de esas catedrales?
Pero dije Canarias. Toda aquella acumulación de posibilidades, de libros y tradiciones con las que no contamos, de la que nos sentimos herederos, pero sobre la que nadie piensa tengamos algo que decir, ni siquiera muchos canarios. La amplitud de mirada, de intruso frente a la estatua de Gutemberg y la confianza sin expectativa de volver a intentarlo una vez más allá en las Islas desencadena nuevas fuerzas para seguir trabajando. Esa nostalgia del futuro sólo expresa la visión "clara y distinta" de las posibilidades que gravitan sobre Canarias, continuamente, ahora quizá de modo absolutamente nuevo.
Ando por las fronteras franco-alemanas, cerca pero distante del parlamento europeo. Recorrido nostálgico, hacia el pasado y hacia el futuro. Por qué el pasado? En Tübingen buscamos la torre donde el poeta Hölderlin pasó casi cuatro décadas, junto al río Necker, un lugar inolvidable. A dos pasos quise salir como intruso en una foto frente al "Stift" donde estudiaron Hegel, Schelling y el propio Hölderlin. La cuesta empedrada que baja hacia el Necker, la habrán recorrido muchas veces. Y junto a ello la teologia. Tübingen como capital mundial de la teología, las librerías con todo lo deseable en filosofía y teología.
A dos horas en tren de Stuttgart, Estrasburgo, la ciudad refugio de escritores exiliados, de Blanchot, Levinas, y ahora de Nancy, Lacoue-Labarthe y el adoptado Derrida, libros llamados "pensar en Estrasburgo", una ciudad que habla por los escritores que allí piensan... La mezcla asombrosa en la calle, en los nombres de cualquier calle, de lo alemán y lo francés, y de lo alsaciano, que no es exactamente ni lo uno ni lo otro.
Ahora, por qué la nostalgia del futuro. El recuerdo constante de Canarias durante el paseo por esas ciudades, por sus librerías y en el eco de la "gran cultura europea" en cada recodo. Por ejemplo, la estatua de Gutemberg, en verdad algo siniestra. Representados a sus pies los grandes filósofos y los libertadores de América, entre ellos, apiadado de los indígenas americanos, Bolívar. Era eso Europa? Descartes en el centro de la reunión, velando sin saberlo por la colonización de América... O era Europa la posibilidad de desmontar a Descartes y cualquier forma de violencia? La huella del cristianismo que dice, que deja la catedral de Estrasburgo, qué hará Europa con la palabra de esas catedrales?
Pero dije Canarias. Toda aquella acumulación de posibilidades, de libros y tradiciones con las que no contamos, de la que nos sentimos herederos, pero sobre la que nadie piensa tengamos algo que decir, ni siquiera muchos canarios. La amplitud de mirada, de intruso frente a la estatua de Gutemberg y la confianza sin expectativa de volver a intentarlo una vez más allá en las Islas desencadena nuevas fuerzas para seguir trabajando. Esa nostalgia del futuro sólo expresa la visión "clara y distinta" de las posibilidades que gravitan sobre Canarias, continuamente, ahora quizá de modo absolutamente nuevo.
4 comentarios
Philippe Tacoronte -
Bethencourt -
Fernando: -
Y SOBRE TODO: creo firmemente que esa mirada ante Europa, ante un posible "rescate" de la Europa del futuro, sólo puede venir de una cabeza extranjera, en tu caso, de una cabeza canaria-más-allá. Los dos abrazos.
Luis -