El mundo ante el cenit del petróleo. Parte 7: Las posibilidades ante el cenit
Las soluciones ante el cenit del petróleo habrían de pasar por el ahorro energético masivo, por el descubrimiento de nuevos grandes yacimientos que retrasen la caída de la producción, y/o por la progresiva sustitución del petróleo por otras fuentes de energía alternativas a medida que la producción de aquél vaya disminuyendo. Pero lo cierto es que ni siquiera con el alza de los precios del crudo que ya se ha registrado se ha detenido el incremento de la demanda, ni se han incrementado los gastos en exploración, ni se están implementando masivamente energías para sustituir al petróleo.
1.- El ahorro energético
Reducir el consumo energético es la medida aparentemente más sencilla e inmediata que se puede poner en práctica ante el cenit del petróleo, pero presenta diversas dificultades:
No se puede disminuir significativamente el consumo de petróleo en muchas actividades productivas básicas como la agricultura o el transporte de mercancías.
Si el gobierno de un sólo país o un sólo partido político informase a sus ciudadanos del cenit del petróleo perdería el apoyo de los electores, que sólo quieren oír hablar de "progreso" y de "crecimiento". Además, un gobierno no puede oponerse a las políticas conjuntas de los países e instituciones con los que tienen compromisos internacionales, y con los que comparte espacios y objetivos económicos comunes. Tampoco se puede oponer a los intereses de las grandes corporaciones empresariales que operan en sus países.
El sector privado necesita de elevados niveles de consumo para mantener sus ventas y beneficios, y para ello se vale de la publicidad que estimula a los ciudadanos al consumo.
Las grandes agencias de noticias y los medios de comunicación están en manos de poderosas empresas multinacionales que tienen inversiones en el sector energético, y si informasen con claridad del cenit del petróleo y de sus consecuencias, podría perderse la confianza en la solidez de la economía, y producirse una brusca caída de la inversión en la bolsa y el derrumbe del sistema financiero. En ese sentido, en ocasiones los medios de comunicación se refieren a otras fuentes de energía como las "energías del futuro". Este tipo de informaciones impiden concienciar a la población, a la que proporcionan un sentido de seguridad que, como veremos, no se corresponde con la realidad, y que contribuye a promover el aumento de los elevados niveles de consumo energético actuales.
Si los países desarrollados no frenan sus elevados y crecientes niveles de consumo de petróleo, es complicado que los países en vías de desarrollo como China acepten reducir su consumo, cuando hoy en día su nivel de consumo per cápita es muy inferior al de los países más desarrollados. Esto complica aún más la posibilidad de que empiece a disminuir la suma de la demanda mundial.
2.- Aparición de nuevos yacimientos y explotación de fuentes no convencionales
Desde los años 60, tal como muestra la figura 2, y pese a las exploraciones habidas en todo el planeta con tecnologías cada vez más sofisticadas, los descubrimientos de yacimientos de petróleo han ido disminuyendo progresivamente. La mayor parte del petróleo que se consume en la actualidad proviene de los grandes campos petroleros descubiertos hace más de dos décadas, pues por su gran tamaño estos campos fueron los primeros en descubrirse.
Actualmente, pese a que la producción y la capacidad de refino están al máximo de sus posibilidades, la producción está teniendo dificultades para cubrir la creciente demanda mundial, por lo que se ha producido una fuerte subida de los precios del petróleo. Esta situación se podía prever desde hace tiempo, y sin embargo las grandes petroleras llevan años disminuyendo las inversiones en exploración, creación de nuevas refinerías o fabricación de nuevos buques petroleros. Dichas inversiones habrían resultado rentables con la previsible subida de la demanda. Probablemente si no se dieron esas inversiones es porque sabían que no quedaban grandes cantidades de petróleo por descubrir, ni por tanto para transportar o refinar.
Además, hay que tener en cuenta que desde que se descubre un campo petrolífero hasta que empieza a producir se necesita un período de unos 4 a 6 años, por lo que aunque apareciese algún gran yacimiento puede no llegar a tiempo para cubrir la inminente escasez, y menos aún porque habría que esperar a crear los nuevos barcos petroleros y las refinerías necesarias, lo que tampoco se hace de un año para otro. En este sentido los últimos años de esta década pueden ser críticos, pues apenas está prevista la apertura de nuevos campos que permitan seguir compensando el declive de la producción de los campos más antiguos, como ha venido sucediendo hasta la actualidad.
Respecto a las fuentes no-convencionales de petróleo, como esquistos y arenas asfálticas, su explotación genera graves daños ambientales y requiere enormes inversiones en investigación e infraestructuras, así como grandes cantidades de agua y de energía (aproximadamente se necesita la energía equivalente a dos barriles de petróleo por cada tres que se obtienen).
3.- Otras fuentes de energía
Las fuentes de energía basadas en recursos finitos no renovables (gas, petróleo, carbón y fisión nuclear), que tantos problemas de contaminación generan, aportan en la actualidad el 86% del enorme consumo de energía global (figura 6), y de ellas el petróleo, el 35 % del total y más del 90 % de la energía empleada en los transportes. Ninguna de las demás fuentes de energía conocidas pueden desarrollarse a tiempo como para acercarse a la gran cantidad de energía proporcionada por ellas, y menos en las cantidades que se requieren si la población mundial, la economía y el desarrollo de los países continúan creciendo tal como es el objetivo básico de las políticas económicas de los gobiernos de todo el mundo. A esto se une que las fuentes de energía renovables se sirven para su implantación de la energía y de los materiales proporcionados por el "oro negro", por lo que en un mundo con menor disponibilidad y con precios de petróleo más elevados, su instalación resultará más costosa y complicada.
Si bien las energías renovables pueden complementar a las tradicionales en la producción de electricidad, en nuestros días no se dispone de ninguna fuente de energía que pueda sustituir al petróleo como combustible para el transporte antes de la llegada del cenit de la producción mundial si esta se da en las dos primeras décadas del siglo XXI, pues para ello debería ser técnicamente posible la rápida sustitución y/o adaptación de todos los vehículos del planeta – los más de 800 millones de coches, camiones, aviones, barcos, etc.- para que pudiesen funcionar con la nueva fuente de energía y, por último, se tendría que desarrollar toda la infraestructura para la producción, transporte y distribución de la misma por todo el mundo.
Actualmente tampoco se dispone de ninguna alternativa que pueda sustituir al petróleo como materia prima en la fabricación de los más de 3.000 productos derivados del mismo, que son esenciales en la industria y en nuestro modo de vida actual.
A continuación se analizan algunos de los problemas específicos que presentan cada una de las principales fuentes de energía que se plantean como alternativas al petróleo:
- Carbón:
El carbón supone actualmente el 24% de los suministros energéticos mundiales, pero un incremento en su producción conllevaría diversos problemas:
Es del 50% al 200% más pesado que el petróleo por unidad de energía.
La minería del carbón es muy destructiva con las áreas donde se desarrolla, por lo que su incremento llevaría más tierras a la ruina.
En contraste con el petróleo y los combustibles que se obtienen del gas natural, regular el nivel al cual se quema el carbón es difícil, por lo que para producir electricidad se pierde la mitad de su volumen de energía.
La extracción del carbón precisa energía tanto para el uso de maquinaria de perforación como para la del transporte, energía que se obtiene del petróleo.
Las centrales térmicas generan emisiones de gases y partículas causantes de la lluvia ácida y que contribuyen al efecto invernadero y al cambio climático. Este problema también se agravaría con un incremento del uso del carbón.
Los combustibles líquidos del carbón son muy ineficientes y requieren grandes cantidades de agua.
También el carbón tiene una curva de Hubbert, de forma que aunque hay reservas probadas para unos 200 años, si se aumenta el uso del carbón para sustituir al petróleo y/o al gas, éstas durarían menos y el cenit de la producción mundial del carbón se adelantaría.
- Gas natural:
El gas natural proporciona actualmente el 20% del suministro energético global. Al igual que en el caso del carbón y del petróleo, la producción de gas contribuye al efecto invernadero y también sigue una curva de Hubbert, cuyo cenit se estima que se alcanzará en torno al año 2020, fecha que se adelantaría si se incrementase la extracción de gas para sustituir al petróleo. Debido a las características geológicas de los yacimientos de gas natural, la curva de declive es más pronunciada, de forma que cuando se alcance el cenit, el descenso será más rápido que en el caso del petróleo.
El agotamiento del gas ya es un grave problema en EE.UU., cuya producción de electricidad se basa en esta fuente de energía, y donde la demanda está superando al suministro, que apenas se está logrando mantener pese a la gran cantidad de pozos nuevos que se perforan cada año. La escasez de gas constituye un reto para la sociedad y la economía de los EE.UU., pues desde Norteamérica no es fácil acceder a través de gaseoductos a las reservas de otros continentes. Pese a que esta situación ya viene generando una subida de precios en los últimos años, la demanda de electricidad en el país con mayor consumo de energía per cápita del mundo continúa en ascenso.
- Fisión nuclear:
Aunque la energía nuclear lleva siendo abandonada globalmente desde hace años, ahora se promueve como solución para compensar el cenit del petróleo, lo que resulta técnicamente imposible y presenta numerosos factores de riesgo:
Cuantos más reactores haya, mayor será el riesgo de accidentes y de ataques terroristas a instalaciones nucleares.
El enorme coste (energético y económico) tanto para la construcción y desmantelamiento de cada reactor como para la extracción del uranio, su refinado, tratamiento químico, transporte, almacenamiento, medidas de seguridad, etc.
Sólo para sustituir a las actuales fuentes de electricidad no nuclear se necesitarían unas 1,000 centrales nucleares nuevas, y aún así no resolvería el problema de la obtención de energía para sustituir al petróleo en los transportes.
La minería del uranio genera multitud de problemas medioambientales.
A lo largo de la vida útil de una central nuclear se generan residuos que son radiactivos durante milenios, y aún no se han encontrado soluciones definitivas para su almacenamiento. La solución a este grave problema requerirá sin duda de mucha energía, para construir cementerios nucleares suficientemente seguros. Este problema se agravaría con un incremento de la producción nuclear.
El desarrollo de la energía nuclear acrecentaría las tensiones internacionales, pues Occidente, por su propia seguridad, no acepta que todos los países puedan enriquecer uranio y desarrollar centrales y tecnologías propias. Pero si sólo unos pocos países desarrollan la energía nuclear se tendería a una situación injusta, en la que la mayoría de los países dependerían energéticamente de unos pocos.
El poder nuclear no llegaría a tiempo antes del cenit del petróleo, pues construir un gran número de centrales requiere un amplio período de tiempo.
El uranio también posee una cresta de Hubbert, con unas reservas finitas y muy limitadas, que al consumo actual - 440 centrales que aportan el 6,8 % de la energía primaria global- se estima que alcanzarán para unos 70 a 100 años más, y que el cenit se producirá en un plazo de aproximadamente unos 25 años. Estos plazos se acortarían si se pusieran en funcionamiento masivamente centrales por todo el mundo.
- Hidrógeno:
El hidrógeno no es una fuente de energía, sino un vector energético, es decir, en él se almacena la energía producida por fuentes primarias de energía. Esta producción es, además, deficitaria, pues se necesita más energía para su fabricación que la que después proporciona. Sin embargo, se habla de él como "el combustible del futuro" para nuestros vehículos, pues una vez producido se trata de un combustible líquido, como el petróleo, y no contaminante, por lo que en principio se puede utilizar como sustituto de éste para mover vehículos. Pero si es complicado que las energías renovables puedan contribuir significativamente a la producción de electricidad, imaginemos lo que supondría que además hubieran de producir la energía necesaria para fabricar hidrógeno en cantidades suficientes para sustituir al petróleo en el transporte mundial.
El hidrógeno presenta otros problemas técnicos, pues ocupa de cuatro a once veces el volumen de la gasolina o el diesel, necesita mantenerse a temperaturas muy bajas (esto también requiere energía) y los actuales vehículos no están preparados para su utilización, por lo que si todas las dificultades que presenta se pudieran salvar, haría falta una adaptación de todo el sistema de transporte mundial que se debería llevar a cabo antes de que comience la escasez de petróleo.
- Hidroeléctrica:
El poder hidroeléctrico actualmente aporta tan sólo el 2.2% del suministro de la energía global, y presenta pocas posibilidades de aumentar significativamente su porcentaje en el total del consumo energético mundial.
La construcción de grandes presas también requiere de energía que se obtiene del petróleo y representa siempre un gran impacto para las áreas afectadas, tanto desde el punto de vista ecológico como humano, por la cantidad de personas desplazadas de sus zonas de origen, problemas que se agravarían si se tratase de incrementar la producción de esta fuente de energía.
- Solar, eólica, mareomotriz y geotérmica:
Las energías solar y eólica significan respectivamente tan sólo el 0,006 y el 0,07 % de la producción energética mundial, pese a que están fuertemente subvencionadas. Las restantes energías renovables, como la mareomotriz o la geotérmica, todavía suponen menos.
Las energías renovables presentan diversas dificultades, pues la energía que proporcionan varía mucho de unas zonas a otras, es muy dependiente de las condiciones externas -atmosféricas, transcurso del día y la noche, etc.-, no se puede almacenar o transportar tan fácilmente como el petróleo o el gas natural - las baterías son caras y voluminosas y se desgastan al cabo de 5 a 10 años-, y su implantación masiva requeriría una gran ocupación de espacios sobre los que se generarían diversos impactos. Además de todo ello, para su implantación estas energías necesitan del petróleo, que ha sido quien ha posibilitado su incipiente desarrollo, al utilizarse tanto como materia prima, como en forma de energía requerida para construir la infraestructura que llevan aparejada, y la fabricación, almacenaje y transporte de los materiales empleados.
La figura 7 permite hacerse una idea de lo que tendrían que desarrollarse las energías renovables, que no sólo habrían de ir cubriendo la actual aportación de los combustibles fósiles a medida que la disponibilidad de éstos se vaya reduciendo, sino que también deberían abastecer el fuerte incremento de la demanda, salvo que se aplicasen medidas de ahorro que, como hemos visto, resultan muy complicadas. A esto se une que para implantarlas se requiere energía y materiales que cada vez serán más escasos y caros debido a la menguante disponibilidad y el encarecimiento del petróleo.
- Biomasa y biocombustibles:
Los residuos agrícolas y de la explotación maderera han sido y siguen siendo una útil fuente de energía local y renovable para pequeñas comunidades, especialmente en los países pobres, que les permite reducir su dependencia de otras fuentes como el petróleo. También se pueden obtener biocombustibles para los vehículos a partir de aceites vegetales o de desechos forestales que, al igual que en el caso del hidrógeno, se anuncian como "combustibles del futuro". Pero hay que tener en cuenta que los biocombustibles no tienen las prestaciones de la gasolina y que, una vez más, hace falta mucha energía para todo el proceso de producción (siembra, cuidado, fertilización, regado, cosecha, transporte y procesamiento), energía que en la actualidad se obtiene del petróleo.
Además, hay que considerar que si se extendiesen por todo el mundo los cultivos de tal manera que los biocombustibles pudieran reemplazar significativamente al petróleo en los transportes, la cantidad de tierra fértil necesaria sería inmensa, lo que agravaría los problemas de hambre y desertización ya existentes. El mercado no atiende a necesidades, por lo que se podría dar el caso de que en muchos países se empezara a sustituir cultivos destinados a la alimentación humana por otros destinados a "alimentar" coches, que los ciudadanos del Primer Mundo podrían pagar a mejor precio del que podrían ofrecer los habitantes de los países de origen para comprar alimentos básicos para subsistir.
- Fusión nuclear:
Es otra fuente de energía de la que se dice que resolverá todos los problemas energéticos mundiales en el futuro. Pero lo cierto es que desde que se planteó inicialmente ya se advertía que no iba a estar disponible al menos antes de pasados unos 50 años, y así se continúa diciendo en la actualidad pese a que han pasado más de 30 desde aquel momento. Son muchas las dificultades que presenta el desarrollo de esta energía para poder utilizarse, de manera que muchos expertos ponen en entredicho la conveniencia de continuar con las enormes inversiones destinadas a su investigación y desarrollo, que podrían suponer un inútil derroche de medios y energía.
Las complejidades tecnológicas a superar son muy grandes, pues hace falta alcanzar temperaturas superiores a cien millones de grados para que tenga lugar la reacción de fusión, elaborar materiales que puedan resistir las altas temperaturas y la intensa radiación, confinar una cantidad suficiente de núcleos durante un tiempo lo bastante prolongado como para que la energía liberada sea significativamente mayor que la necesaria para calentar y mantener aislado el combustible y, finalmente, desarrollar dispositivos que capturen la energía generada y la conviertan en electricidad, de manera que de todo el proceso se obtenga un balance energético suficientemente positivo.
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["Informe sobre el Cenit de la producción mundial de petróleo" realizado por Fernando Bullón Miró en octubre de 2005 para AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos) y publicado por Crisis Energética]
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