En pleno siglo XXI
(por Juan Manuel Betancor)
En pleno siglo XXI, nos encontramos con una nueva plaga: LOS FUMADORES.
Durante la historia de la humanidad y en todas sus épocas ha existido algún tipo de colectivo perseguido por razón de sus creencias religiosas, étnicas, sexuales, etc.
Y en este siglo le toca a los fumadores, una raza aparte. Reconozco, como fumador, que realizar dicha actividad perjudica a mi salud y a las personas que se encuentran a mi alrededor, pero no creo que la mejor forma de acabar con este problema sea poner a los fumadores poco menos que como apestosos y crearnos un guetho para poder fumar.
Y no quiero, ni deseo, hacer una alabanza al tabaco, pero quiero dejar constancia que existen sustancias tan perniciosas y perjudiciales para la salud del individuo y del colectivo, que no están siendo ni tan perseguidas, ni son tan mal vistas como el fumar. Podemos poner ejemplos claros. ¿Acaso no es perjudicial el alcohol y las drogas (cocaína, heroína, crack, hachís, etc )?
Hoy le es más fácil para un chico joven conseguir alcohol o cualquiera de las drogas que he nombrado que comprar un paquete de cigarro.
La pregunta que me hago es qué se esconde detrás de todo esto.
Se escudan en que los fumadores suponen un gran gasto para el Sistema Sanitario, por las enfermedades derivadas del mismo, pero ¿las enfermedades derivadas por el uso de los otros estimulantes no producen también un gran gasto para la Sanidad?
¿Cuántas familias no se rompen porque alguno de sus miembros son consumidores de este tipo de sustancias?
¿Cuántas personas hay en las cárceles por el consumo de tabaco?
Hagamos la pregunta al revés: ¿Cuántas personas hay en las cárceles por el consumo de droga y sus derivaciones (robo para poder adquirirla, (a familiares, amigos, desconocidos, a quién sea))? No, no importa, lo único que les preocupa, es como conseguirla. Es duro, pero es la realidad.
¿Cuántos accidentes de tráfico se producen por el uso de estimulantes como el alcohol o las drogas?
¿Cuántas personas mueren o quedan inválidas para el resto de sus vidas?
¿Cuántas mujeres son maltratadas psicológica o físicamente y que llegan incluso a ser asesinadas por sus parejas, que un alto porcentaje abusa de drogas legalizadas como el alcohol?
Eso sí, somos muy solidarios cuando ocurre un caso de estos. Salimos todos un minuto a las puertas de los centros de trabajo, en señal de condolencia.
Y esas campañas de Tráfico con los mensajes de no corras o guarda la distancia, pero cualquier joven con el carnet de conducir recién sacado, se puede poner tranquilamente al volante de un coche de 150 ó 200 caballos de potencia. ¿Eso no se puede regular? Y no quiero decir con esto que sean los jóvenes los que más accidentes producen, pero más vale prevenir que curar, porque también existen conductores con bastantes años de carnet que son unos verdaderos kamikazes.
Piensen ahora cada uno, en el pueblo o ciudad donde vivan a ver cuántos bares hay. ¿Lo han pensado alguna vez? Voy más lejos. En un radio de 500 metros, alrededor de sus casas ¿cuántos bares existen? ¡Piénsenlo! Se llevarán una gran sorpresa.
Quiero dejar constancia que tanto el consumidor de alcohol como de drogas, aunque la mayoría de ellos no lo quieran reconocer, son unos enfermos y como tales hay que tratarlos. Lo mismo que los fumadores, sé que se necesita ayuda para poder dejarlo; unos quieren recibir dicha ayuda y otros dicen que no la necesitan, que cuando quieran lo deja. Entre los últimos me incluyo. Sé que me estoy engañando a mí mismo, pero quiero dejar bastante claro que es mi vida y en ella mando yo... o quizás debería decir que quién realmente manda es el tabaco.
Así como mantengo que soy FUMADOR, también digo, y con muy poco margen de error de equivocarme, que este país es un país de ALCOHÓLICOS... ¿Y quién le pone remedio?
En pleno siglo XXI, nos encontramos con una nueva plaga: LOS FUMADORES.
Durante la historia de la humanidad y en todas sus épocas ha existido algún tipo de colectivo perseguido por razón de sus creencias religiosas, étnicas, sexuales, etc.
Y en este siglo le toca a los fumadores, una raza aparte. Reconozco, como fumador, que realizar dicha actividad perjudica a mi salud y a las personas que se encuentran a mi alrededor, pero no creo que la mejor forma de acabar con este problema sea poner a los fumadores poco menos que como apestosos y crearnos un guetho para poder fumar.
Y no quiero, ni deseo, hacer una alabanza al tabaco, pero quiero dejar constancia que existen sustancias tan perniciosas y perjudiciales para la salud del individuo y del colectivo, que no están siendo ni tan perseguidas, ni son tan mal vistas como el fumar. Podemos poner ejemplos claros. ¿Acaso no es perjudicial el alcohol y las drogas (cocaína, heroína, crack, hachís, etc )?
Hoy le es más fácil para un chico joven conseguir alcohol o cualquiera de las drogas que he nombrado que comprar un paquete de cigarro.
La pregunta que me hago es qué se esconde detrás de todo esto.
Se escudan en que los fumadores suponen un gran gasto para el Sistema Sanitario, por las enfermedades derivadas del mismo, pero ¿las enfermedades derivadas por el uso de los otros estimulantes no producen también un gran gasto para la Sanidad?
¿Cuántas familias no se rompen porque alguno de sus miembros son consumidores de este tipo de sustancias?
¿Cuántas personas hay en las cárceles por el consumo de tabaco?
Hagamos la pregunta al revés: ¿Cuántas personas hay en las cárceles por el consumo de droga y sus derivaciones (robo para poder adquirirla, (a familiares, amigos, desconocidos, a quién sea))? No, no importa, lo único que les preocupa, es como conseguirla. Es duro, pero es la realidad.
¿Cuántos accidentes de tráfico se producen por el uso de estimulantes como el alcohol o las drogas?
¿Cuántas personas mueren o quedan inválidas para el resto de sus vidas?
¿Cuántas mujeres son maltratadas psicológica o físicamente y que llegan incluso a ser asesinadas por sus parejas, que un alto porcentaje abusa de drogas legalizadas como el alcohol?
Eso sí, somos muy solidarios cuando ocurre un caso de estos. Salimos todos un minuto a las puertas de los centros de trabajo, en señal de condolencia.
Y esas campañas de Tráfico con los mensajes de no corras o guarda la distancia, pero cualquier joven con el carnet de conducir recién sacado, se puede poner tranquilamente al volante de un coche de 150 ó 200 caballos de potencia. ¿Eso no se puede regular? Y no quiero decir con esto que sean los jóvenes los que más accidentes producen, pero más vale prevenir que curar, porque también existen conductores con bastantes años de carnet que son unos verdaderos kamikazes.
Piensen ahora cada uno, en el pueblo o ciudad donde vivan a ver cuántos bares hay. ¿Lo han pensado alguna vez? Voy más lejos. En un radio de 500 metros, alrededor de sus casas ¿cuántos bares existen? ¡Piénsenlo! Se llevarán una gran sorpresa.
Quiero dejar constancia que tanto el consumidor de alcohol como de drogas, aunque la mayoría de ellos no lo quieran reconocer, son unos enfermos y como tales hay que tratarlos. Lo mismo que los fumadores, sé que se necesita ayuda para poder dejarlo; unos quieren recibir dicha ayuda y otros dicen que no la necesitan, que cuando quieran lo deja. Entre los últimos me incluyo. Sé que me estoy engañando a mí mismo, pero quiero dejar bastante claro que es mi vida y en ella mando yo... o quizás debería decir que quién realmente manda es el tabaco.
Así como mantengo que soy FUMADOR, también digo, y con muy poco margen de error de equivocarme, que este país es un país de ALCOHÓLICOS... ¿Y quién le pone remedio?
11 comentarios
Profesor Ruano -
Rogers -
puede que nunca se lo haya dicho, pero ahi va: Yo pude dejar de fumar, en gran parte, gracias al magnifico ejemplo que usted me dio. El "magnana no fumo," en mi caso, empezo en Enero de 1999.
Besotes
Luis -
Profesor Ruano -
Al día siguiente explicaba, dando gandes zancadas, a mis alumnos de Preu. Era una época en la que se podía fumar en el aula: el profesor, claro, no era caso de dañar la salud de los alumnos si nos ponemos a fumar todos. Uno de ellos, espabilado, captó el clímax y me dice: -"¿No se fuma un cigarrito, don Claudio?" -"¡No! Hoy he prometido no fumar". (Eso se llama fuerza de voluntad, "¡qué carayo!", diría un luso).
!Iluso de mí!, no era nada sencillo. Entre nervios, paseos, duchas, alejamiento de los compañeros (ellos y ellas, claro, que a nadie se le niega el derecho) fueron pasando los días. Una semana después tuve que subir una rampa de 8 ó 10 metros, esta vez sin escalones. Cuando estaba llamando a la puerta me di cuenta de que no jadeaba. Aquello me sirvió de acicate.
A la semana siguiente, un amigo que fumaba como un carretero, al igual que yo unos días antes, me hizo esta observación: -"¿Que llevas dos semanas sin fumar?; pues no fumes más. ¡Ojalá yo pudiera!" Aquello me convenció de que iba por el buen camino.
Han pasado veinticinco años. Hoy gozo de una salud semejante a cuando tenía veintinueve años, hasta el punto de que anualmente cada mes de octubre cumplo treinta años cumplidos. ¡Y no me pesa! ¡Y no me pesan! ¿Lo comprende ahora?....Pues yo tampoco, pero está clarísimo.
Profesor Ruano-3 -
K.O. (Léase knock-out).
-"Tengo que dejar el tabaco. Sólo que tal aseveración (pensada, claro) me parecía una reolución inaceptable. ¿Para toda la vida? ¡Eso es muy largo! No quería darme cuenta de que el plazo era cada vez más corto por varias razones:
Primera: A más pasado, menos futuro.
Segunda: A más tabaco, menos salud.
Tercera: A menos salud, más achaques.
O sea que el plazo se hacía cada vez más corto. ¿Que ya lo dije? Vale, vale. Corto. ¡Pero que conste que es verdad!
Y he aquí que casi sin pensarlo hallé la solución.
Profesor Ruano-2 -
Eran mis felices años veinte y treinta.
Estaba seguro de que lo dejaría cuando quisiera.
Los bronquios me enviaban cariñosos avisos de que debía dejar el tabaco: tos de fumador, cansancio, bronquitis multicolores y todos los efectos colaterales anejos.
-"Tengo que dejar el tabaco", me repetía una y otra vez. Así pasaron años.
Subir una escalera de ocho o diez peldaños me producía un jadeo molesto, silbante...
Profesor Ruano-1 -
Empecé a fumar a los siete años en los campos del sureste tirajanero, cerca de Pozo Izquierdo, mientras acechaba los nidos de pájaros. Le quitaba un Krúger a mi padre y lo consumía chupadita a chupadita --fueron mis primeras prácticas preadolescentes. Me duraba varios días, pues el "virginio" ("vriginio" de nuestros maúros a mucha honra) era muy fuerte para consumirlo de una sola vez.
Antaño no existían las "caladas" de hogaño.
Me hacía (liaba, se diría hoy) también cigarros (no usábamos la finura de "cigarrillos") con la "camisa" más fina de la piña y la "barba" de millo seca. Llegada la pubertad, ya casi me fumaba la cajetilla, aunque ahora prefería el "habano".
Rogers -
Deje el tabaco en Enero del '99 (el siglo pasado) para terminar el siglo con una resolucion de buena salud. Me costo muchisimo: cambie de amistades (sin darme cuenta, me reunia solo con fumadores, que casualidad, no?) y de estilo de vida tambien. Ahora soy mucho mas feliz. Ojala lo hubiera intentado antes! Me habria ahorrado mas de una bronquitis que tuve, obviamente, por culpa del tabaco.
No es que quiera dar consejos medicos ahora (soy linguista y profesora de 5 grado actualmente, no doctora) pero quisiera dejar constancia de mi entender aunque no compartir es lo que senti cuando lei tu articulo.
Saludos
iván -
Un saludo!
iván -
iván -
Me parece que no hay modo de comparar consumo de tabaco con consumo de drogas. El tabaco es legal y las drogas no lo son, y que yo sepa el consumo y tráfico de drogas está perseguido y penado por la ley, no así el consumo de tabaco. Cualquiera puede entrar tranquilamente a un estanco a comprar tabaco sin sentirse un criminal, sin exponerse a que lo detenga la policía,a que le despachen un tabaco de según qué calidad... Y desde luego no es cierto que cualquiera pueda conseguir más fácilmente heroína o cocaína que tabaco, eso es una exageración y seguro que estás de acuerdo.