EN BLANCO Y NEGRO
Por Hideyoshi
La verdad es que desde chico ya era un poco rarito en algunos aspectos me gustaba más la 2 que la primera (era parte de esa inmensa minoría) y recuerdo que me encantaban las películas subtituladas en blanco y negro.
Para mí el blanco y negro siempre ha tenido una elegancia, intriga y toque especial que nunca ha tenido el color ¿Quién, que se considere cinéfilo, no recuerda Matar a un ruiseñor, El enemigo público número uno o Que bello es vivir y no sabe a lo que me refiero? No es que piense que las películas en color sean peores, sino distintas. Buscas cosas diferentes en una y otra, te enriquecen de diferente forma y te hablan en un lenguaje diferente; tenemos que tener en cuenta que el público de esa época no estaba tan acostumbrado al lenguaje cinematográfico como el actual y eso se nota.
Por todo ello me molesta el rechazo que, de entrada, este tipo de películas despierta en las nuevas generaciones por el simple hecho de carecer de color se asombran con pésimos remakes pero de entrada no verían el clásico. O simplemente tienden a no abrir sus mentes a obras que nadie se ha atrevido a repetir me consuela pensar que todas las generaciones hemos hecho lo mismo en cierta medida
Pero yo, por cabezota que soy, tiendo a no arrojar la toalla y desde mi labor docente trato de introducir una pequeña cuña en Ética, una asignatura que por primera vez doy este año, trato de continuar la labor emprendida por Philippe en mi centro e intento aprender filosofía con ellos, pero además aprovecho la ocasión para usar al cine como un valioso aliado en la adquisición de valores, y si bien les pongo películas que les resulten entretenidas a la vez que didácticas, me dio por lanzarme, de perdido al río, y ponerles una película del genial Frank Cappra, se que sus películas a veces adolecen de una moralina demasiado clásica y sencilla pero, modestamente me atrevo a opinar que, más que necesaria en los tiempos que corren. Esperando una reacción cuando menos no favorable les puse Caballero sin espada. De inicio la reacción era la esperada, pero una vez transcurridos los primeros quince minutos se obró la magia y quedaron enganchados a la película.
Soy realista y no espero que, de golpe y porrazo, un grupo de alumnos de 4º de la ESO se me vayan a hacer seguidores de ¡Qué Grande es el Cine! pero he de reconocer que al ver (aunque no lo reconozcan) sus caras totalmente pendientes de la película, y como algún que otro decía al finalizar: estaba guapa y eso que era en blanco y negro .¡Me supo!.
La verdad es que desde chico ya era un poco rarito en algunos aspectos me gustaba más la 2 que la primera (era parte de esa inmensa minoría) y recuerdo que me encantaban las películas subtituladas en blanco y negro.
Para mí el blanco y negro siempre ha tenido una elegancia, intriga y toque especial que nunca ha tenido el color ¿Quién, que se considere cinéfilo, no recuerda Matar a un ruiseñor, El enemigo público número uno o Que bello es vivir y no sabe a lo que me refiero? No es que piense que las películas en color sean peores, sino distintas. Buscas cosas diferentes en una y otra, te enriquecen de diferente forma y te hablan en un lenguaje diferente; tenemos que tener en cuenta que el público de esa época no estaba tan acostumbrado al lenguaje cinematográfico como el actual y eso se nota.
Por todo ello me molesta el rechazo que, de entrada, este tipo de películas despierta en las nuevas generaciones por el simple hecho de carecer de color se asombran con pésimos remakes pero de entrada no verían el clásico. O simplemente tienden a no abrir sus mentes a obras que nadie se ha atrevido a repetir me consuela pensar que todas las generaciones hemos hecho lo mismo en cierta medida
Pero yo, por cabezota que soy, tiendo a no arrojar la toalla y desde mi labor docente trato de introducir una pequeña cuña en Ética, una asignatura que por primera vez doy este año, trato de continuar la labor emprendida por Philippe en mi centro e intento aprender filosofía con ellos, pero además aprovecho la ocasión para usar al cine como un valioso aliado en la adquisición de valores, y si bien les pongo películas que les resulten entretenidas a la vez que didácticas, me dio por lanzarme, de perdido al río, y ponerles una película del genial Frank Cappra, se que sus películas a veces adolecen de una moralina demasiado clásica y sencilla pero, modestamente me atrevo a opinar que, más que necesaria en los tiempos que corren. Esperando una reacción cuando menos no favorable les puse Caballero sin espada. De inicio la reacción era la esperada, pero una vez transcurridos los primeros quince minutos se obró la magia y quedaron enganchados a la película.
Soy realista y no espero que, de golpe y porrazo, un grupo de alumnos de 4º de la ESO se me vayan a hacer seguidores de ¡Qué Grande es el Cine! pero he de reconocer que al ver (aunque no lo reconozcan) sus caras totalmente pendientes de la película, y como algún que otro decía al finalizar: estaba guapa y eso que era en blanco y negro .¡Me supo!.
3 comentarios
Ivan -
hideyoshi -
magacin66 -