La Peste
Pues aquí sigo, empeñado en ir alimentando esta sección, y aprovechando para animar a traperos permenentes y eventuales a colaborar. Copia un poema es una manera de aprender cosas insospechadas sobre él. Venga, quiero una memoria colectiva de la poesía canaria, no la de Daniel. El poema de hoy creo que viene de miedo para la fecha. Se trata de La Peste, un poema magnífico del poeta grancanario Lázaro Santana. La dureza de su ironía roza el sarcasmo, y nos pone, con un puñado de versos, frente a ciertas raíces de nuestra historia urbana. El poema pertenece a la obra DESTINO, de 1981. Ojalá este poema genere una conversación tan interesante como el poema de Arozarena. Creo que da de sí.
LA PESTE
Las Palmas, 1523, 1524, etc, etc.)
La ciudad, agobiada
de nubes, mar y muros.
Está ahí, a nuestros pies,
ahogado entre tres cielos
de iguales complacencias.
Su hedor aquí no llega
-la sombra de estos árboles
donde una pasa hacemos
en el viaje a Teror.
Conversaciones, risas aliviadas.
Cambrelenes, Sorianos, Bravos
de Laguna, Bergasas, Vega guerras,
Olartes, Armas, Clavijos:
todos los nobles ciudadanos
están aquí (yo, criado de don Diego,
le acompaño por su benevolencia)
en torno a su Ilustrísima el Señor
Obispo y a su Excelencia
el Gobernador.
Hemos cedido
la ciudad a las ratas
y al populacho (muertos al sol, vivos
alucinados tras la sombra
de Santos de madera).
Mientras dure esta
epidemia estaremos
al amparo del Pino
Santísimo.
Al marhen del horror,
del sobresalto, con la mente
libre, esos próceres notables
urdirán los proyectos pertinentes
arealizar en época propicia:
seguir luchando por la city,
coadyuvar a su gloria, a su progreso,
a su esplendor (como hasta ahora
hicieron sin escatimar esfuerzos); serán esas las líneas
de su acción al regreso.
Los preserva el Señor para tal acto
generoso, en su mutuo entendimiento.
A poco, la ciudad tendrá de nuevo
el rutilar fastuoso que tuviera
antes.
Y no podrá librarse nunca
Las Palmas de esta gente
-la peste, por los siglos de los siglos.
LA PESTE
Las Palmas, 1523, 1524, etc, etc.)
La ciudad, agobiada
de nubes, mar y muros.
Está ahí, a nuestros pies,
ahogado entre tres cielos
de iguales complacencias.
Su hedor aquí no llega
-la sombra de estos árboles
donde una pasa hacemos
en el viaje a Teror.
Conversaciones, risas aliviadas.
Cambrelenes, Sorianos, Bravos
de Laguna, Bergasas, Vega guerras,
Olartes, Armas, Clavijos:
todos los nobles ciudadanos
están aquí (yo, criado de don Diego,
le acompaño por su benevolencia)
en torno a su Ilustrísima el Señor
Obispo y a su Excelencia
el Gobernador.
Hemos cedido
la ciudad a las ratas
y al populacho (muertos al sol, vivos
alucinados tras la sombra
de Santos de madera).
Mientras dure esta
epidemia estaremos
al amparo del Pino
Santísimo.
Al marhen del horror,
del sobresalto, con la mente
libre, esos próceres notables
urdirán los proyectos pertinentes
arealizar en época propicia:
seguir luchando por la city,
coadyuvar a su gloria, a su progreso,
a su esplendor (como hasta ahora
hicieron sin escatimar esfuerzos); serán esas las líneas
de su acción al regreso.
Los preserva el Señor para tal acto
generoso, en su mutuo entendimiento.
A poco, la ciudad tendrá de nuevo
el rutilar fastuoso que tuviera
antes.
Y no podrá librarse nunca
Las Palmas de esta gente
-la peste, por los siglos de los siglos.
9 comentarios
Rafael Romero -
Otra cosa, ¿acaso los escritos de AQ sobre crítica de libros, por ejemplo, o sobre acontecimientos, aniversarios, etc., no tienen tanta importancia como las crónicas? ¿Por qué no aparecen los innumerables textos que parecen existir?
¿Por qué descartar todo lo primero de AQ, cuando en ello se ve el camino de lo que será después?
¿Por qué se digna el señor Santana cambiar ciertas palabras de los textos? ¿Es que no sabe leer, o todo lo contrario?
¿Por qué presenta El Lino de los sueños como lo presenta, y luego se enfada públicamente cuando Correa hizo la edición crítica, con muchos errores, sí, pero con el orden con que AQ quiso que se publicara. Ni el Prólogo de Unamuno interesaba meterlo (¿porque le hacía sombra a AQ? Pero habría que ponerlo, indicando en nota los términos en que el vasco-salmantino se equivoca según su opinión); tampoco interesaba meter el poema de Tomás Morales, por ser de Tomás Morales, un poeta facilón y exterior (¿Se atreverá a leerse el librito de Bruno? De seguro no aceptará la nueva lectura que se está haciendo de Morales. Deja que se saquen algunas cositas más).
Rafael Romero -
No he tenido buena ocasión de preguntarle a la hija si el asunto es así, si había recortes de prensa.
Si hubiera visto la prensa de la manera que dice que la vio, hubiera husmeado otros pseudónimos de AQ que no rescata, y otros muchísimos textos con los pseudónimos aceptados. ¿Cómo deja atrás alguno de los escritos aparecidos en La Publicidad de Barcelona, por ejemplo, de tanta importancia por ser los de casi el final de su vida?
yo misma -
Saludos
Juan -
perera -
daniel -
perera -
Lázaro Santana es un poeta que nace -creo- en 1940. Perteneció al grupo poético llamado "Poesía Canaria Última", nombre de una antología del año 1966, donde también figuraba Juan Jiménez, Eugenio Padorno, Jorge Rodríguez Padrón, Antonio García Ysábal, Alfonso O'Shanahan y alguno más. Aparte de sus numerosos libros de poesía, también es crítico de arte y ha comisariado unas cuantas exposiciones. Ha escrito sobre Plácido Fleitas, Pedro González, Antonio Padrón, Juan Guillermo, Manolo Millares, Cristino de Vera. Sobre literatura, fue el que sacó la supuesta "obra completa" de Alonso Quesada (ya se sabe que quedan muchos textos por publicar; sospechoso, por tanto). Además, ha escrito sobre poesía canaria. Tuvo que ver bastante con la antigua editorial "Edirca", aparte de estar en varias iniciativas editoriales antes de la nombrada. Actualmente lleva una colección de libros llamada "Ultramarino". Traductor al español de Cavafis y algún otro. De sus libros de poemas destacaría el aludido "Destino", "Recordatorio USA", "Cuaderno guanche" (en la línea del poema que nos ofrece Daniel), "Paisajes y otros cuerpos" y "Para que exista el navegante".
Elena -
perera -
Sí, porque es un libro que tiene la voz puesta del revés, hacia el pretérito. Y no sólo, sino que se lanza (se intenta lanzar) hacia un presente remoto (del pasado), para hablar desde allí. Una voz que se fracciona desde, dentre, entre y en el tiempo: allí donde recala; aquí desde donde habla: el injerto allá del presente de hoy (o de la época de Alonso Quesada, quien -dice- podía dar la mano a sus versos). Un libro, también, para aprender (mínimamente, pero para aprender) historia de Canarias.
Claro que estos cambios de perspectiva son muy complicados: no sólo por la dificultad que pueda conllevar hacer analogías con el pasado, sino por la potencial injusticia al interpretar "libremente" (mejor: desde la limitada perspectiva de hoy, ironías incluidas) un suceso acaecido hace no sé cuántos años atrás (esto sería lo que podemos y tenemos que hacer, ¿pero vale de cualquier manera?). Ejercicio hermenéutico, también, desde un discurso aparentemente no teórico. Pero, tal vez, un pasado que queda excesivamente ahogado por los particulares ojos (y sus declaradas frustraciones) de Lázaro Santana. Y no me vale que se diga QUE ES CREACIÓN LITERARIA. ¿Estaría bien si yo hiciera un happening con un muerto? Termino: no olvidemos, como todo texto, como toda manifestación y acto humanos: texto político.