El Nacionalismo
(Por Hideyoshi)
Siempre he pensado que la izquierda y la derecha sólo son dos reflejos, en sentidos totalmente opuestos, de un mismo espejo como si, camino de un lugar, nos encontráramos con dos senderos a elegir, ambos con destino aparentemente idéntico, pero anunciándonos la imposibilidad de llegar por el otro. El nacionalismo no constituye un caso aparte de esta norma, a pesar de que se trata de una tendencia política a la que tradicionalmente se ha cargado de tópicos, y de un misterioso y perjudicial sentido unitario en sus ideas que sólo contribuye a cargarlo de supuestas y graves contradicciones (por lo que podemos aventurar que dichos tópicos interesados han sido lanzados por tendencias políticas centralistas).
A fin de ver que el nacionalismo, que no es otra cosa que la reivindicación de la identidad nacional y el derecho de los pueblos a elegir su destino; no está exento de esta diferenciación entre izquierda y derecha, vamos a tomar el ejemplo de dos nacionalismos bien diferenciados: el de derecha, representado en la figura del fundador del PNV, Sabino Arana, y el de izquierda a través de Secundino Delgado, el padre del nacionalismo canario.
El primero es un nacionalismo excluyente y con afán diferenciador, lo que da una impresión de carga excesiva de complejos y de sentimientos de inferioridad. Baste sólo recordar las múltiples comparaciones entre el español y el vasco que hace Arana en sus escritos, encontrando en el español puntos criticables que en el vasco son virtudes.
El de Secundino Delgado en cambio, es más integrador, sin perder de vista un solo instante el objetivo independentista, influenciado por las palabras de Simón Bolivar en 1815 en el Congreso de Angostura: No somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Pero separándose de éste pues, a diferencia de Bolívar, no hay en sus palabras una idea de construcción nacional dependiente de los intereses de clase de un determinado grupo social (los criollos en el caso americano). Sino que Secundino, hijo de gente humilde y con unas tendencias políticas anarquistas, como demostró en su periódico El Esclavo, veía en la independencia no un medio para satisfacer sus intereses sino una oportunidad para la liberación, para crear algo nuevo.
Es en este punto donde encontramos otra diferencia entre Secundino y Arana, pues éste respondía con sus planteamientos políticos a los intereses de la burguesía vasca.
Creo que, por esto mismo, el mensaje de Secundino sigue vigente pues no defiende los intereses de una clase específica en un marco concreto, sino la alternativa de comenzar un nuevo orden social más justo e igualitario. Un primer paso en este camino debe ser el superar los miedos y desconfianzas que esos tópicos de los que antes hablábamos han creado en torno al nacionalismo. Una vez logrado esto daríamos un segundo paso crear una conciencia nacional que supere esa conciencia neblinada de la que nos hablaba Manuel Alemán que, a veces, da pie a contradicciones en la mente del canario y que son el fruto del martillo constante de una historia isleña marcada por siglos de dominio colonial físico, pero sobre todo mental más difícil de percibir pero del que nos lograremos librar.
Siempre he pensado que la izquierda y la derecha sólo son dos reflejos, en sentidos totalmente opuestos, de un mismo espejo como si, camino de un lugar, nos encontráramos con dos senderos a elegir, ambos con destino aparentemente idéntico, pero anunciándonos la imposibilidad de llegar por el otro. El nacionalismo no constituye un caso aparte de esta norma, a pesar de que se trata de una tendencia política a la que tradicionalmente se ha cargado de tópicos, y de un misterioso y perjudicial sentido unitario en sus ideas que sólo contribuye a cargarlo de supuestas y graves contradicciones (por lo que podemos aventurar que dichos tópicos interesados han sido lanzados por tendencias políticas centralistas).
A fin de ver que el nacionalismo, que no es otra cosa que la reivindicación de la identidad nacional y el derecho de los pueblos a elegir su destino; no está exento de esta diferenciación entre izquierda y derecha, vamos a tomar el ejemplo de dos nacionalismos bien diferenciados: el de derecha, representado en la figura del fundador del PNV, Sabino Arana, y el de izquierda a través de Secundino Delgado, el padre del nacionalismo canario.
El primero es un nacionalismo excluyente y con afán diferenciador, lo que da una impresión de carga excesiva de complejos y de sentimientos de inferioridad. Baste sólo recordar las múltiples comparaciones entre el español y el vasco que hace Arana en sus escritos, encontrando en el español puntos criticables que en el vasco son virtudes.
El de Secundino Delgado en cambio, es más integrador, sin perder de vista un solo instante el objetivo independentista, influenciado por las palabras de Simón Bolivar en 1815 en el Congreso de Angostura: No somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Pero separándose de éste pues, a diferencia de Bolívar, no hay en sus palabras una idea de construcción nacional dependiente de los intereses de clase de un determinado grupo social (los criollos en el caso americano). Sino que Secundino, hijo de gente humilde y con unas tendencias políticas anarquistas, como demostró en su periódico El Esclavo, veía en la independencia no un medio para satisfacer sus intereses sino una oportunidad para la liberación, para crear algo nuevo.
Es en este punto donde encontramos otra diferencia entre Secundino y Arana, pues éste respondía con sus planteamientos políticos a los intereses de la burguesía vasca.
Creo que, por esto mismo, el mensaje de Secundino sigue vigente pues no defiende los intereses de una clase específica en un marco concreto, sino la alternativa de comenzar un nuevo orden social más justo e igualitario. Un primer paso en este camino debe ser el superar los miedos y desconfianzas que esos tópicos de los que antes hablábamos han creado en torno al nacionalismo. Una vez logrado esto daríamos un segundo paso crear una conciencia nacional que supere esa conciencia neblinada de la que nos hablaba Manuel Alemán que, a veces, da pie a contradicciones en la mente del canario y que son el fruto del martillo constante de una historia isleña marcada por siglos de dominio colonial físico, pero sobre todo mental más difícil de percibir pero del que nos lograremos librar.
10 comentarios
Luz -
Se centra en la etapa de Secundino en Tampa, Florida, en el que en compañía de cubanos exiliados participa en El Esclavo, periódico anarquista, y promociona las luchas obreras. También en la lucha de Secundino en Cuba contra la ocupación española, intentando esclarecer su vinculación con el atentado con bomba en la Capitanía General de La Habana.
Es muy interesante porque se centra en la etapa secundinista que es abiertamente anarquista, anterior a la exposición de sus propuestas para Canarias, y que ayuda a entender las mismas, precisamente ese nacionalismo populista (o hasta si se quiere decir, de izquierdas), que quiere contar con el pueblo llano, o, mejor expresado, que surge del pueblo para lograr la emancipación de éste. Bajo mi punto de vista, ese nacionalismo no era un fin en sí mismo, sino un eje transversal presente para la consecución de la emancipación social. De ahí su famosa frase: "Antes que nacionalista, soy libertario".
AGUSTIN BETHENCOURT -
El primero de los libros lo he leído; los demás, no. Así que ya tengo por dónde empezar.
P.D. No sólo ha cumplido usted con su palabra, sino que además, con prontitud.
orlando -
orlando -
AGUSTIN BETHENCOURT -
Respecto a lo de la biblio, de nada, de verdad. No creo que las merezca. Eso sí, sería precioso que el proyecto saliera adelante.
Un abrazo.
orlando -
AGUSTIN BETHENCOURT -
jose -
Es curioso y bastante definitor4io que para encontrar manifestaciones que impliquen conciencia de identidad canaria haya que huir y abandonar el ámbito oficialista, de una Comunidad gobernada por un partido de corte nacionalero, y buscar en otros foros de opinión independiente.
Muchas gracias por enseñarnos.
jose -
Philippe -