Ciudadano Moore
(por Miguel_AG)
Hace unos días tuve la oportunidad de ver Bowling for Columbine, una película documental, realizada por el estadounidense Michael Moore, sobre la cultura de las armas y su uso en Estados Unidos.
Moore se cuestiona a lo largo de toda la película por qué mueren tantas personas al año víctimas de armas de fuego. A diferencia del resto de países, donde la muerte por este motivo alcanza, en el peor de los casos, 200 muertes anuales, en Estados Unidos sobrepasa los 11.000. Para ello, cámara en mano, se dirige a donde haga falta en busca de datos para esclarecer este asunto. La película comienza con Moore abriendo una cuenta bancaria en una determinada entidad, y de cómo, por el simple hecho de abrir esta cuenta, te regalan un arma, que puedes elegir por catálogo.
Moore pone en el punto de mira varios asuntos como posibles causantes de este enfermizo fenómeno de poseer armas de fuego, desde las matanzas militares realizadas en los últimos años por el gobierno de la nación en una docena de países, incluyendo datos de los cientos de miles de víctimas repartidas por todo el planeta y la repercusión social que ello supone, hasta una crítica a los manipulados medios de comunicación que diariamente meten el miedo en el cuerpo a los ciudadanos con sucesos de muerte y violencia cuyos protagonistas, son, además, en el 99% de los casos, personas de color... de color negro. En el campo del anecdotario, la película muestra cómo todo un legendario actor como Charlton Heston, presidente de la Asociación de Amigos del Fusil (o algo así) se queda, de la forma más patética posible, sin argumentos, en el momento en el que Moore le hace una entrevista sobre el uso de las armas y sus consecuencias, haciendo mutis por el foro...
La película no tiene desperdicio alguno y durante 120 minutos viví una serie de sensaciones que van desde la incredulidad hasta la mayor sorpresa, pasando por una sensación de impotencia mezclado con tristeza... porque las imágenes vistas no provienen de una película de ficción.
Lo que no logro entender es el hecho de que Bowling for Columbine haya sido galardonada con un Oscar americano, por ser, según la Academia americana (con bastante fama de conservadora) la mejor película documental del año 2002.
Por otro lado, hoy he leído en Rebelión.org, un periódico digital alternativo de lectura diaria obligada y que recomiendo, un artículo titulado Disney veta a Michael Moore. Disney bloquea la distribución en Estados Unidos de Fahrenheit 9/11, la nueva película documental de Moore, donde se pone de manifiesto la política de Bush y hechos relacionados con el atentado en Nueva York del 11 de septiembre de 2001.
La nueva película de Moore, que competirá en el próximo Festival de cine de Cannes (del 12 al 23 de mayo), seguramente se verá beneficiada gracias a la publicidad que desde hoy se va a generar con motivo de ese veto de Disney. ¡Qué bien!
Hace unos días tuve la oportunidad de ver Bowling for Columbine, una película documental, realizada por el estadounidense Michael Moore, sobre la cultura de las armas y su uso en Estados Unidos.
Moore se cuestiona a lo largo de toda la película por qué mueren tantas personas al año víctimas de armas de fuego. A diferencia del resto de países, donde la muerte por este motivo alcanza, en el peor de los casos, 200 muertes anuales, en Estados Unidos sobrepasa los 11.000. Para ello, cámara en mano, se dirige a donde haga falta en busca de datos para esclarecer este asunto. La película comienza con Moore abriendo una cuenta bancaria en una determinada entidad, y de cómo, por el simple hecho de abrir esta cuenta, te regalan un arma, que puedes elegir por catálogo.
Moore pone en el punto de mira varios asuntos como posibles causantes de este enfermizo fenómeno de poseer armas de fuego, desde las matanzas militares realizadas en los últimos años por el gobierno de la nación en una docena de países, incluyendo datos de los cientos de miles de víctimas repartidas por todo el planeta y la repercusión social que ello supone, hasta una crítica a los manipulados medios de comunicación que diariamente meten el miedo en el cuerpo a los ciudadanos con sucesos de muerte y violencia cuyos protagonistas, son, además, en el 99% de los casos, personas de color... de color negro. En el campo del anecdotario, la película muestra cómo todo un legendario actor como Charlton Heston, presidente de la Asociación de Amigos del Fusil (o algo así) se queda, de la forma más patética posible, sin argumentos, en el momento en el que Moore le hace una entrevista sobre el uso de las armas y sus consecuencias, haciendo mutis por el foro...
La película no tiene desperdicio alguno y durante 120 minutos viví una serie de sensaciones que van desde la incredulidad hasta la mayor sorpresa, pasando por una sensación de impotencia mezclado con tristeza... porque las imágenes vistas no provienen de una película de ficción.
Lo que no logro entender es el hecho de que Bowling for Columbine haya sido galardonada con un Oscar americano, por ser, según la Academia americana (con bastante fama de conservadora) la mejor película documental del año 2002.
Por otro lado, hoy he leído en Rebelión.org, un periódico digital alternativo de lectura diaria obligada y que recomiendo, un artículo titulado Disney veta a Michael Moore. Disney bloquea la distribución en Estados Unidos de Fahrenheit 9/11, la nueva película documental de Moore, donde se pone de manifiesto la política de Bush y hechos relacionados con el atentado en Nueva York del 11 de septiembre de 2001.
La nueva película de Moore, que competirá en el próximo Festival de cine de Cannes (del 12 al 23 de mayo), seguramente se verá beneficiada gracias a la publicidad que desde hoy se va a generar con motivo de ese veto de Disney. ¡Qué bien!
3 comentarios
Elena -
orlando -
zambraca -
En cuanto al documento galardoneado por los Oscar me pareció una auténtica demostración de pedagogía. Quizás con la diferencia marca el sello cada autor, Moore ha llegado a mucho más público a la hora de explicar a la sociedad de EE.UU que lo que ha venido haciendo Noam Chonsky en tantos años, y todo porque convierte una reflexión cesuda en algo simple de entender.