Cito a Enrique Falcón
(por Philippe Tacoronte)
A mis manos llega, espero que no casualmente, un librito con aspecto de manual, casi libro de texto con preguntas a modo de ejercicios de dinámica de grupos. Se llama "Ética en común" y está editado por la Plataforma para la promoción del voluntariado en España. La finalidad del libro es clara:"comprender el código ético de las organizaciones de voluntariado". Y ahí va con un prólogo de la filósofa Adela Cortina. El autor se llama Luis Aranguren Gonzalo.
El libro no tiene desperdicio y sin duda no sólo es válido para grupos de voluntarios en ONG o en organizaciones de la Iglesia, sino también para el trabajo en educación secundaria o en la universidad. Consigno estos datos por situar el marco en el que me he encontrado con un breve texto del poeta Enrique Falcón. No es un poema, pero para mí es más que eso. Una pequeña reflexión que sirve de introducción a uno de los capítulos del libro, sin altisonancias ni solemmnidades. Nada de grandes palabras. Pero sí un gran silencio secreto que dejará en más de un lector. Cito entonces a Enrique Falcón (a muchos sonará como si hablara desde otro Galaxia, pero en realidad se refiere a algo que queda mucho más allá):
"La presencia interpeladora de la experiencia cotidiana de la pobreza puede plantear al voluntario social cómo organizar sus opciones personales, si reordenar de modo distinto nuestras casas, si reconstruirlas en otro sitio (posiblemente no tan "céntrico") o incluso, si ya no construir casa alguna y vivir, como tantos, a la intemperie de la realidad".
A mis manos llega, espero que no casualmente, un librito con aspecto de manual, casi libro de texto con preguntas a modo de ejercicios de dinámica de grupos. Se llama "Ética en común" y está editado por la Plataforma para la promoción del voluntariado en España. La finalidad del libro es clara:"comprender el código ético de las organizaciones de voluntariado". Y ahí va con un prólogo de la filósofa Adela Cortina. El autor se llama Luis Aranguren Gonzalo.
El libro no tiene desperdicio y sin duda no sólo es válido para grupos de voluntarios en ONG o en organizaciones de la Iglesia, sino también para el trabajo en educación secundaria o en la universidad. Consigno estos datos por situar el marco en el que me he encontrado con un breve texto del poeta Enrique Falcón. No es un poema, pero para mí es más que eso. Una pequeña reflexión que sirve de introducción a uno de los capítulos del libro, sin altisonancias ni solemmnidades. Nada de grandes palabras. Pero sí un gran silencio secreto que dejará en más de un lector. Cito entonces a Enrique Falcón (a muchos sonará como si hablara desde otro Galaxia, pero en realidad se refiere a algo que queda mucho más allá):
"La presencia interpeladora de la experiencia cotidiana de la pobreza puede plantear al voluntario social cómo organizar sus opciones personales, si reordenar de modo distinto nuestras casas, si reconstruirlas en otro sitio (posiblemente no tan "céntrico") o incluso, si ya no construir casa alguna y vivir, como tantos, a la intemperie de la realidad".
3 comentarios
Enrique Falcón -
Va con un abrazo grande
Enrique (Quique) Falcón
Fernando -
Fernando -