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Pobreza y neoliberalismo en Canarias

(Por Ramón Afonso)

Canarias es la comunidad con el índice de pobreza relativa más elevado del Estado español.

Pocos recuerdan el sentido religioso de la Navidad aunque se multipliquen los mensajes de amor y paz, y los llamamientos a las más diversas e inverosímiles formas de “solidaridad”. No es casualidad que en estas saturnales modernas la demanda de todo tipo de productos se estimule desde los púlpitos, las direcciones de los bancos, petroleras, eléctricas, telefónicas… despertando un compulsivo y depredador apetito por lo necesario e innecesario. Aunque cómo sería la Navidad sin esas frases vacuas que convocan a luchar contra la exclusión social, la pobreza, la desigualdad y el hambre; sin esos discursos autocomplacientes de monarcas y presidentes que prometen aumentos fantásticos en las misérrimas pensiones; sin el anuncio de todas esas ambiciosas iniciativas sociales que siempre acaban por no solucionar nada. ¡Qué sería de las Navidades y sus promotores sin sus pobres y sus hambrientos!

A pesar de la impresión generalizada de que en España solamente existe una inmensa clase media entre unas minúsculas e ineludibles clases altas y bajas -percepción generada maliciosamente desde el poder- la gran mayoría se considera clase trabajadora cuando se le pregunta en una encuesta utilizando el concepto de clase social (Vicenç Navarro). Hasta la esperanza de vida se comporta de manera desigual según las clases: los burgueses viven 10 años más que los trabajadores. La pobreza, al ser tan evidente, no se niega pero se enajena de la lógica capitalista o, como mucho, se considera un inevitable mal menor.

Sin embargo la pobreza, la pobreza persistente, se estabiliza en la opulenta Unión Europea en parámetros que rondan el 15 % de su población (68 millones de personas). España se sitúa en los primeros lugares de la lista de países con mayor número de pobres con un 19% de españoles por debajo del umbral de pobreza. Pero lo que resulta aún más alarmante es que la aplicación de sus “remiendos sociales” -las transferencias sociales en sus diversos formatos- sólo logra bajar el índice en 4 puntos -del 23 al 19%- mientras que en Suecia se rebajan 17 puntos y en Inglaterra 12, lo que da una idea de lo débil de nuestras políticas sociales y la extrema “delgadez” de nuestro supervalorado “Estado del Bienestar”.

Canarias es la comunidad con el índice de pobreza relativa más elevado del Estado Español y, al mismo tiempo, una de las que más dinero ha recibido de los fondos europeos. Los datos de la pobreza en Canarias no reflejan sino una realidad mil veces escondida e irremediablemente unida a los procesos de acumulación de capital que están configurando nuestro territorio y nuestra sociedad. El 20.8 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza, una décima más que en 2001, y 24 de cada 100 corre el riesgo de engrosar sus filas. Sórdido panorama aun sin entrar en cuestiones como la elevadísima tasa de paro, la carestía de la cesta de la compra, la vivienda, un sistema asistencial destartalado, una educación lastrada por la privatización y la Iglesia…

Por otro lado, si observamos los mecanismos que se han articulado para beneficio del empresariado, no sorprende que en Canarias se hayan creado en el período 1995-2003 cerca de 35.000 empresas y menos aún que casi 10.500 de las mismas –un 30%- no cuenten con ningún trabajador asalariado. Un dato, uno de los requisitos indispensables que deben cumplir las empresas o sociedades para el cobro de subvenciones “ultraperiféricas”, gozar de exenciones fiscales, aduaneras, etc. en este paraíso adánico –que diría Ramón Pérez Almodóvar- es estar registradas en el terruño. Curioso efecto llamada para proteger “lo nuestro”.

La RIC (Reserva de Inversiones de Canarias) y toda la ingeniería financiera al servicio de la evasión fiscal y el enriquecimiento inmoral que el mismo Gobierno de Canarias ha patrocinado y organizado, ha contribuido a que un 0.2% de los canarios posea más del 40% del capital circulante mientras al otro lado de la balanza hay 400 000 canarios que las pasan canutas para comer. No se pueden perdonar billones de pesetas en impuestos a los empresarios y pretender que creamos que se lucha contra la pobreza, simplemente no es posible. Por eso, y a pesar de que se pasó del 50 al 60% de la renta media como umbral de la pobreza relativa en Canarias, ahora existen más pobres que hace cuatro años pero seguro que menos que dentro de otros cuatro.

La escasa preocupación por la justicia social y la erradicación de las desigualdades contrasta con la tenaz lucha emprendida por Coalición Canaria y allegados -PP y PSOE- para que la UE permita prorrogar estos escandalosos artilugios fiscales el tiempo suficiente que posibilite una materialización de los capitales depositados en condiciones aún más ventajosas. Un escuálido porcentaje del PIB dedicado a gasto social y una intrincada y clientelar red de organizaciones privadas encargadas de su gestión son los rasgos característicos de un raquítico sistema asistencial que se ha manifestado insuficiente e incapaz. A pesar de que Adán Martín prometió que antes del verano de 2005 se aprobaría en el Parlamento la tan cacareada “ley de la Renta de Inserción Canaria” que tildó como pionera en el Estado Español, aún hoy, en enero de 2006, sigue sin ser aprobada y es objeto de controversia de los agentes sociales como demuestra el dictamen 6/2006 del Consejo Económico y Social de Canarias; incluso CCOO amenazó con impugnar los presupuestos del 2006 si a la futura ley no se le dotaba con las partidas económicas necesarias para su desarrollo.

Ya Manuel Hermoso, ex presidente de Canarias y militante resucitado de Coalición Canaria, redactó el “ambicioso" Plan de Integración Social contra la Pobreza y la Exclusión en Canarias 1999-2008, los resultados están a la vista: más pobres y más excluidos. Ahora Adán Martín y el “converso” José Carlos Mauricio han conseguido, además, que los trabajadores canarios sean los que más horas trabajen y los que menos cobren, tan poco que en algunos casos su sueldo no les da ni para el alquiler de la casa.

Ya se sabía, siempre habrá ricos y pobres… mientras gobiernen los ricos

[Rebelión, 07-01-2006] 

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