Derrida, fuera de campo
(por Philippe Tacoronte)
Arena Libros (2004) nos ofrece un compendio de textos inclasificables en torno a los problemas y debates que el filósofo Jacques Derrida planteó a la directora de otra de las películas dedicadas a su personaje de padre de la deconstrucción. Por otra parte, Derrida (1999) muestra al filósofo sefardita-argelino-francés caminando por Toledo, Almería, California, Argel, en sus seminarios sobre el perdón o en las palabras de su amigo Jean-Luc Nancy.
El libro, titulado Rodar las palabras, es el diario de abordo de una película que se sostuvo como batalla irreconciliable entre la imagen y la palabra. Los testimonios y apuntes de la directora, la egipcia Safaa Fathy, son el relato tortuoso de una serie de viajes con un actor que, incombustible en la discusión y la complicación interrogativa, se opone a que le secuestren la imagen, a quedar convertido en un mero personaje y excusa estética, y que al mismo tiempo mantiene el compromiso, no ajeno al narcisismo ya por él tematizado, de ser filmado con la esperanza de que su imagen le envíe hacia otro que no sea él. Ser una vez más sorprendido por la diferencia, de sí fuera de sí.
Safaa Fathy se pregunta angustiada en un momento del trabajo, tras enterarse de que Derrida no quiere sentirse obligado a hablar y que por eso no dirá nada en el documental-película: ¿qué clase de locura supone rodar a un hombre de palabra, un filósofo, que decide aparecer en silencio ante la cámara?. Pero la lógica de lo imprevisto logra que Derrida por fin se suelte y vuelva a hablar sobre su preocupaciones: el perdón, lo intraducible, la diferencia sexual, la hospitalidad, la escritura e incluso la pervivencia y el sentido de la diferencia de idiomas en la televisión del futuro.
La deconstrucción siempre quiso estar dentro y fuera a la vez, desmontando el legado metafísico de occidente y a la vez cuidando fielmente de la letra de sus textos, un pensamiento más allá de la contradicción dialéctica, donde el perdón no significa olvido, sino don. Así también, la entrega de las imagenes en las que Derrida dice no reconocerse, dentro de la película, pero obrando en ella como un virus que señala todo lo que queda fuera de campo, fuera de la cámara, en el espacio del secreto; como sucedía a los marranos del XVI que tuvieron que esconder su judaísmo en clandestinidad, y de los que Derrida se siente familiarmente próximo.
Arena Libros (2004) nos ofrece un compendio de textos inclasificables en torno a los problemas y debates que el filósofo Jacques Derrida planteó a la directora de otra de las películas dedicadas a su personaje de padre de la deconstrucción. Por otra parte, Derrida (1999) muestra al filósofo sefardita-argelino-francés caminando por Toledo, Almería, California, Argel, en sus seminarios sobre el perdón o en las palabras de su amigo Jean-Luc Nancy.
El libro, titulado Rodar las palabras, es el diario de abordo de una película que se sostuvo como batalla irreconciliable entre la imagen y la palabra. Los testimonios y apuntes de la directora, la egipcia Safaa Fathy, son el relato tortuoso de una serie de viajes con un actor que, incombustible en la discusión y la complicación interrogativa, se opone a que le secuestren la imagen, a quedar convertido en un mero personaje y excusa estética, y que al mismo tiempo mantiene el compromiso, no ajeno al narcisismo ya por él tematizado, de ser filmado con la esperanza de que su imagen le envíe hacia otro que no sea él. Ser una vez más sorprendido por la diferencia, de sí fuera de sí.
Safaa Fathy se pregunta angustiada en un momento del trabajo, tras enterarse de que Derrida no quiere sentirse obligado a hablar y que por eso no dirá nada en el documental-película: ¿qué clase de locura supone rodar a un hombre de palabra, un filósofo, que decide aparecer en silencio ante la cámara?. Pero la lógica de lo imprevisto logra que Derrida por fin se suelte y vuelva a hablar sobre su preocupaciones: el perdón, lo intraducible, la diferencia sexual, la hospitalidad, la escritura e incluso la pervivencia y el sentido de la diferencia de idiomas en la televisión del futuro.
La deconstrucción siempre quiso estar dentro y fuera a la vez, desmontando el legado metafísico de occidente y a la vez cuidando fielmente de la letra de sus textos, un pensamiento más allá de la contradicción dialéctica, donde el perdón no significa olvido, sino don. Así también, la entrega de las imagenes en las que Derrida dice no reconocerse, dentro de la película, pero obrando en ella como un virus que señala todo lo que queda fuera de campo, fuera de la cámara, en el espacio del secreto; como sucedía a los marranos del XVI que tuvieron que esconder su judaísmo en clandestinidad, y de los que Derrida se siente familiarmente próximo.
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Philippe Tacoronte -
Yupanqui -
Philippe Tacoronte -
perera -
Fernando: -
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