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Amenábar supera (nuevamente) lo insuperable

Amenábar supera (nuevamente) lo insuperable (por magacín66)

Mucho se ha hablado en los últimos días (y se sigue hablando) acerca de Alejandro Amenábar y acerca de su última película ‘Mar adentro’, abriendo los medios de comunicación un debate sobre el tema de la eutanasia. Y son muchísimas las críticas y elogios que está recibiendo esta cinta, tanto a nivel de crítica como a nivel de público. Y es que, efectivamente, Amenábar ha realizado (otra vez) una gran película... su mejor película.

A ‘Mar adentro’, cinematográficamente hablando, no se le puede pedir más: todas las interpretaciones están espléndidas y, en el caso de Javier Bardem está insuperable; los diferentes aspectos técnicos y artísticos, como el maquillaje, la fotografía, la música o el montaje, por citar sólo algunos, son impecables; y en cuanto a la historia, un guión escrito por Amenábar y el grancanario Mateo Gil, creo que está contada, de una forma muy ágil e inteligente, sin caer en el típico panfleto de telefilme de sobremesa. Creo que ‘Mar adentro’ es una de las mejores películas que he visto en mi vida, aunque comprendo que está afirmación la estoy haciendo en caliente y la experiencia me dice que lo correcto es dejar pasar unos años para decidir si realmente es tan buena como en un principio parece; sobre todo, en este caso, que al ser una película que toca emocionalmente, uno puede caer en la sobrevaloración.

Pero con este artículo quisiera recordar que antes de ‘Mar adentro’ (2004), Alejandro Amenábar rodó otras tres grandes películas: ‘Los otros’ (2001), ‘Abre los ojos’ (1997) y ‘Tesis’ (1996).

Podría decirse que Amenábar se dio a conocer al público la noche de entrega de la XI edición de los premios Goya, justamente el 25 de enero de 1997. Esa noche, el trabajo de este debutante dio la sorpresa y arrasó consiguiendo 7 estatuillas (de las 8 a las que optaba) por una película que, estrenada hacía más de medio año, había pasado por la cartelera, como suele pasar con muchísimas producciones españolas, sin pena ni gloria. Incluso a mí, que por aquel entonces iba todas las semanas al cine, se me escapó, y eso que siempre solía ver cine español, pero claro, una película española de un director y actores desconocidos, no aguanta más de una semana en cartel, por lo menos aquí, en Las Palmas.

Creo que fue la primera vez que los premios Goya repercutieron en la taquilla. ‘Tesis’ se volvió a estrenar, recaudando mucho más de lo que obtuvo en su estreno inicial. Pero dejando el anecdotario Goya a un lado, la cinematografía de Alejandro Amenábar tiene varios matices destacables que se han repetido a lo largo de todas su cinematografía y que han hecho que las suyas sean grandes películas.

Por un lado, lo que podría denominarse “la construcción”. Amenábar construye sus películas cuidando absolutamente todos los detalles, no dejando nada al azar y creando un todo donde todas las partes que lo conforman están entrelazadas. Esto, que en principio no debería tener mención especial, dado que cualquier realizador intenta construir lo mejor posible sus películas, hay que valorarlo, ya que Amenábar no sólo lo intenta sino que lo consigue y, además, en todas sus películas. Destaco la construcción de ‘Abre los ojos’, un insólito film, donde se mezclan, hasta rizar el rizo, realidad y sueño. Amenábar juega con los sueños forzando la situación hasta un límite más allá de lo habitual, pero hasta un momento considerable, que no llega a ese punto de no retorno de muchísimas películas de suspense y de terror, donde después de entremezclar sueño y realidad se pierde el norte de tal forma que ni el propio director ni sabe ni puede salir airoso de esa situación, remachando la película con un final sin sentido, con la disculpa de que en el cine de este género se permite cualquier cosa. Pero no me puedo olvidar tampoco de las construcciones de ‘Tesis’ y ‘Los otros’, donde, por ejemplo, en este último caso, cada plano de la película tiene sentido, no hay ninguna secuencia de relleno y Amenábar crea una atmósfera propia que te va llevando hasta ese final inesperado...

Por otro lado, las temáticas han sido suficientemente interesantes e inquietantes como para engancharme... a mí y al público en general. Temas tan dispares y diferentes como las snuff-movies, la eutanasia, la alienación y la criogenización. Temas que a pesar de no tener nada que ver entre sí, todos tienen algo en común: la muerte. Sí, las cuatro películas de Amenábar tratan directa o indirectamente este tema.

Amenábar es además un director de actores. Con esto quiero decir que cuida mucho las interpretaciones dejando poco (o nada) a la improvisación. Y eso se nota en actores o actrices que tienen, a la hora de rodar con Amenábar, una importante carrera cinematográfica a sus espaldas, como han sido los casos de Ana Torrent, Nicole Kidman o Javier Bardem, que los vemos hasta diferentes... mucho mejor de lo que habitualmente ya interpretan. Es que, sin quitar mérito a los actores y actrices que han rodado con Amenábar, no puede ser casualidad que todas las interpretaciones estén siempre estupendas.

Con ‘Mar adentro’, Amenábar ha vuelto a superarse a sí mismo. Recuerdo perfectamente el día que fui a ver ‘Abre los ojos’. Al final de la película, totalmente extasiado no pude más que asentir cuando mi acompañante dijo algo así como que la película había sido una pasada y que Amenábar había puesto el listón muy alto para su próximo trabajo. De hecho, con esa película ya había superado a su excelente y premiada ópera prima. Efectivamente, unos años más tarde, volvía a superarse a sí mismo con ‘Los otros’, lo mismo que ahora ha vuelto a hacer con ‘Mar adentro’, que supera nuevamente todo lo que, hasta hace solamente unos días, creía insuperable.

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