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Trapera

UD Las Palmas: símbolo de la ciudad aluvional

(daniel bellón)

Esta tarde me encontré en Trapera un texto de JoseMB, que pueden ver justo debajo de este, relativo al descenso de la Unión Deportiva Las Palmas. Con su socarronería habitual, Jose desmonta toda una colección de tópicos y actitudes de nuestras fuerzas vivas alrededor del fútbol y en comparación con otros aspectos de la vida económica y social isleña. Calentado por este magnífico texto, hice un comentario en plan "venga: más leña al mono...", pero después me he quedado pensando. Y de esa mala costumbre, lo que sigue.

Mi pregunta de partida fue/es ¿Porqué la UD Las Palmas tiene la fuerza simbólica que tiene efectivamente en la ciudad de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria, e incluso en buena parte del Archipiélago? A fin de cuentas, estamos hablando e un equipo de futbol, simplemente, que lleva muchos años fuera de la élite del balompié nacional e internacional... ¿Porqué, sin embargo, tras casi veinte años o más de decadencia, la UD Las Palmas estimula de esa manera el imaginario colectivo?

Porque gústenos o no el futbol (a mí ni me enfría ni me calienta) no podemos omitir que la pasión social alrededor del "equipìllo" existe. Podemos discutir si semejante energía no podría dedicarse a tareas más beneficiosas para la colectividad. Pero el hecho está ahí.

Voy a avanzar un par de ideas al respecto, y alguna conclusión.

La UD Las Palmas, según he leído, surge de la unión de diferentes clubes pequeños, muy representativos de diferentes zonas de la ciudad. El nombre de Unión Deportiva, no es en vano, y esa conciencia de esfuerzo por concitar voluntades en favor de un objetivo más grande parece muy fresca en el aficionado grancanario, especialmente enun territorio donde estas iniciativas de unidad son extremadamente difíciles, donde nos tira más lo fragmentario, la cuadrilla, como puede ver cualquiera que le eche un ojo a las páginas de cotilleo político de nuestra prensa, o como sabe en propia carne cualquier persona que haya participado activamente en la izquierda canaria. La UD fue una excepción, y una excepción exitosa.

Y esta excepción surge en un momento en que la ciudad que conocemos empieza a andar. Recuerdo haber leído que, a mediados de los años sesenta, Santa Cruz de Tenerife era aún más grande, tenía más habitantes que Las Palmas de Gran Canaria. La ciudad de Las Palmas que hoy conocemos es fruto de una brutal expansión a partir de esos finales Sesenta y los Setenta: una ciudad de aluvión, donde es difícil encontrar a alguien de mi generación (40 tacos, jode pero es así) que tenga una madre o padre nacido en la ciudad. Casi cabría decir que mi generación es la primera gran promoción de citadinos, de capitalinos de Las Palmas de Gran Canaria, porque sus padres habían bajado de Tejeda, de Guía... o fueron venidos de Lanzarote, de Fuerteventura, del Hierro, de la península, La India, Siria, Alemania... La ciudad explota urbanística y demográficamente justo a la vez que empiezan los primeros triunfos de la Unión Deportiva, su primera época dorada.

Y el club se convierte enla referencia común necesaria para una ciudad de gentes venidas de todas partes, una ciudad que no tiene un patronímico claro, o al menos, usado ¿Como se llaman los nacidos en Las Palmas de Gran Canaria: palmenses? ¿quien ha visto esa palabra alguna vez en alguno de nuestros períodicos locales?. ¿O es otro? Ni siquiera hay un nombre despectivo propio. En Tenerife, los chicharerros son los santacruceros, los capitalinos. Un lagunero no es chicharrero. Ni siquiera el despectivo (perdón, cariñoso) "canarión" nos vale, porque se aplica a los nacidos en la isla, no sólo a los capitalinos... A la gente mía de aquí siempre los he oído autodenominarse "canarios", hijos de la Isla de Canaria. Pues bien, no se tendría nombre, pero, amigo, equipo de fútbol sí que se tenía, y bien bueno.

Y compuesto por isleños que, además, jugaban de una manera "diferente" al futbol que se hacía en la península, y esa era una diferencia (un hecho diferencial) de la que se podía hablar e incluso escribir, sin tener detrás a la Brigada Político Social.

Creo que la Ud Las Palmas sirvió de aglutinante y de bandera colectiva en el momento en que la ciudad vivía su expansión hacia la gran urbe y una época peculiar de desarrollo económico y apertura, con su Catalina Park, su canódromo, su pista de hielo...inclusive su boom de narradores. Y que se relaciona al club con una cierta visión de lo mejor de nosotros mismos como colectividad, y que de ahí viene el agarrarse con pasión a unos colores con esa carga simbólica, pese a los dos últimos decenios de ruína, choteo y mangoneo.

De la situación actual espero que la colectividad que vive la UD tan intensamente, saque algunas conclusiones sobre nuestros propios males sociales: nuestra propia cultura del pelotazo (y no me refiero ahora a sacarla rapidito de la defensa), de la desverguenza de nuestros representantes socio-políticos, y nuestra obsesión social por la mera apariencia, por lucir aunque no haya nada debajo. Ojala fuese útil este descenso, tan amargo para tantos de mis vecinos, para aprender algo más que a chillar pío, pío...

4 comentarios

orlando -

recalcando la opinión de Agustin quiero puntualizar una serie de cosas...parece que desde el mundo de la cultura a veces se ha tenido a bien atacar al futbol y yo creo que entre eso y mittificarlo hay un camino intermedio. El futbol es un deporte que como ya dijo alguien por ahí fue en sus orígenes de izquierdas,sí de izquierdas. Gente de cualquier clase sólo necesitaba algo que patear y un grupo de gentes con las que compartir un rato...alejado de los deportes como el golf necesitados de caros equipos . En cuanto a las Palmas yo, como otros muchos, tengo como uno de los recuerdos de mi niñez estar en el Insular con mi padre viendo jugar al Equipo. Toda sociedad necesita espacios(fisicos o sentimentales) donde reunir sentimientos y unificarlos...algunas veces es un parque o un edificio emblemático, otras unos perros en los que de chicos nos montavamos cuando ibamos a un parque y otras un equipo...

daniel -

A Agustín: es que el futbol existe, y no pensar sobre la realidad conduce a la ceguera. Yo no soy muy futbolero,soy más de basket y ciclismo. Las crónicas ciclistas en ocasiones son cuentos extraordinarios, narraciones llenas de épica y valor. En cuanto al futbol, si Galeano pudo escribir su fantástico "El futbol", está claro que el tema no se puede despreciar. (O la fantástica historia del Dinamo de Kiev, que cuenta en "Días y noches de amor y guerra". Creo yo que habría que reflexionar hasta que punto la sociedad canaria se parece a la UD y si no corremos el riesgo colectivo del "descenso", si no se toman medidas, si la colectividad no toma conciencia.

A Philippe: Buen apunte. Habría que añadir todo lo que supuso el nacimiento de la "Ciudad alta" (Schamann, etc) durante los 60.

Philippe -

El aluvión vino primero a La Isleta, espacio identitario clave de la ciudad de Las Palmas, a la sombra del puerto. Gentes de Lanzarote y Fuerteventura se instalaban ya a comienzos de siglo y hay muchos abuelos de sesenta y setenta años que ya habían nacido en Las Palmas. Y es interesante preguntarles por su concepción de la ciudad, por lo que llamaban "Las Palmas" y cómo veían a la gente de los riscos. Breve apunte, nada más.

AGUSTIN BETHENCOURT -

Hay una cierta tendencia en las personas interesadas por el mundo de la política y de la cultura (sobre todo en este último caso) a hablar siempre en términos despectivos del fútbol (como si sólo se tratara de comida para ignorantes, sin más).
Hace meses que vengo rumiando sobre lo que ocurre en torno a la Unión Deportiva, y ahora veo que este es un sentimiento muy extendido. Todos nos estamos preguntando: ¿qué ha pasado?
Para mí la Unión Deportiva son recuerdos de la infancia: es la voz de Segundo Almeida cantando las alegrías del equipo, ver a mi padre riendo a mandíbula batiente con cada gol... Supongo que a muchos les pasará algo igual o parecido.
Y en estos recuerdos estábamos y haciéndonos preguntas sin respuesta a la vista, cuando nos encontramos con el artículo de Daniel Bellón. Sólo puedo decir una cosa: gracias. Con este tipo de análisis dignificamos nuestra existencia (la de tanta gente que, sinceramente y al margen de las extrañas maniobras de nuestro impotente empresariado, se siente unida a su vecino y al del barrio de al lado a través de este símbolo que es la Unión Deportiva). Lo que viene ahora, aún no lo sabemos; pero la reflexión,
que no falte.