Millares en Las Palmas
(daniel bellón)
Vuelve Manolo Millares a su tierra, con una exposición en elCAAM que ya ha dado la vuelta al mundo: "Luto de Oriente y Occidente". Millares, además de ser uno de los creadores que con mayor fineza se sumergió en los vericuetos de la identidad canaria, sin renunciar a un ápice de su modernidad y su radicalidad creadora (más bien al contrario), fue un luchador firme por la libertad, y muchos en Canarias recuerdan su figura y su actitud valiente, de creador implicado en las luchas de su pueblo. La noticia de la exposición me recordó un poema de Lázaro Santana, escrito en los años 70, y que cierra su "Cuaderno guanche". Aquí va:
COLGADA EN MADRID
EN el Museo Español de Arte
Contemporaneo --muestra
de cuanto deleznable han hecho
los artistas hispanos en los últimos
decenios--hay, como excepción, un cuadro
de Manolo Millares, titulado
Asesinato del Amor. Se trata
de una arpillera roja,
negra y blanca, cruzada
por el relieve tumultuoso
de un personaje caído.
El pintor quiso allí plasmar la angustia
de un ser deteriorado
por la violencia: mutilada
su identidad, sombra de nadie, el cuerpo
está desvalijado de su rango
humano: el hierro, el fuego invasores,
han transformado su basura
informe en ese bulto
hundido y humillado. Qué distante
de esta figura sus paisanos,
la tierra donde asirse. Vive, pero
cuanto contaba en su existencia
--honor, deseo, fe, alegrúa--
es un borrón bajo la sangre
seca: la dignidad acribillada,
oprobio que no cesa.
Cuando Manolo se propuso
ejecutar esa pintura,
no faltaban modelos
a su alrededor (todos
los coloniales son precisos
modelos de hombres rotos). Sin embargo,
aquel muñón ensangrentado evoca
la momia de un nativo isleño
prehispánico. Colgada ahora
en Madrid, es memoria que recuerda
el exterminio de una raza
(1976)
Sarcófago para Felipe II
Vuelve Manolo Millares a su tierra, con una exposición en elCAAM que ya ha dado la vuelta al mundo: "Luto de Oriente y Occidente". Millares, además de ser uno de los creadores que con mayor fineza se sumergió en los vericuetos de la identidad canaria, sin renunciar a un ápice de su modernidad y su radicalidad creadora (más bien al contrario), fue un luchador firme por la libertad, y muchos en Canarias recuerdan su figura y su actitud valiente, de creador implicado en las luchas de su pueblo. La noticia de la exposición me recordó un poema de Lázaro Santana, escrito en los años 70, y que cierra su "Cuaderno guanche". Aquí va:
COLGADA EN MADRID
EN el Museo Español de Arte
Contemporaneo --muestra
de cuanto deleznable han hecho
los artistas hispanos en los últimos
decenios--hay, como excepción, un cuadro
de Manolo Millares, titulado
Asesinato del Amor. Se trata
de una arpillera roja,
negra y blanca, cruzada
por el relieve tumultuoso
de un personaje caído.
El pintor quiso allí plasmar la angustia
de un ser deteriorado
por la violencia: mutilada
su identidad, sombra de nadie, el cuerpo
está desvalijado de su rango
humano: el hierro, el fuego invasores,
han transformado su basura
informe en ese bulto
hundido y humillado. Qué distante
de esta figura sus paisanos,
la tierra donde asirse. Vive, pero
cuanto contaba en su existencia
--honor, deseo, fe, alegrúa--
es un borrón bajo la sangre
seca: la dignidad acribillada,
oprobio que no cesa.
Cuando Manolo se propuso
ejecutar esa pintura,
no faltaban modelos
a su alrededor (todos
los coloniales son precisos
modelos de hombres rotos). Sin embargo,
aquel muñón ensangrentado evoca
la momia de un nativo isleño
prehispánico. Colgada ahora
en Madrid, es memoria que recuerda
el exterminio de una raza
(1976)
Sarcófago para Felipe II
1 comentario
Raquel -
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Gracias :)