500 años y repetición
(por P. Tacoronte)
Leo un artículo en El País del famoso escritor Mario Vargas Llosa y quedo asombrado. Una soflama a duras penas controlada contra Hugo Chávez y Evo Morales. Los acusa el escritor peruano de "racistas", "nacionalistas" y lo peor, "bárbaros", sirviéndose del terrible argumento del estilo "todavía a estas alturas en el siglo XXI", a saber, esa ideología del progreso que, como mostró Walter Benjamin (en 1940, huyendo de los nazis), ha legitimado en el siglo XX las peores catástrofes.
Así, resulta que dos representantes de grupos humanos excluidos y marginados durante siglos, condenados en tiempos de la conquista como infrahombres, cuando se atreven a exigir ser tratados con la misma dignidad que proclaman los antiguos amos en documentos como "La Declaración Universal de los Derechos Humanos", son tildados de "racistas". Está claro que esta operación sólo puede hacerse como ocultamiento sistemático de la memoria histórica de las oprimidos. Aquí no importa perder la elegancia literaria, como el francés Villepin, a quien leer al poeta Mallarmé no le impidió declarar el Estado de Excepción en localidades francesas amenazadas por los disturbios de los jóvenes humillados por otro "civilizado" político.
Vargas Llosa ataca el nacionalismo con una simpleza asombrosa. Deja de lado lo que significó el término "nación" en la Revolución francesa o el protagonismo que tiene el Estado-Nación en el debate político actual, desde la guerra imperialista a los movimientos soberanistas presentes en la propia Europa. Parece escapársele a Vargas que el nacionailsmo es un fenómeno complejísimo, que ha dado lugar a movimientos históricos de signo absolutamente contrario, tanto opresor como liberador. Tanto la violencia como la resistencia a la violencia siguen asociadas, como en la fundación de la Modernidad, al concepto de "soberanía". Hacer la complejísima genealogía de la "nación" requiere al menos no olvidar que unas cuantas naciones siguen tomando decisiones acerca de aquellos a los que se deja pasar o se olvida sobre las alambradas, sin derecho, sin papeles, sin ciudadanía. Precisamente las más civilizadas y supuestamente menos racistas.
Así que a día de hoy siguen vivas las peligrosísimas distinciones entre "civilizado" y bárbaro", y lo más terrible, se siguen empleando para descalificar injustamente a los nietos de aquellos que en 1492 se llamaba de ese modo. Por tanto no sólo a ellos se descalifica, sino a su herencia también. ¿Es que no ha calado nada 50 años de pensamiento crítico en la propia Europa? ¿No se han enterado que la Europa culta pudo producir la barbarie? ¿No es ya barbarie que Europa se blinde indiferente ante "el inmenso Auschw¡tz que es África", según palabras de Imre Kertész, superviviente él mismo de Auschwitz?
Y luego en el artículo de Vargas la larga lista de sobreentendidos sobre lo que se considera "bueno" y "malo" en política económica. El liberalismo no aparece ahí como convivencia de lo distinto, en su frialdad individualista, sino como dogmatismo del único camino posible. La helada burguesa que nada quiere escuchar sobre los efectos políticos de la compasión y la solidaridad.
Si no es desde una terrible desconfianza en el prójimo, y por tanto en sí mismo, al estilo Hobbes, no sé cómo se explicarán eso. Mientras tanto, en algunas zonas de América, la verdad sigue estando enlazada a la esperanza.
17 comentarios
CONCIENCIA -
No te conformes Ivan. Pelea, patalea, grita. No sigas a nadie sino a ti mismo. Se fuerte. El fuerte siempre va solo. Pero el fuerte tiene la mayor de las responsabilidades y es ponerse al servicio de los demás, pero, claro, desde el inconformismo y la lucha.
Por cierto, contestar es equivalente a ser considerado y respetuoso con los demás. Gracias por enseñarme.
Iván -
Saludos
CONCIENCIA -
Iván -
Y por cierto, también tú te has pasado tu buen rato sentado delante del ordenador, ¿no?
Un saludo
CONCIENCIA -
Para terminar, decirte que es un placer hablar contigo.
Tacoronte -
CONCIENCIA -
Justicia y Libertad -
daniel -
hideyoshi -
Tacoronte -
Iván -
Uri Geller -
hideyoshi -
Iván -
Una proppuesta, Philippe, qué te parece enviar tu texto a El País? A su sección de cartas al director? Yo creo que lo publicarian (o desaparecería igualmente a mis ojos el rescoldo de dignidad que le queda al periódico) y es incluso posible que el propio Vargas se avenga a esplicarse...
Un abrazo
Anónimo -
Fernando -