¿ES REIMPLANTABLE EL DEDO DE DIOS?
Debo reconocer que no estoy en forma. Últimamente voy siempre en dirección prohibida. No sintonizo. Podría coger la calle de en medio o, al menos, intentarlo. ¿Usted qué opina?
A Dios se le fracturó (pensando bien) el dedo índice de Risco Partido, nombre primigenio, poco usado excepto en la cartografía, como podemos observar en el Gran Atlas de Canarias, de Editorial Interinsular Canaria, 1ª edición: julio 1997, pág. 150, Escala 1/50.000. Recuerdo que al recibir el volumen del G.A.de C., volumen por otra parte muy interesante, hablé telefónicamente con los responsables de la edición para indicarles un pequeño error observado por mí en el trazado de la Carretera del Centro en Gran Canaria, entre los km. 1 y 6 aproximadamente, desde la capital a Tafira Baja. Luego pasamos a comentar la doble denominación del singular y atractivo roque de Agaete y decía mi interlocutor: -“Somos los primeros que editamos un mapa de El Dedo de Dios con su verdadero nombre: Roque Partido”. Bien está lo que está bien; pero mejor lo que está muy bien, o sea, completo; sin embargo resulta que ni en los mapas ni en el Índice de Topónimos del G.A. de C. aparece el nombre de raigambre popular por el que, desde su creación por Domingo E. Doreste, Fray Lesco, se conoce el roque marino de Agaete: El Dedo de Dios.
Agreguemos a lo dicho, y sin que adjudiquemos relación de concausa alguna, que hemos leído en la revista de Iberia “Ronda magazine” (a la que, por cierto, le observamos un Sumario muy deficiente e ilustraciones confusas en las que Canarias aparece enmarcada sobre Argelia), correspondiente al mes de abril de 2005, pág. 160, el siguiente texto: “Impresionante paisaje de El Dedo de Dios en el Parque Nacional de las Cañadas del Teide (Tenerife)”; como fondo una magnífica foto de la costa norte de Gran Canaria y, sobresaliendo de forma destacada sobre las montañas (muy buena foto, sin duda), El Dedo de Dios. Magnífico gol el que tuvo que encajar don Fernando Conte, Presidente del Grupo Iberia, endilgado por el Grupo Zeta. Para ser sinceros, la revista cumplió: en el número siguiente, en mayo, la también pág. 160 aclaraba el motivo de la ¿errata? con las siguientes palabras: “La confusión y posterior errata se deben a un cambio de fotografía: en un primer momento la imagen escogida correspondía al conocido como Dedo de Dios situado en el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, en Tenerife...”, bla, bla, bla. ¡Magnífico despeje a córner y segundo gol encajado por don Fernando!, pues en las susodichas Cañadas no existe ningún roque que se denomine así. Existen, sí, varios roques denominados los Roques de García, y que sepamos García aún no es dios. ¡Vamos!, que querían hacernos comulgar con ruedas de molino.
Quien hace una hace ciento. Y si no, comprueben cómo la isla de San Borondón ha cambiado su ubicación, al igual que el Dedo de Dios, que ahora existe sólo en las Cañadas del Teide, conforme Grupo Zeta scripsit. Es lo que en política se denomina una muerte oportuna. ¿No les parece una coña? Como decíamos, la isla de San Borondón ha pasado por obra y gracia del Servicio de Cartografía tinerfeño a situación septentrional, pues con motivo de las mediciones de las microislas subterráneas, en torno a Tenerife, para evaluar el crecimiento volcánico submarino, les han dado nombre a tales protuberancias y a una de ellas la bautizaron con el nombre de San Borondón. O sea, todo para mí por si acaso. Dentro de unos lustros, al leer la geografía de Canarias, aprenderemos que la Ignota se halla al norte de Anaga (no al oeste, donde siempre fue románticamente ubicada) y el Dedo de Dios (por su número, más bien las manos), en las Cañadas. En Gran Canaria complacencia y en Tenerife, gloria. Amén.
Situada ya la mediata razón de este escrito, pasemos a ocuparnos de la sustancia.. Procuraré ser breve.. Con motivo del paso de la tormenta Delta por Canarias. La parte más alta y débil de El Dedo de Dios, en Agaete, norte de la isla de Gran Canaria, se desprendió de raíz, hundiéndose en la escasa profundidad marina. El desconsolador evento afecta al sentimiento de todos los grancanari@s, mayormente a los habitantes de aquel municipio, y a muchos turistas canarios y foráneos que en su viaje por mar se deleitaban a la vista del emergente roque marinovolcánico.
Con posterioridad al triste suceso, hemos oído y leído muchos comentarios a favor y en contra de su reposición: que si la Naturaleza, que si la carestía, que si es materia muerta, que si representa la esencia de lo grancanario....Yo me pregunto si los que se oponen a su recuperación les han preguntado a los agaetenses lo que opinan sobre este delicado asunto. Por supuesto que todas las razones son intelectualmente respetables. Intentaré que mi opinión sea lo más objetiva y acertada posible.
Dejar que las cosas naturales queden como Natura las hizo es lo más sencillo, sobre todo si afecta a las obras realizadas por la mano del hombre. Si la barranquera destrozó el puente de Palo (Palastro) o el de Piedra (de Verdugo), en la capital grancanaria, dejémoslos como Natura quiso, pero eso será muy incómodo para trianeros y veguetenses. Seguramente el aciago día que la capital grancanaria se vea desbordada desde el norte por un temporal con fuerte reboso, perderemos la “barra” de la playa de Las Canteras; pero como, según cierto profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la barrera natural tiende a desgastarse por la acción abrasiva marina, hay que dejar que Natura realice su tarea. La mano del hombre no debe prevenir su desaparición. ¿Hay quién dé más? Bueno, siempre habrá quien diga que primero hay que atender a los enfermos de cáncer y a los hambrientos de Tercer Mundo. ¡Claro que hay que buscar soluciones a estos problemas. Pero ¿qué tiene que ver el rabo para correr? Dentro de unos pocos años nadie se acordará de la tormenta Delta 2005, pues entre tanto se habrán sucedido otras Delta dos mil Equis, “Y” griega y Zeta, y hasta es posible que los últimos habitantes del planeta Tierra se hayan residenciado en alguna luna de Marte; pero si no se repone el dedito divino hecho pedazos, Agaete, Gran Canaria y Canarias entera habrán perdido un atractivo visual, apreciado por tod@s (incluido el turismo, que algunas perritas deja), y ya nunca podrá decirse: “Si viajas a Gran Canaria por Agaete, observa El Dedo de Dios”. ¡Ojito! ¡Sí, ojito, o nos la darán con queso!, porque o mucho me equivoco o esta pérdida les importa bien poco a nuestros hermanos insulares no grancanarios, así como a las compañías de transporte trans, inter y extrainsular ¿Cuál es el problema? ¿Dinero? Si los pobres organismos oficiales de la ínsula grancanaria o del Gobierno de Canarias o del Estado español o de la UNESCO no tienen suficiente, estoy seguro de que las empresas receptoras de la RIC o bien otras empresas y ciudadanos aportarían conforme a sus posibilidades, al menos una vez, para contribuir a la recuperación del monolito aerosubmarino.
Que nunca más se diga que Gran Canaria es el nirvana aplatanado. A por todas... y nuestros nietos estarán orgullosos de sus antepasados. De otra forma, por muy cosmopolitas y universales que nos consideremos, sólo somos unos ilusos insulares, insolidarios con nuestros hermanos de Agaete y con nosotros mismos. No olvidemos que la caridad empieza por uno mismo. La dignidad no es prerrogativa de los héroes. La autoestima también es importante en la tareas más sencillas del quehacer cotidiano.
8 comentarios
Profesor Ruano-2 -
Como comprenderá, apreciado Andrés, mi adjetivación de "insolidarios" no tiene ninguna aplicación concreta ni práctica. Es más bien la expresión de un sentimiento: no deseo que la sangre llegue al río, perdón, al barranco. Un abrazo.
Profesor Ruano-1 -
Andrés 4 -
Andrés 3 -
Andres 2 -
Andres -
Andrés -
Julio A. García -
Y es que todos son uno y trino. Todas estas razones son contemplables y ninguna debe ser despreciada.
Sobre el error de localización, no creo que sea mano negra alguna; sino que se debe a que en Madrid algún joven y becado periodista, en su ignorancia, no ve más allá que la identifición de Canarias como Tenerife (ya se sabe que de lejos nos viene aquello de \\\"Tenerife y sus seis satélites\\\" de la Sra. Olivia Stone; las razones de esta identificación darían, sin duda, para otro artículo.
Yo diría que dejáramos pasar un tiempo, que, como sabemos, todo lo pone en su sitio, pero claro, esto tiene un doble peligro: el olvido y la indiferencia.