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S.P.A.M.: Su Publicidad A Mano

(por Miguel_AG)

En la actualidad se habla bastante de este fenómeno nacido como consecuencia de Internet, que se llama Spam y con el que se denomina al envío masivo (y abusivo) no solicitado de publicidad (y otros contenidos) a través del correo electrónico.

Aunque yo he sido víctima de este (moderno) fenómeno, quiero referirme a otros modos de Spam, que no son tan modernos y que nunca fueron denominados como tales, pero que lo son: por un lado el spam a través del correo tradicional y, por otro, el spam telefónico.

Gracias a que mis apellidos no son muy corrientes, a veces me llegan cartas con alguna falta de ortografía. Estas faltas demuestran cómo algunas empresas incumplen la Ley de Protección de Datos y transfieren a otras mis señas, ya que recibo cartas, normalmente con contenidos publicitarios, con las mismas faltas ortográficas, pero procedentes de otras empresas que (aparentemente) nada tienen que ver con las empresas originarias.

Ya ni me molesto en abrir los sobres que me llegan regalándome cosas. Si hago balance, en los últimos 20 años me he ganado 1 coche, 1 apartamento en la Costa Azul, 5 enciclopedias, 3 vajillas, 6 cuberterías y unos cuantos millones de pesetas. Hasta el momento, no he ganado ningún euro, ni me llegan tantas cartas de este tipo, ya que a raíz de la última vez que me mudé he cuidado mucho a quién le doy mis señas.

Por otro lado está el SPAM telefónico: llamadas de empresas, normalmente, de las que ya eres cliente, ofertándote nuevos servicios.

Auna me ha llamado, ya no recuerdo cuántas veces, para ofrecerme la Televisión por cable. Por un lado, estoy ya cansado de tanta llamadita para ofertarme este servicio (a ellos las llamadas no le cuestan nada y en cambio yo, cuando tengo algún problema técnico con internet, tengo que llamarlos a ellos a una línea 902). Pero hasta cierto punto, me hace gracia ya que yo ya tuve hace tiempo la televisión (en aquel entonces, de Canarias Telecom) y me di de baja porque era más cutre que una televisión a pilas (y nunca mejor dicho). ¿Cómo se explica que ellos la llamen “Televisión Digital” y la gran mayoría de los canales emiten en mono? ¿Digital mono? ¡Qué incompetencia! La revista mensual, que contenía la programación de los diferentes canales, me llegaba sobre el día 20 de cada mes; publicación imprescindible, ya que la información en pantalla se limita a la fecha y la hora. El Canal TCM (Turner Clasic Movie), de lo mejorcito de su paquete de cine, lo emiten en “dual”, es decir, por un canal, de los dos que tiene el stereo, emiten en cristiano y, por otro, en el idioma original de la película, normalmente, inglés. Yo, que oigo la tele a través de un equipo de sonido digital, “disfruto”, por partida doble, de James Stewart, Cary Grant y Katharine Hepburn en ‘Historias de Filadelfia’, ya que por un altavoz los oigo hablar en inglés y por el otro en español ¡a la misma vez!. Pero nada, ellos no sólo no lo entienden sino que me contestan que se emite en inglés para que los cinéfilos, a los que les gusta ver los grandes clásicos de la historia del cine, puedan disfrutarlo en V.O. ¿Y para qué quiero yo ver una película en V.O. si no ofrecen subtítulos? ¿No será que lo único que pretenden es acaparar también clientes extranjeros residentes en Canarias? Nada, tampoco entienden cuando les digo que el día que yo quiera contratar la televisión por cable, yo les llamaré... así que dentro de un par de semanas me volverán a llamar ellos... otra vez... y vuelta a empezar!!!

Otra de las empresas que me suele llamar para ofrecerme nuevos servicios es la entidad bancaria BBVA. Hace unas semanas estuve oyendo durante varios días consecutivos los mensajes que me dejaba un empleado en mi contestador. Estaba ansioso por localizarme; parecía que les debía dinero. Cuando por fin hablo con él, me explica que el motivo de la llamada era para ofrecerme un préstamo con unas buenas condiciones, por ser yo, según el BBVA, un buen cliente. Me pareció la tomadura de pelo más grande que me hayan hecho nunca. Lo único que pude contestarles fue que esperaba que esa ansia y ese interés me lo mostraran también el día que realmente a mí me hiciera falta solicitar un préstamo... ya que parece que ahora la decisión de contratar un préstamo es cuando el banco quiera y no cuando yo lo necesite...

También he recibido alguna que otra llamada de Movistar, de Telefónica, de UCI (Unión de créditos inmobiliarios) y durante un tiempo recibía todas las semanas una llamada para hacerme una encuesta por teléfono. ¡Ja! Los encuestadores me llaman por teléfono sin yo saber, aparte del número de mi teléfono, qué más datos tienen sobre mí, y pretenden que les conteste a preguntas cómo “¿Cuántos viven en su casa?”, “¿Cuántas cervezas toma usted a la semana?”, “¿Qué medios de transporte utiliza para desplazarse al trabajo?”, “¿Tiene usted conexión a Internet?”, “¿Trabaja de mañana, de tarde o de mañana y tarde?”... no les digo ni la marca de mis calzoncillos... quizás por eso han dejado de llamarme...

¿Quién de ustedes no ha recibido llamadas o correo de este tipo? Pues eso es el S.P.A.M., publicidad por un tubo sin ser solicitada y, encima, la mayoría de las veces, con recochineo...

1 comentario

ANTONIO A.M. -

A este artículo, me ustaría añadir, que hay muchos ciudadanos incredulos que suelen dar todos sus datos, incluso hasta su númerod e cuenta bancaria, y luego se encuentran con la desagradable sorpresa, que han comprado una enciclopedia o cualquier curso o a distancia que no necesitan. Y los más desagradable es que lo han financiado, sin tan siquiera haberse enterado, con lo cual le comenzarán a llegar cargos en su cuenta banacaria. Mucho cuidado.